Propiedad Bill Cipher (Mabill)

Capitulo-01

>MABEL<

Sacudí mi mano de lado a lado por ultima ves despidiéndome de mis padres. Este sería mi último año de estudios y lo haré en un nuevo internado junto a mi hermano ya que nuestros padres pensaban que era lo mejor para nosotros. En especial para Dipper, a mamá no le gustaban los amigos con los que el se estaba juntando, decía que había cambiado y que lo expulsaran ya más de 7 veces así fuese por dos días no estaba bien.

Caminamos por los pasillos del internado dirigiéndonos hacia el despacho de la directora y encargada del lugar. Toque la puerta de su despacho unas dos veces, entramos cuando nos dio una señal de "pase" nos sentamos en las dos sillas al frente de sus escritorio, dandole algunos papeles de identificación. Después de unos minutos registrando los papeles, buscó entre sus cosas y hablo.

—Estos son sus horarios de clase Pines- dijo la directora dándonos una planilla.—Mabel tu habitación es la numero 32, está en el piso 3 y vas a estar con Pacífica Noroeste y Kelly DiLaurentis.

—Vale...-dije.

—Dipper tú Habitación está en el piso 4 número 46 - dijo mirando a Dipper está vez.- Te toca estar con los hermanos Cipher. Will y Bill.

—Mabel te puedes retirar. Dipper necesito hablar contigo.

—Bueno.— dije algo ofendida rodando los ojos cuando ya su vista no estuviese a mi alcance y repitiendo sus palabras en bajito cambiando todas las vocales a la vocal i, no me agradaba esa vieja... bueno señora mayor, recordé los modales que me había enseñado mi madre.

Salí del despacho dirigiéndome al piso tres.

>DIPPER<

—¿Sucede algo?— pregunté cuando Mabel ya se había ido. Trate de no ser maleducado.

—Lo que tengo que hablar es delicado. Escucha Pines, tus compañeros de cuarto no son normales, tratamos de ponerle un tercer compañero siempre, pero al final termina reclamando que lo cambiemos. Los Cipher son algo duro de tratar, llévate bien con ellos por favor. Otra cosa no se te ocurra hacerles caso si quieren traer una chica a la habitación, esta prohibido. Espero que tú tampoco lo hagas.

—Lo dice como si fueran... no lo sé... Satanas.—dije lo primero que se me vino a la cabeza y solté una risa. Inmediatamente la directora me clava una mirada de seriedad y angustia.

—Hazme caso.— Odiaba hacer contacto visual con las personas, es como si pudieran ver lo que tengo por dentro, lo que pienso, aunque sé que eso es imposible conmigo.  Aparto la mirada al segundo algo disgustado.

—Esta bien, supongo que eso es todo. Adiós.—Agarre mis maletas y me marché a la habitación número 46. Que rara es la gente cuando se lo propone. Es normal en todos los chicos querer tener sexo a nuestra edad... no pienso que haya algo tan malo con ellos.

—Cuarenta y tres, cuarenta y cuatro, cuarenta y cinco, cuarenta y seis.— conté en bajito hasta encontrar mi habitación, bueno, la habitación que compartiría. Abrí la puerta sin tocar. Lo primero que vi fue una pequeña sala en el lado derecho de la habitación, acompañada con unos muebles y una televisión. Al lado izquierdo solo había una cocina, y al frente habían tres puertas que supuse que serían la de los cuartos. Abrí la del medio esperando encontrar mi lugar para descansar.

—No me jodas...— cuarto equivocado, un chico rubio se encontraba de espaldas besando el cuello de una chica completamente desnuda. La chica noto mi presencia y se sonrojó.