Comienzo

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Los mellizos Pines caminaban, ambos tomados de la mano esa preciosa tarde de primavera, caminando tranquilos por las calles de la cuidad. Delante, una pequeña tienda de mascotas cerraba sus puertas, la mayor de ambos, Mabel Pines, castaña y de largo cabello, vestía con coloridos abrigos -a pesar del clima cálido -que era amante de los animales, quiso pasar a investigar un poco, quizá adoptar a un perrito estaría bien...o un gatito...

Dipper Pines, el menor de los mellizos, que vestía unos jeans y un chaleco, no era muy fanático de los animales pero supuso que si su hermana quería uno entonces podían adoptar uno, después de todo, siendo huérfanos de padres podrían llevar a casa lo que ellos desearan y, estando bajo la tutela de dos de sus tíos, ninguno replicaría cosa alguna.

Pero la tienda ya había cerrado... que lástima, pensaron, no solían caminar por allí, esas calles estaban muy solas, aunque pareciera un lugar familiar, no lo era, menos cuando a la distancia un grupo de chicos se encontraba fumando y bebiendo en uno de los callejones...a lo lejos una pequeña niña caminaba, abrigada en exceso, pensó el menor, del otro lado de la acera, cargando en sus manos una caja de cartón de considerable tamaño, misma que dictaba "Adopte un gatito" en adorables letras escritas en crayón.

Dipper consideró la idea de decirle a su hermana que por lo menos se acercaran a ver, considerando que a ella le fascinaban los animalitos, quizá adoptar uno no era tan mala idea...

Pronto así lo hicieron y al acercarse algo llamó la atención de ambos, la niña solo llevaba a un gatito dentro de la caja y este les observaba con sus grandes ojos dorados, estirando en alto sus adorables rejitas recubiertas de pelaje suave -a simple vista -de preciosos tonos dorados...observándoles con presteza indigna de una simple mascota.

Sus pupilas alargadas rápidamente enamoraron a la melliza, que emocionada por su belleza lo tomó entre sus manos, abrazándolo contra su pecho mientras su hermano solo la veía, intrigado. El minino era pequeño, posiblemente de unos cuantos meses de edad.

Y antes de partir la niña de cabello desarreglado, y grandes ojeras bajo su mirada perdida dijo algo que le desconcertó:

"Jamás intentes devolvérmelo..."

No supo si estaba siendo paranoico pero esa voz había sonado más...espectral de lo que en un principio le hubiese gustado...

Entrecerrando los ojos, llevó la mirada a su hermana,que abrazaba con fuerza al gatito...tiempo después, y queriendo encarar a esa extraña niña, no logró verla de nuevo.

Una enseñanza quedó clara...nunca, jamás en la vida, debemos detenernos a observar cuando un letrero recita "Adopte un gatito"

[...]

Dipper hizo un puchero, frustrado mientras bufaba, recargado contra la puerta del baño, con la mirada al techo, rogando por un segundo más de paz.

No recordaba cuando había sido la última vez que se había bañado sin el miedo constante a que ese niño saltara del techo, arañara a los vecinos o mordiera al tío Ford. O sin el constante acoso de unos ojitos de miel.

Unos toquecitos a la puerta hicieron que se golpeara contra la madera.

-Quiero tomar un baño... ¿Quieres dejar de seguirme? -Renegó apretando los labios-

-... ¿Meow...? -Unos bruscos y lentos arañones se deslizaron por la puerta de madera-

-¡Dios! ¡No la puerta otra vez! ¡Es costosa! ¿Sabes? -Chilló antes de abrir la puerta-

-Eso te ganas por intentar escapar de mí -Airado, respondió su compañero de unos centímetros menos de estatura-

El moreno apretó los ojos, dándose de topes contra la pared cuando una figura delgada cruzó a su lado, arrojándole una toalla encima.

-¿Hoy sí te lavarás la espalda? ¿Oh no alcanzas? -Pestañeó dulcemente, sonriendo con malicia-

Dipper no sabía por qué siempre le sucedían cosas extrañas a él...

Se golpeó el rostro con una mano antes de ocultar la cara en la toalla y gritar. No aguantaba tanto estrés...

-¡Cordel en los pantalones! -Gritó en un chillido la vocecilla a su lado antes de saltarle encina a sus vaqueros de mezclilla azúl-

Dipper apretó los dientes y abrió los ojos en una cómica mueca al sentir las delgadas y puntiagudas uñitas incrustándose en sus muslos.

-¡! -Chilló intentando sostenerlo -¡Hhaa! ¡Bill! ¡Cuida lo que tocas! ¡Biilll!

Lejos de la casa las aves volaron violentas, Mabel levantó la mirada de su celular y negó con la cabeza.

-¿Debería comprarle un ratón de felpa? -Se preguntó realizando una mueca -Na, Dipper se encarga de entretenerlo...

[...]

Eso es todo por hoy!

Agradecería mucho sus votos, si les gusta o les entretiene porque este fic lo hice para desestresarnos, todos.

Un beso a mis Babies! Bye, bye!

Adopte un gatito... [DipBill-BillDip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora