Capítulo 10

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Tachibana quiso llorar de la felicidad al salir del establecimiento después de que su primer día de clases finalizara, pues esta vez, nadie le había hecho nada, ni siquiera la habían mirado mal.

Mientras doblaba la esquina tomada de la mano de Takeshi (quien había insistido en ir a buscarla a la escuela de ahora en más para que no volviera a ocurrir algún incidente parecido al que la niña había vivido unos meses atrás), visualizó a un niño de cabello rojo que iba caminando del otro lado de la calle en completa soledad.

Recordó que ni siquiera había llegado a darle las gracias por recoger su bolso hace unas horas. Entonces, soltó rápidamente la mano de su progenitor y cruzó la calle sin mirar a los lados.

—¡OI, AYAME! —vociferó su padre, con el corazón en la boca, mientras la observaba cruzar la calle tan imprudentemente.

Para suerte de Takeshi, ningún auto estaba transitando por la acera en esos momentos, así que Tachibana estaba a salvo.

Fue testigo de como un niño pelirrojo prácticamente saltó del miedo al darse la vuelta y ver que su hija estaba allí.

El señor Tachibana, ahora molesto (en realidad, celoso) al ver cómo su pequeña saludaba a ese niño, cruzó la calle y se aproximó a ellos lo suficiente como para oír la conversación.

—¡O-oi! ¿De dónde apareciste? ¿Qué quieres? —interrogó el niño, con una expresión de confusión en su rostro.

—Q-quería agra-agradecerte p-por recoger mi bo-bolso esta mañana —tartamudeó ella, en un volumen tan bajo que Takeshi tuvo que esforzarse bastante para poder captar el mensaje.

Puso su mirada sobre el niño, y sus ojos adoptaron una expresión de sorpresa. Definitivamente se le hacía familiar. De algún lado tenía que conocerlo.

—¡Tú! —exclamó, haciendo que ambos pequeños se sobresaltasen.

—¿Yo qué, señor? —preguntó el chico de cejas extrañas.

—¿Te conozco de algún lado?

El señor Tachibana se puso de cuclillas para que su rostro pudiera quedar a la misma altura del de aquel niño, el cual se vio un poco incómodo ante la cercanía del señor.

Definitivamente conocía a este chico de algún lugar.

—No lo creo, señor —respondía el pelirrojo, mientras se rascaba la nuca.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Ayame, volviéndose partícipe de la conversación otra vez.

—Kagami —contestó—, Kagami Taiga.

Takeshi sintió que le iba a dar algo. Se puso a temblar.

¿De verdad ese niño podía ser él?

—¿Eres el hijo de Tomoko y de Kaito?

—¡¿Eh?! ¿Usted conoce a mis padres? —inquirió Kagami.

Ambos niños miraban ahora fijamente a Takeshi con una mirada que denotaba confusión y que buscaba una respuesta.

—Soy el hermano de tu madre.

—¡¿EHHH?!

~~~

Al poner un pie dentro del hogar de los Kagami, Takeshi sintió cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza.

Después de tanto tiempo, volvería a verla.

—¡Ya llegué! —exclamó el pequeño pelirrojo, cerrando la puerta después de que los Tachibana entraran.

Eres un idiota ~ |Midorima Shintaro| - EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora