Resaca Mortal

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Eran las 5:30 de la mañana, todavía estaba oscuro en las afueras de Manchester, en una fría madrugada de mediados de enero. Afuera, el silencio era absoluto. Las luces de la calle llegaban desde la ventana e iluminaban apenas la habitación. En el sofá se encontraba durmiendo Lucas, que estaba cerca de la ventana y uno de los rayos de luz le estaba empezando a encandilar la cara.

Se despertó bruscamente, estaba muy desorientado y tenía una jaqueca fatal. Vio para todos lados, aún sentado y con mirada confusa, sin saber en dónde estaba ni cómo había llegado allí. Hasta que encontró a su amigo Frank tirado en la cama, ocupando todo el espacio del colchón king-size con sus brazos y piernas. Frank roncaba tan fuerte que a Lucas le sorprendió no haberse despertado antes por culpa del ruido. Ambos tuvieron una borrachera de esas que hacen doler al hígado y añicos la memoria.

Lucas se levantó del sofá decidido a buscar alguna pista que lo ayudara a deducir lo que había pasado anoche, o por lo menos dónde estaba. En la mesa de luz encontró unas llaves, un teléfono de línea y en el cajón, un par de revistas y una Biblia. Asomó la cabeza por la ventana y observó los números en las puertas adyacentes: 112 y 114. Se dirigió al saco de su traje, que estaba arrugado como una almohada en el sofá, y al ponérselo, sintió algo pesado en el bolsillo. Sacó del bolsillo un arma, y la miró con horror, mientras se preguntaba a sí mismo cómo es que tenía un arma en primer lugar.

Al pasar toda la conmoción, Lucas intentó despertar a su compañero.

- Frank, despierta. - susurró.

No hubo respuesta.

- ¡Frank! ¡Frank!

-Mmmhqué...? - dijo con voz ronca.

- ¿Recuerdas algo de anoche?

- No... ¿Qué hicimos? - Frank ya se había incorporado sobre la cama.

- No sé, por eso te estoy preguntando.

- Bueno, no me pidas ni que intente pensar, Luke, me duele mucho la cabeza.

- Lo imaginé, a mí también.

Frank se puso de pie.

- ¿Dónde estamos? - preguntó.

- En una especie de cuarto de motel, creo.

- Qué extraño que es todo esto... Salgamos ya, con un poco de suerte podremos encontrar algo de nuestra dignidad.

- Ja, ja, muy gracioso. - dijo Lucas con sarcasmo. - Espera, no encuentro mi teléfono.

Lucas decidió no mencionar el arma que había encontrado, para no alarmar a Frank, ni tener que dar explicaciones que no tenía.

Buscaron por un momento, sin encontrar el teléfono.

- ¿Te fijaste en aquel armario? - preguntó Frank.

- Sí, - respondió Lucas - no hay nada.

Faltaba revisar debajo de la cama. Frank se asomó y...

- ¡Wow! ¡Mierda!

- Vamos, no voy a caer en eso.

- ¡Es en serio, idiota, mira aquí debajo!

Se asomó del otro lado de la cama y vio una mujer tirada.

- ¡Mierda! - reaccionó Lucas. - ¿Quién es ella?

- No tengo idea.

Hubo un silencio incómodo de cuatro segundos.

- Creo que está muerta... - comentó Frank.

- Sí, no me digas, mírala.

- ¿Qué hacemos? No podemos dejarla aquí. No nos creerán que la encontramos así como así, pensarán que nosotros la matamos y la dejamos aquí debajo.

Lucas pensó un largo rato.

- No se me ocurre nada.

- Ya sé - dijo Frank viendo desde la ventana - Allí hay una piscina, está bastante cerca del balcón. Podríamos...

- Oh, no. - lo interrumpió - No vamos a hacer eso.

-Anda, nadie se va a enterar, habrá parecido un accidente.

- Estás completamente loco si piensas que voy a seguirte en ésta. Ya bastante tuve con la resaca de hoy, que seguramente habrá sido TU idea salir a beber anoche.

- Bueno, tú piensa en una idea mejor, entonces. ¿De qué otra manera piensas sacarla de aquí?

Luego de meditar callado, finalmente Lucas, no del todo convencido, dijo:

- ¿Desde cuándo sabes tanto sobre esto?

- Sólo levántala y ayúdame.

Frank la tomó de los hombros y Lucas, de los pies, ambos mirando hacia el frente. Salieron caminando muy despacio cargando el cadáver, y llegaron a la altura de la piscina. La balancearon contando hasta tres, y la arrojaron. Al caer al agua, salpicó a unos cuervos que reposaban cerca del borde, y escaparon volando.

Lucas, todavía con miedo, dijo:

- Oye, en serio no estoy seguro de esto. Voy a hacer la denuncia, o entregarme si es necesario.

Al darse la vuelta mientras enunciaba la última frase, vio a Frank con el brazo extendido, apuntándole con el arma que estaba en su saco.

- ¿Qué haces? - dijo Lucas, confundido - ¿Cómo me la robaste? ¿Qué diablos te pasa? ¡Baja eso ya!

- Oh, Luke, - dijo Frank con voz extrañamente calmada - eres tan tonto. No puedo permitir que hables con la policía. Ya somos cómplices en esto.

- Está bien, tienes razón, sólo bromeaba. - respondió aterrado.

- Claro, y yo nací ayer. Adiós, Lucas.

- No, no, ¡espera!

Frank disparó.

Lucas, herido, se tambaleó en el balcón y cayó en la piscina. Y en sus últimos segundos vio a Frank reírse a carcajadas, huyendo de la escena. Cerró los ojos por última vez.

...

Son las 5:15 de la mañana, está empezando a amanecer en las afueras de Manchester, en una fría madrugada de mediados de enero. Lucas se despierta bruscamente del sofá, y ve a su amigo Frank tirado en la cama, ocupando todo el espacio del colchón king-size con sus brazos y piernas. Rápidamente reconoce la situación. Revisa la mesa de luz y encuentra unas llaves, un teléfono de línea y en el cajón, un par de revistas y una Biblia. Se apresura para revisar debajo de la cama, y encuentra a la mujer muerta, empapada y sobre un charco de agua.

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