Capítulo 11

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La hora del descanso había llegado, Carter y yo nos dirigimos a la cafetería. Solo pedimos ensaladas de pollo con un jugo de naranja. Probablemente era lo menos asqueroso de este lugar.

Tomamos asiento en una mesa del centro, ella miró a su alrededor y yo me concentre a comer tranquilamente.

―Nos observan. ―musito Carter.

La miré y la sonreí.

―Si quieres seguir en esto deberás acostumbrarte a la atención― ¿Podrás con ello? ―ella me miró y sonrió.

―Por supuesto. ―yo entorne los ojos y seguí comiendo.

Ella miraba detrás de mi y escribía en una libreta sin mirarla.

<< ¡¿Cómo hacía eso?! >>.

―¿Qué haces? ―pregunté prestándole atención a lo que escribía.

―Ah. Los chicos de atrás hablan de que ahora soy una ladrona de secretos y de que deberían guardar sus secretos ―me miró y luego miro sus apuntes―. Descuida, ya he anotado sus secretos.

―Vaya que eres buena en esto, pero que te quede claro que nunca ocuparas mi lugar. ―le miré con una media sonrisa y le guiñe un ojo.

―Jamás. ―respondió con una mirada tímida.

―Como sea ―tomé mi bolso―. Iré a revisar las cámaras, me gusta vigilar desde varios ángulos.

―Sí. Yo iré a clase de cálculo. ―bufo.

Me levanté del asiento y salí. Pero me detuve fuera de las puertas, normalmente al salir de la cafetería los murmuros se escuchaban. Pero no, solo siguió habitando el silencio.
Me giré y observe por la ventana de la cafetería; en el centro percibí a una Carter cohibida, estaba lidiando con las miradas a su alrededor.

Por alguna extraña razón me sentía culpable. Yo era fuerte y podía lidiar con los problemas, pero Carter era… Carter. Sentía la obligación de tener que terminar con su “atención”, después de todo yo la volví así; como yo.

Me volví a girar para seguir con mi camino hacía la biblioteca. Pero delante de mi yacía una Amanda cruzada d brazos, sus caderas expuestas haciéndola ver en una postura desafiante.

Me aproximé hacía ella a un paso considerable mientras ella me desafiaba con la mirada.

―Te advertí que no me desafiaras Amanda. Y por lo que hiciste en el gimnasio, deberás pagara por ello. Te exhibiré. ―la señale a la cara y su mirada desafiante se apago.

―N-no ―bajo la mirada―. Por favor, no lo volveré a hacer.

<< ¿Escuché bien? Si lo que oí era correcto eso la hacía ver tan patética>>.

―Lo siento. Una oportunidad por persona. ―me crucé de brazos.

―Tú cambias un secreto por otro, te diré el secreto de la persona que más anheles.

Pensé. Lo pensé, y lo volví a pensar.
Pensándolo bien; era una buena propuesta. Pero podía sacar más de ella que solo un secreto.

―Tu secreto vale más de lo tu crees. ―levantó su rostro lentamente y una sonrisa malévola se dibujo en rostro.

―¿Tu crees? ―asentí pensativa ante su pregunta― Si mi secreto fuera el más secreto ―hizo unas comillas con sus dedos―, del instituto. ¿Crees que seguiría aquí?

Eso era cierto. Las porristas guardaban demasiados secretos que inclusive para mí se me era complicado de averiguar. Pero sólo en este momento se me ocurría una persona que me gustaría inspeccionar.

―Dame el secreto de April Anderson y te daré otra oportunidad. ―levanté la mirada desafiante y ella solo limitó a reírse.

―April no tiene secretos ―la mire curiosa―. April siempre ha sido... difícil.

―¿A que te refieres? ―fruncí el ceño.

―Creó que ya dije demasiado ―su mirada desafiante volví.

―Vaya que eres inteligente ―me sonrió―. Habla.

―Con gusto. Verás, en Newton existe tu estúpido mandato de almacenar y contar los secretos. Vaya, te diviertes negociando ―yo le sonreí y cerré los ojos fingiendo ternura― Y esta mi mandato, en las animadoras almacenamos los secretos. Sin más ni menos, sólo los susurramos para nosotras. Y después esta April, créeme que hará lo mismo que hace comúnmente; su mandato consiste en decir la verdad, nada más que la verdad.

―Ella… ¿Es como yo? ―quedé boquiabierta.

<< Vaya que April era una perra al querer saber de mis secretos >>.

―No Camille ―río― Ella es más cruel. Ella es imposible de callar, contigo te dan algo a cambio. Con ella no hay piedad. Ella dice TODO lo que escucha, no sin cerciorarse si es verdadero o es un simple rumor, claro. Ella no es mentirosa, como tú lo eres. ¿Porque crees que pretendo mantener mi secreto a salvo?

―Es… una ¡Perra! ―espete furiosa.

―Bueno, he terminado. Espero cumplas tu palabra de guardar mi secreto ―se giro y recorrió un pasillo― Espero no le hayas contado un secreto. ―grito antes de girar por un pasillo y perderla de vista.

La campana que anuncia la terminación del descanso se presento. Algunos estudiantes recorrían los pasillos para ingresar a sus clases. Yo seguía inmóvil, estaba pensando en el grave error que acababa de cometer.
Y lo peor de todo es que estuve apunto de mostrarle la biblioteca a April. He de agradecer eternamente a Carter.

Mi mirada se enfoco en el final del pasillo. Lo único en lo que me concentre fue en Billy siendo arrestado por un oficial de policía. Solo una persona podía haber contado que el vende drogas.

<< Me las pagaras maldita April >>. ―apreté mi puños.

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- Mario Swan. 👤
    

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