ORIANA

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Hola. Mi nombre es Oriana, les narraré cómo llegué hasta aquí, a mi posición actual. Espero que les agrade, espero que no se asusten.

Todo comenzó desde que nací. No era la peculiar bebé cuidada por su madre, no era la peculiar niña que era recogida por su padre al salir de la escuela, no era la típica adolescente que salía a divertirse cada fin de semana, no lo era.

Para toda mi familia lo que más importaba, lo que más valía; era cuánto dinero tenías. Para ellos yo era como una maldición, una pérdida de tiempo, una distracción para su prestigiosa imagen de empresarios exitosos. No es que sea cruel conmigo misma solo estoy siendo realista, para mis padres yo era nada más ni nada menos que un estorbo.

Nunca fui importante, aun siendo la única hija. Cuanto más crecía menos importancia me daban, siempre traté de hacer todo lo posible para llamar su atención, para que se sientan orgulloso de mi. Recuerdo que en inicial me esmeraba por pintar sin salirme de las líneas, me portaba bien, comía todo para que mi nana no les dé quejas sobre mi comportamiento. Durante toda mi primaria y secundaria obtenía los primeros puestos, ganaba diplomas y ellos nunca aparecían en las ceremonias de juramentación. Cuando era adolescente les pedía consejos, pero ellos solo me daban todas las cosas materiales que una chica de mi edad hubiese querido, desde los mejores zapatos hasta los mejores automóviles. Pero yo no necesitaba las cosas materiales, no necesitaba estudiar en los mejores colegios, no necesitaba los mejores vestidos de los mejores diseñadores de Estados Unidos, lo que realmente necesitaba era su cariño, necesitaba su tiempo, simplemente los necesitaba a ellos.

Cuando cumplí 18 años, me regalaron un departamento. Era evidente que estaban esperando ese momento para deshacerse de mí. Pero ese cambio no me afectaba porque me sentía preparada para vivir sola.

Una semana después, recibí una triste noticia. Desde que era pequeña escuchaba a mis padres conversar sobre un importante viaje de negocios, ellos esperaban ese momento. Nunca me enteré del día o fecha de ese viaje que acabaría con sus vidas. No acepté sus muertes, creo que por eso no tuve el valor de ir a sus sepelios. Ese día más que nunca necesitaba consuelo, pero no lo tuve.

Faltaba un mes para iniciar mis estudios en la universidad y siempre escuchaba que es en ese momento donde los estudiantes más necesitan a sus padres.

Me encontraba sola en un departamento tan grande como la biblioteca de la bella y la bestia. No tenía amigos, no tenía razones para seguir una carrera universitaria, yo estudiaba por mis padres, pero ya no estaban; los motivos se habían acabado. Los días pasaban y el inicio de clases se acercaba, pero yo tenía ganas de hacer nada.

Dormir; era la única palabra, la única solución que encontraba en mi mente y tal vez sería la última en la que pensaría. Cada día me oprimía en los pocos recuerdos que tenía con mis padres. Era imposible dejar de sentir tristeza, dolor, angustia. Mis lágrimas caían como las gotas de una lluvia sin terminación, sin control.

Días después empecé a tener ataques que me asfixiaban y con el tiempo no solo era eso, también me empezaba a salir sangre de la nariz a cualquier hora. Visité un médico, quién me dijo que padecía una enfermedad que no tenía solución.

Era todo lo que quería, no deseaba sanarme, no tenía motivos para estar bien e incluso pensaba que la enfermedad era un regalo de Dios para estar cerca de mis padres y poder ser felices juntos.

En la universidad, mis profesores me querían porque era inteligente y mis compañeros me odiaban por la misma causa. Un día, me dio un ataque en el aula y recuerdo perfectamente las burlas de las personas presentes ahí. Nadie se atrevió a ofrecerme ayuda y ahora se los agradezco.

Recuerdo que la falta de aire se apoderaba de mí, perdía el conocimiento, perdía mis fuerzas. Este suceso duró exactamente 7 minutos hasta que caí al suelo para nunca más despertar.
Así fallecí, hubiera deseado una muerte más interesante, pero Dios lo quiso así.

Es raro que estando muerta pueda seguir en la tierra y hacer cosas que un humano puede realizar. Hoy solo soy un alma sin rumbo, ahora estoy mi casa, esperando el regreso de mis padres para poder ser la familia feliz que tanto deseé. En la mañana escuché decir que vendrán nuevos inquilinos a mi casa, pero no lo voy a permitir. Tengo un plan para ejecutar cuando vengan. ¡No saben lo que les esperan!

Mientras que llegan mis padres y los nuevos inquilinos, me echaré a dormir.

Bye. 

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⏰ Última actualización: Aug 18, 2016 ⏰

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