Capítulo 1: Empieza mi verano

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24-Junio-2009

 Hoy me he levantado y como siempre mi casa estaba muerta, bajé a la cocina y mi desayuno esta hecho encima de la mesa, mi padre como siempre una de sus notitas “Cariño, tomate el desayuno y ve a clase cuando llegues me mandas un mensaje” nada cambia. Subí a mi cuarto me preparé y rápidamente baje con mi mochila en la mano, allí en mi puerta estaba como cada mañana Sergio, el único amigo que tengo pero no me importa porque yo siempre he pensado que los amigos de verdad se cuentan con los dedos de las manos y él para mi casi como mi única familia.

Sergio, 18 añitos, carnet de conducir, alto unos 1’80 creo, tiene los ojos color miel, moreno y no tiene nada que envidiar a ninguno de los chicos de mi instituto porque es guapísimo, yo diría que el que más, sincero, sencillo, amable, cariñoso, comprensivo, como imaginareis no es igual a todos, es bisexual bueno o eso dice él porque no es que babee por ninguna chica, algo que le hace muy especial, lo que más desde mi punto de vista.

Fuimos a clase él entró, y me senté a su lado, todos creen que estamos juntos, si supieran…

Terminaron las clases ese infierno, creo que era la primera vez en el curso que no había tenido que pasar  por el despacho de la directora, creo que Sergio sabía corregirme.

Llegué a casa y justo cuando yo entré por la puerta me llamó mi hermano Raúl, me dijo que tenía unas entradas a un musical en Nueva York, y que de paso podría quedarme unos días a ver la ciudad, mañana empezábamos las vacaciones así que era lo mejor que me podía haber dicho, no me iba a la playa sino a Nueva York con él, el vuelo salía a las 8 y aún era por la mañana, llamé a Sergio y le dije que viniese conmigo a la playa este verano, me dijo que sí.

Hice la maleta, con todas mis cosas y mi padre accedió a llevarme al aeropuerto, me monté en el avión y a partir de ahí sería disfrutar de esos 3 días con mi hermano.

Al llegar al aeropuerto él me esperaba, me abrazó, me dio un beso y fuimos a su casa, no decía nada, sólo sonreía, me encanta esa sonrisa de niño bueno que pone cuando se siente a gusto.

Al llegar a su casa me quede muy impactada, es enorme y con grandísimos ventanales por los que se ve toda la ciudad, es impresionante, la habitación que mi hermano me preparó era en la planta de arriba, una sola habitación con un enorme mirador, era perfecta.

Pasaron 3 días increíbles, pero terminaron y volví al aeropuerto después de haber tenido uno de esos días una conversación larga y tendida sobre mi madre, acabé llorando, no pude evitarlo.

Mi padre me esperaba en Barajas con una maleta enorme, le abracé y le pregunté por ella me dijo que era una sorpresa.

En casa me dio las llaves de su coche, bueno a Sergio, que justo llegaba con su maleta, nos íbamos a la playa, entonces me di cuenta, él y yo solos, me daba exactamente igual, creo que mejor así que con mi padre, más tranquilidad para mí y un desahogo para Sergio, se le veía muy agobiado.

Desde la carretera se veía el mar, me encanta estar allí, me gustaría mucho más si estuviese mi madre conmigo.

Llegamos a nuestra casa 

Le dije a Sergio que durmiera en la habitación de mi hermano si quería, asintió con la cabeza y sonrió, metí mis maletas en mi cuarto saqué mi neceser, lo deje en el tocador y un maletita pequeña con mis bikinis, me puse uno negro palabra de honor, precioso, un pantalón muy cortito vaquero, y una camiseta playera verde  muy ancha.

Salí de casa Sergio dijo que se quedaría a descansar, fui a la playa, no podía esperar más, había una roca plana en el final de la playa, me senté y me puse a pensar, me quité las chanclas y pasee por la playa mientras me entretenía escuchando música. 

Andando hacia casa, me fije en que Sergio estaba en el porche con la guitarra, me iba acercando cuando miré a la derecha y un chico alto, moreno, tampoco pude ver mucho, paso por delante de mí y me miró, se paró, sonrió y siguió andando hacia la playa.

Al llegar a casa Sergio tocaba y me pidió que cantase con él, al caer la tarde hicimos una hoguera en la arena de la playa en la puerta de casa, me abrazó, y nos fuimos a la cama después de una ducha de agua fría.

Por la mañana, Sergio preparó una macedonia de frutas y fresas con chocolate que sabe que me encantan, fue a mi cuarto y se tumbó a mi lado hasta que me desperté,  me dio un beso en la mejilla y me levantó, me llevó a la cocina y ahí estaba el desayuno, me encantó, al terminar le pedí que me llevase a dar un paseo en el puerto, subí a mi cuarto me vestí, me puse el bikini debajo, salimos a la vez de la habitación y nos fuimos a dar ese paseo, por el puerto vió a un chico que le saludaba de lejos se acercó y se abrazaron me fije en el chico, era el chico al que vi la tarde anterior , me dio dos besos y Sergio nos presentó, Hugo, un nombre precioso, fuimos a un pequeño puesto de comida que hay cerca del paseo de la playa nos sentamos en una mesa, hablamos durante mucho rato nos contó que hacía nada que se había ido a vivir a Huelva, que venía aquí muy a menudo con sus padres y que ahora la casa en Huelva era suya en la que vivía hace unas 2 semanas, cuando terminamos con los refrescos que pedimos, nos levantamos de camino a casa Hugo dijo:

-Me encantaría volver a veros por aquí.

Yo sonreía nada más, no sabía que decir

-Estaremos todo el verano en la parcela que hay en la playa así que si quieres vernos pásate- añadió Sergio tan oportuno como siempre.

Nos despedimos y de camino a casa Sergio me preguntó que que me parecía añadí un "Es muy majo".

Tuve una sensación, el verano iba a ser largo y no iba a ser la última vez que le vería de eso estaba segura.

Diario de GinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora