Capítulo 10

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Se removía pesadamente en el hueco que dejaba su cuerpo sobre la cama en la que estaba descansando.

Bueno, si se puede llamar descansar.

Oscuras y abrumadoras pesadillas se mezclaban con los recuerdos que tenía sobre su hermano, Augustus. Trataba de descansar, en serio lo intentaba; pero cada vez que cerraba sus ojos, Augustus aparecía ahí, con su mirada perdida y rasguños por todos lados en su cuerpo, las manchas violetas sobresalían en su blanca piel producto de golpes y lágrimas abundaban en sus mejillas.

No soportaba verle así.

Algo no abandonó su mente en todo aquel tiempo. Percibía a su hermano más cerca de lo que parecía, lo que era ilógico teniendo en cuenta las circunstancias en las que estaba.

Pero su hermano estaba allí, ella lo sabía.

Cerró nuevamente los ojos y la imagen de su hermano volvió otra vez a su cabeza; con la diferencia de que ya no estaba ni mutilado, ni desmembrado, ni ninguna de las horripilantes cosas que había imaginado, sino que estaba acurrucado en el suelo con los brazos rodeando el resto de su cuerpo.

Había un hombre frente a él. Un hombre lo suficientemente sucio y regordete para parecer aterrador junto a la oscuridad. Modulaba ruidos indescifrables con la boca y agitaba los brazos a los lados, con su varita acompañándolos.

—¡Augustus!—gritó, tratando de mover sus piernas y correr hacia el, pero algo se lo impedía.

Surgía desde el suelo un material altamente viscoso y marrón, escalando sobre sus pantorrillas hasta llegar a sus rodillas, era muy desagradable su consistencia.

Con todas sus fuerzas trato de moverse para escapar de su lugar, pero todos sus intentos terminaron en lamentable fracaso.

Hubo un momento; un corto momento, en donde su hermano dirigió su mirada verde hacia ella. No pudo sostenerla por más tiempo. Sus ojos verdes estaban inundados en tristeza, desolación y amargura. Fue como si por un corto instante pudiera sentir todas esos sentimientos malos que nunca quizo.

Las hojas corrían atolondradas por la tierra impulsadas por el viento, mientras el hombre comenzaba a caminar alrededor de su hermano y ella seguía sin poder hacer nada.

Seguía sin sacarlo de allí. Seguía sin salvarlo.

—¡Augustus!— volvió a llamarlo, cayéndose al suelo, tratando de impulsarse con los brotes de césped que parecían ser incluso más fuertes que sus propios brazos.

Observó al hombre, por instinto, al oír un movimiento en su dirección; el la miraba con odio, con inexplicable asco.

Lágrimas inundaron su rostro cuando vio que el hombre pronunciaba unas palabras y su hermano caía al suelo inconsciente. Con un ligero movimiento de varita lo elevó, caminando hasta donde ella estaba tirada.

Sus brazos estaban enmarañados, suciedad recorría su cuerpo; todo pasaba tan lento a sus ojos que a medida que él caminaba, la histeria y la desesperación corría por su anatomía.

—Supe— comenzó— desde el momento en el que me encargaron este asunto que se trataba de tu hermano. Su parecido es increíble— su tono carecía de vida, podía decirse que el aspecto sombrío del hombre venía perfectamente con su voz y su manera de expresarse.

—¿por qué haces esto?—preguntó Alia, con un tono de increíble desesperación.

Se arrastraba tratando de salir de su prisión viscosa; sentía como si pequeños insectos comenzarán a picarle los pies y arrancarle la piel bajo el lodo.

Save him [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora