1.HOLA (Arthur)

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Hola, una palabra que hace romper el hielo entre dos personas, un hielo tan frío cómo el corazón del psicópata que vive al lado de la casa de Arthur Frank, un joven con ¨problemas de socializar¨, sí, su madre dice eso cada día como sí se tratara parte de su rutina, Arthur es el típico chico que vive la vida sin vivirla, suena algo ilógico, pero su cuarto es su lugar de concentración cómo si se tratase de un reo en la cárcel pero en este caso Arthur no pide libertad.

Diecinueve años de vida y ningún amigo. Su estilo de los años ochenta mostraba a aquel Arthur desesperado por no encajar en ningún lado. Su piel blanca y tersa mostraban que solo quería verse bien para él, cada mañana se levanta y se observa al espejo por varios segundos y se repite a si mismo:

-Sé tú, sé tú, sé tú...-

Hay días en dónde el dolor que tiene por dentro es mayor que la poca felicidad que muestra a su madre.

El pequeño mundo de Arthur se basa en imaginar que todo su cuarto está lleno de algo más increíble que el mundo exterior.

Para su madre Arthur es solo un joven que necesita ayuda

7 de la mañana:

Abre los ojos, hace su pequeña rutina de mirarse al espejo. Camina descalzo alrededor de su cuarto, finalmente se echa a la cama de un porrazo, y observa el techo, imagina que mira el cielo pero menos contaminado y más blanco, imagina que algún día saldrá de casa a conocer amigos de verdad, dejará sus libros, su música y su vida asocial, pero eso solo eran sueños.

Cerraba los ojos e imaginaba caminar por un bosque lleno de árboles enormes, más grandes que sus sueños, más verdes que los dólares.

Sus pies, sus pies, sus pies, por un momento creía que solo observaba sus pies, pero había alguien observándolo, alguien quería conocerlo, alguien quería decirle hola, alguien quería amarlo...

Sus ojos se abrieron, el techo aún existía, su vida aún era una mierda y él seguía siendo el mismo de siempre.

La música relajante y extasiante invadía su cuarto, entre fotos de paisajes, fotos de viejos recuerdos, hojas revoloteadas por todos lados con frases que jamás dirá. Un toca disco tocaba su canción preferida, Arthur trataba de meditar en su cama, la luz de la única ventana de su cuarto le mostraba el mundo exterior, gente caminando, autos avanzando, perros ladrando, chicas con senos enormes regalándose a hombres adinerados, personas discutiendo por diferentes razones, pero Arthur seguía ahí sentado meditando en su cama y al frente de su ventana, sosteniendo una silueta de perfecta meditación ¿qué imaginaba?

Él trataba de regresar a aquel bosque con árboles enormes, quería saber quién lo estaba observando. Aún observaba sus pies, pero sentía que alguien lo observaba, sentía un peso en su espalda, una enorme mochila con varias cosas estaba agotándolo.

-¡¿Hay alguien aquí?!-

Exclamó

Su mirada se levantó, y giraba demasiado rápido hacia todos lados, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, los árboles enormes se movían muy rápido, su desesperación aumentaba, se empezaba a escuchar que alguien se movía entre unos arbustos, su miedo lo invadía y cerró los ojos.

Al abrir los ojos en el mundo real se dio cuenta que su corazón estaba acelerándose y ya era de noche. Observó su reloj de mano y eran las ocho de la noche, respiró profundo, cogió una hoja en blanco, un lápiz y escribió:

¨Siento que soy parte de algo increíble, solo necesito averiguarlo porque todos nacimos por alguna razón¨

-Hijo ya llegué-

Su madre entraba con unas enormes bolsas repletas de comida y cosas para la casa, junto a ella entraba una mujer muy elegante

Arthur bajaba lentamente a la sala pero se detuvo al escuchar la voz de una mujer, su madre y la mujer se acercaron a las escaleras a mirarlo como si quisieran forzarlo a bajar y que no se quede parado en medio de los escalones

-Arthur ella es la señorita Cristina y la traje para que platique un rato contigo-

-Hola, Arthur es un gusto...-

Arthur bajo los escalones sobrantes y dijo:

-¿Platicar?, no necesito hablar con nadie, mamá te dije que no necesito ayuda de nadie-

La madre de Arthur trataba de detenerlo con palabras para que se pudiera quedar, pero él subió hasta su cuarto encerrándose y poniendo música.

-Cuanto lo siento, él se puso así desde lo que paso con su padre-

Dijo la madre, mostrando su rostro de desesperación

-No se preocupe, jóvenes como él es normal que se comporten de esa manera y quieran aislarse del mundo, pero igual usted sabe que me puede llamar cuando él se sienta mejor para platicar o de lo contrario poder intervenir y llevarlo al internado por un mes-

-No lo sé...él es todo lo que tengo y no quiero que sufra...-


Ambas sostuvieron una pequeña platica en donde hablaron sobre el futuro de Arthur, aquella mujer no le agradaba a Arthur le hacía recordar a aquellas brujas de los cuentos de hadas y sabía que no debía confiar en nadie porque su madre tramaba algo con ella.

PERFECTAMENTE IMPERFECTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora