Pasión Sobre Ruedas

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Otoño las hojas secas caían de los árboles, una ligera brisa acariciaba sus caras, el sol empezaba a esconderse, y ellos seguían patinando con ritmo, cogidos de la mano. Pablo iba con el pelo suelto, decía que así se sentía más libre y que le encantaba sentir la velocidad en su cabello. Albert súper bien equipado: casco, rodilleras y coderas por si acaso se tropezaba y se comía el suelo. A Pablo le gustaba tener heridas de guerra, cada una tenía una historia las cuales no se cansaba nunca de contar, sobre todo, la de cuando conoció a Albert.



- Estoy muy cansado, sentémonos un rato en el césped, anda ven.

- Ay Pablo, la edad no perdona eh...

- Cuidado que solo eres un año más joven que yo, guapo.

- Gracias por lo de guapo, jovenzuelo -Albert le guiñó un ojo mientras sonreía-.

- Menos cachondeo eh, ¡Ya te gustaría a ti llegar a los casi cuarenta años con esta melena!

- Oh... pues bien que este calvito te pone las partes nobles bien duras, joven.

- Albert... lo de partes nobles ya no lo dice nadie...

- Lo digo yo ¿Qué pasa? Además, ¿ Acaso no es verdad?

- ¿ Acaso quieres comprobar si es verdad?

- ¿Ahora?

- No hay ni sitio ni hora para estas cosas, solo hay que tener ganas. ¿Y tú supongo que las tendrás no? Y si no, ya haré yo que las tengas...

- Ven aquí que te voy a hacer tocar las estrellas, Pablito.

- ¿Ah si?

- Sí. Ven, siéntate encima de mis piernas que hay una cosa que te está esperando...

- Mmmmm ya la noto... así qué sin tocarte ya te la pongo dura eh...

- Solo de pensar en como te haré gozar ya se me empina...

- Y yo en pensar como me follas ya me caliento. Desnúdame, tócame, bésame, invádeme, quiero que seamos uno, Albert.



Le besó, como había pedido, lento, recreándose en sus labios, sintiendo la lengua invadir su boca, tiró del labio inferior y lo mordisqueó suavecito, levanto sus brazos para quitarle la camiseta y Pablo le quitó la suya, se quedaron con el pecho desnudo y lo acarició con delicadeza, parándose en los pezones un rato hasta ponérselos duros, luego los lamió, subió con su lengua hasta el cuello y lo lamió, lo llenó de pequeños besos, que hacían que Pablo perdiera la cabeza.

Se separaron, se quitaron los pantalones mutuamente, continuaron besándose, esta vez fue Pablo llenó de besos, lametones y mordiscos a Albert.

- Fóllame, aquí y ahora, Albert.

- Te follaré aquí y ahora, Pablo.

- Méteme los dedos, rápido.

- Chúpamelos -le puso los dedos en la boca y Pablo los chupó con mirada provocadora, lleno de lujuria, si las miradas hablaran, la de Pablo en aquel momento diría "Sexo"- Agárrate fuerte, que te voy a empotrar tan duro que lo mismo...

- ALBERT, POR FAVOR... UAH, DIOS, QUE... MMMMMM, HOSTIA...

- El que avisa, Pablito, no es traidor.

- Tírame del pelo, me pone.

Le tiró del pelo, con la punta de la lengua chupó el lóbulo de la oreja, que luego mordisqueó dejando sus dientes marcados.

- Susúrrame, Albert.

- Me pones tanto, te follaría eternamente.

- Solo de pensarlo... ufff.

- Te besaría hasta quedarme sin oxigeno.

- MÁS.

- Te comería el cuello lentamente, haciéndote cosquillas con mis labios.

- Mmmmm...

- Luego besaría tu pecho, como antes, y con la lengua te pondría los pezones bien duritos, para luego comérmelos y morderlos.

- Sigue, sigue...

- Después bajaría tus calzoncillos, te miraría con la cara que te pongo cuando quiero que me folles, pero antes, te comería toda la polla como a ti te gusta...

- ¿Cómo?

- Pues la cogería y... mmmm... le besaría la puntita, luego me la metería en la boca y tú me mirarías con las pupilas dilatadas, sonriendo, y yo no te quitaría los ojos de encima. La chuparía con ritmo, arrastrando mis dientes de vez en cuando para... para que... sintieras el peligro, eso que tanto te pone a ti.

- Dios... necesito correrme Albert.

- Ni de te ocurra... OH JODER... tocarte...

- Me estás volviendo loco... joder, la tengo tan dura que siento que me va a .... AHÍ ALBERT, MÁS MÁS, DIOS JODER...

- Me... corro...

- Dios, Albert, dios... qué puta maravilla. Estoy temblando...

- Pues esto -salió de dentro de él- no es nada comparado con lo que viene ahora...

- ¿Y qué se supone que viene ahora, Albert?

- No seas impaciente, Pablito...

- Necesito... AAAAAAAAAHHHHHH, chupa, chupa, oh sí, sigue así, no pares ahora.



Albert miró para arriba, vió a Pablo con el cuello totalmente para atrás, la nuez se movía cada vez que tragaba saliva, los labios hinchados y rojos de mordérselos, le palpitaban, Albert seguía haciéndole gozar.



- Creo, que no aguantaré mucho más, Albert.



Se la sacó de la boca al instante de escuchar esa frase de la boca de Pablo.



- Aguanta...

- No... puedo... y más si sigues... así, me vas a dejar la polla en carne viva como continúes con este ritmo.

- En carne viva no sé, pero seca sí te la voy a dejar.

- AAAAAUUUUUYY. NO PUEDO, ME...

Se la volvió a sacar de la boca, le miró y le besó, mientras le masturbaba, tenerle callado le ponía, estaba completamente a su merced en ese momento.



Paró de besarle, se acercó a su oreja y susurró



-Ahora sí, te dejo correrte.

Y se corrió en su mano, gritando su nombre, arrancando un matojo de césped.

-Albert...

- Dime, Pablo.

- Me has hecho gozar como un perro.

- Mmmm... dime algo que no sepa -se empezó a reír mientras se ponía los calzoncillos-.

- Creído.

- Porque yo lo valgo.

- ¡Venga!

- ¿Ah, que no es verdad ahora?

-Sí, pero aquí el que tiene el ego y el guapo subido soy yo...

- Ah, ahora resulta que...

Se enganchó de nuevo a sus labios como un poseso.

-Me encanta hacerte callar así, de esta manera

- Mmmm... ojalá en el congreso lo hicieras igual...

-Ojalá pudiera hacerlo.

-Ojala no fuéramos políticos.

-Ojalá pudiera gritar a los cuatro vientos que te quiero, Pablo.

-Ojalá, algún día podamos ser libres, mientras tanto, seguiremos amándonos en silencio



Acabaron de vestirse, se pusieron de nuevo los patines y se fueron a casa, con una sonrisa aún más amplia que la que llevaban anteriormente.










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⏰ Última actualización: Jan 21, 2019 ⏰

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