¿Quién es él?

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PoV Anastasia.

Vamos al despacho de Christian por su maletín y algunos documentos, caminamos por el pasillo y escuchamos el característico sonido del ascensor al abrirse, nos volvemos para ver quien llega y aparece una hermosa chica, puedo ver el parecido entre esa chica, Leila y la que vi más temprano, incluso se parecen a mi, ¿acaso hoy es el día de "las sumisas visitan al amo"?, sé que ella es una sumisa lo deduzco de la tensión que emana de mi novio, Andrea sale de inmediato para hacerse cargo pero él la detiene.

- No te preocupes Andrea, yo atenderé a la señorita-. Se vuelve hacia la joven-. Susy, ¿cómo estás?, ¿qué te trae por aquí?-. Ella lo mira de reojo, no se atreve a mirarlo directamente.

- Sr. Grey disculpe mi atrevimiento pero necesito hablar con usted, hay algunas cosas que tiene que saber-.

- Muy bien, pasemos a mi despacho-. Trato de soltarme porque enseguida comprendo que ella es la chica que creemos que puede ser la "vengadora". Me dispongo a retirarme para que ellos puedan conversar, sé que él aprovechará la ocasión para investigar sus sospechas. Le digo.

- Volveré a la sala de seguridad-. El aprieta mi mano y me acerca más a su cuerpo.

- ¡No!, tú estarás presente, no voy a permitir ningún otro mal entendido-. Me reconfortan sus palabras y me dan seguridad, asiento. Se dirige a la chica.

- Por aquí por favor-. Entramos, nos sentamos en el sofá y ella frente a nosotros en un sillón. – Bien, tú dirás-. Le dice y le da su tiempo para que ella comience a hablar, se la nota incomoda e intimidada, creo que en parte es por mi presencia, pero él me invitó y realmente siento curiosidad por lo que tenga que decir.

- Sr. Grey ¿está seguro de que quiere permitir que su prometida escuche todo lo que tengo que decirle?, realmente no quisiera ocasionar problemas.

- No te preocupes por eso, no tengo secretos con Anastasia, los problemas pueden surgir si dejo que su mente imagine mil cosas sobre lo que hablemos, así que adelante.

- De acuerdo, primeramente quiero que sepa que yo no tuve nada que ver con el ataque que Leila perpetró contra su prometida. No la apoyé en todas esas ideas locas que se le ocurrieron, por el contrario traté de persuadirla pero su obsesión no la dejaba razonar claramente. Si me permite comenzaré por el principio, Leila y yo éramos amigas desde hace mucho tiempo, cuando hicimos aquel contrato se lo conté a ella y desde entonces quería saber todo de usted, se ofreció con Elena para ser su próxima sumisa y cuando la eligió estaba muy feliz, decía que ella sería su última y definitiva sumisa pero cuando usted finalizó el contrato no paraba de quejarse y recriminarse así misma por haber arruinado su oportunidad, juraba que volvería: "es cuestión de tiempo, sólo tengo que ser paciente" era su lema por esos días.

>>Todo se complicó cuando se enteró que usted tenía novia y que pensaba casarse con ella, desaparecía por días, los vigilaba y llegaba llorando porque se frustraba al verlos juntos y felices, decía que tenía que ponerla al tanto de su pasado porque eso haría que su relación terminara. Me rogó que la acompañarla a la universidad, le juro que yo no sabia lo que ella pensaba hacer, creí que sólo conversarían. Me entretuve caminando por allí mientras ella buscaba la oportunidad para hablarle, luego la vi correr a toda prisa, escuche el alboroto, las sirenas, trate de ir tras ella pero era mi amiga y no podía delatarla.

>>Desapareció por unos días, luego me contactó y me contó ese plan loco de los anónimos y los correos, quería que la ayudara a ejecutarlo pero me negué y traté de convencerla para buscar ayuda sicológica, se enfureció conmigo, me llamó traidora, mala amiga y mil cosas más, me culpaba de su infelicidad.

Christian AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora