Capítulo 6: "Te he echado de menos..."

13 2 0
                                    

Ya hacía una hora desde que me fui corriendo del campamento. Me largué por la rabia y vergüenza que sentí en ese momento al soltarle todo lo que pensaba a mi primo y al dejar que esos chicos me viesen llorar.

Me dedicaba a pensar y reflexionar sobre si debía perdonarle o no. Por un lado, había sido un cobarde y un egoísta al escapar y no contarnos lo que ocurrió en realidad pero, por el otro lado, solo lo hizo para protegernos y que no nos sintiéramos decepcionados ante él.

Como dijo Robin la noche anterior, le quería, y no podía ser tan dura con él después de todo.

Había tomado mi decisión, por lo que me dirigí con paso decidido al campamento para dejar las cosas claras y resolver este problema familiar que tenía entre manos.

Allí me esperaban todos, preocupados. Unos andando de un lado a otro y otros sentados junto al fuego con la cabeza gacha.

Sacando valor, andé rápidamente hasta John, que estaba sentado ya que todavía no se podía mover demasiado, seguida de las miradas de sus tres compañeros sorprendidos. Y, como si me lo hubiera estado guardando desde hace años, le di un buen tortazo en el lado izquierdo de la cara dejando una gran marca roja. El choque contra su mejilla pareció resonar en todo el bosque.

- Auch...- oí murmurar por detrás.

- Escúchame bien tú...- comencé- no vuelvas a hacerme una cosa así jamás. ¿Me has entendido? Jamás o sino ya sabes lo que te espera.

Mi primo me miraba desconcertado y asustado a la vez; como si no pudiera creer que su prima pequeña hubiera podido hacer tal cosa.

- Entonces...- dijo reaccionando con un brillo de esperanza- ¿me perdonas?

-Claro que te perdono idiota- finalicé con los brazos cruzados y una sonrisa de superioridad en la cara.

Me quedé aturdida cuando John me levantó por los aires en un gran abrazo.

- Gracias Ammy, ¡de verdad!- soltó antes de quejarse de dolor por las heridas.

- Cómo se nota que eres el mismo bruto de siempre...

- Entonces, ¿está todo arreglado?- preguntó Henry por detrás.

- Creo que sí- respondí sonriente.

-¡Bien!- añadió formando un abrazo grupal.

Y allí nos quedamos, felices y contentos celebrando la reconciliación entre mi primo y yo.

Ya era mediodía y me dedicaba a preparar la comida mientras Robin, Michael y Henry iban a buscar víveres y leña seca.

Yo seguía realizando mi trabajo cuando oí un golpe seco y un quejido molesto que venía de la caseta de John.

No pude evitar soltar una risa alegre al oirlo sabiendo que mi primo se había caído del camastro torpemente.

- Buenos días- saludé acercándome a la escalera para ayudarle a bajar.

- Buenos días Ammy - me sonrió.

- Tengo que ponerte unas vendas nuevas y revisar tus heridas- le recordé.

-De acuerdo, pero no hace falta que te preocupes tanto primita, estoy bien. -sonrió.

Sin hacerle caso le cogió del brazo y le sentó en un tronco cómodo. Buscó vendas nuevas, ungüentos y agua caliente y llevó todo junto a John.

Una a una fue recogiendo las vendas del cuerpo del chico después de que este se quitara su camisa vieja y sucia. Limpió bien las zonas afectadas con el agua y seguidamente esparcía los ungüentos sobre las heridas cuidadosamente. Volvió a envolver las peores heridas con las vendas limpias.

- Se me olvidó decirte que te compré una camisa nueva para que tiraras esta tan sucia que tienes ahí.- dijo poniendo cara de asco sin pretenderlo.

- No tenías por qué- dijo mirándola con cariño.

Corrió a por la camisa a su caseta y volvió para ayudarle a ponérsela. Para su suerte le quedaba perfectamente.

- Muchas gracias Amelie- agradeció dándole un beso en la mejilla sonrojándola.

Llegada la noche, subí con Johnny a su habitación para ayudarle a tumbarse en la cama sin hacerse daño.

- Te he echado mucho de menos...- murmuró mirándome entristecido.

- Yo a ti también- sonreí.

- No Amelie, de verdad que te he echado mucho de menos - dijo con los ojos llorosos- no se por qué fui tan cobarde para dejarte sola, a ti, mi prima pequeña, la persona más preciada de mi vida- sacó una sonrisa entristecida cogiéndome las manos mientras yo le miraba emocionada.

-John... No te atormentes tanto. Supimos apañarnos de alguna manera y mira dónde estoy ahora- reí.

- Ya pero...

- John ya está. Ahora todo está bien.- dije abrazándole. - Ahora a callar y duérmete que mañana nos pondremos al día que tengo que enseñarte todas las cosas que he aprendido, ¿de acuerdo?

-De acuerdo Ammy.

Y dicho esto me fui directamente a dibujar un rato a la luz de la fogata.

Estuve allí un buen rato, pensando en nuevas técnicas para las trampas y artilugios que tanto me gustaba crear.

- Buenas noches Amelie- me asustó Robin por detrás.- He pensado que sería buena idea enseñarte otras formas de ataque y defensa que no sean con un cuchillo oxidado- me ofreció con tono bromista.

- Que yo sepa ese cuchillo oxidado estaba en tu cuello el otro día.- contraataqué - Pero igualmente acepto tu propuesta.

- Perfecto, pues acompáñame al bosque donde también están entrenando Henry y Michael.

Dicho esto, nos fuimos entre los árboles hacia un claro con un pequeño lago en donde estaban esperándonos los chicos.

Mientras me preparaba para no hacerme daño, observaba cómo Henry corría de un lado para otro lanzando cuchillas a unas pequeñas dianas hechas de madera, y cómo Michael se dedicaba a lanzar su hacha a unos árboles alejados de nosotros.

- Toma.- me dijo entregándome una espada de madera.

La cogí con respeto, a pesar de estar hecha de madera, e imité su posición.

Estuvimos unas horas entrenando estocadas, bloqueos y trucos que me enseñaba el chico.

Al acabar, Michael y Henry ya se habían ido a dormir y nosotros ahora volvíamos al campamento dando un paseo.

- Robin...-susurré- gracias por haber vigilado a mi primo estos años, te estoy muy agradecida-sonreí agradecida.

-Ha sido un placer. Espero que esto no sea una despedida, nos gustaría mucho que os quedarais más tiempo con nosotros.

- Creo que podríamos quedarnos algunas semanas más...

- Eso está bien y...

- Pero me quedaré con una condición -empecé con una sonrisa de superioridad- tienes que enseñarme a utilizar el arco.

- ¿Qué? Y eso ¿por qué? -preguntó sorprendido.

- Nunca viene mal aprender a controlar otro arma que no sea la espada y tengo entendido que a ti se te da muy bien eso de las flechas- reí.

- ¿Eso de las flechas?- respondió con una carcajada.- Está bien, empezaremos mañana por la tarde, después de que te acompañe a comprar un arco, ¿de acuerdo? - dijo mostrando su mano a modo de trato.

-De acuerdo.- respondí estrechando su mano.

Y allí nos despedimos, cada uno con una sonrisa satisfecha en su rostro y ganas de que llegase el amanecer.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 31, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

AMELIE SNAREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora