Only for this time

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Pov Pablo

-No se como voy a aprobar esto- se quejaba el castaño con un puchero mirando un montón de apuntes.
-Dijiste lo mismo de la otra pedorrada y la sacaste- Andrés le retrucaba con una sonrisa.
-Dejate de quejar- espete enojado y cansado de escucharlo.
-Sorry Men, because you are perfect- me retrucaba Franco sarcasticamente.
Se la está jugando feo pensé internamente
-Me voy chicos, nos vemos luego- dije reprimiendome.
-Pablo para Men, no te vayas- me insistió Andrés.
-Me tengo que ir enserio- dije y salí de allí tomando mis cosas.
Estas enfermo Pablo me dije a mi mismo.
Dos días habían pasado y yo estaba sentado al lado de él, el inquieto, insoportable, molesto del castaño.
-¡Loco quedate quieto!- dije con mi poca paciencia.
-Es que me aburro- me contestó con un mohin que me parecía la tentación en persona.
y... con esos labios susurró mi conciencia.
-Andate de la clase entonces o ponete a rayar como haces siempre- le sugerí mientras copiaba el PowerPoint de la profe antes que lo cambiara, que era la práctica usual.
-Es que es el mismo power del año pasado- me giré para mirarlo con sorpresa, intentando no asesinarlo, para ver al nene cruzado de brazos mirando la nada.
-¿¡Vos me estás jodiendo!?- medio grité sacándole de su postura cómoda. Vi a toda la clase mirándome junto con la profesora, respire y me preparé para lo que venía.
-Student, there is something you may want to share with the class?- la profesora me miró seriamente.
-Yes. Can you repeat what you say about processes and participants?- dije aparentando seguridad mientras veia a mi dulce compañero contener la risa
Esperé que la vieja me quitara sus ojos y empecé a preparar mis cosas mientras refunfuñaba por lo bajo.
-¿Ya te vas?- susurro el pelotudo
-¿Ya te vas?- lo imite con burla -Sos un imbécil- dije agarrando mi mochila y partí hacia la puerta.
Ahg lo odio despotrique mentalmente
Si bue... odio y algo más susurra mi conciencia mientras me alejaba de esa aula
-¡Pablo pará!-
Genial, ¿qué quiere el Potus? me giré viéndolo correr hacia mí. Lo odiaba con todo el alma no podía ser tan...tan... potus.
-¿Qué queres Franco?- le pregunté cuando llegó.
-Necesitamos hablar.... a solas agregó al divisar la gente del curso de al lado- agarró mi mano y enfiló para el baño.
-¿Es necesario?- mi vista intentaba mantenerse por encima de su cabeza.
Da igual, si le has mirado el culo desde que se conocieron
-Dale puto- me respondió tirandome dentro del cuarto.
-¿De qué tenemos que hablar exactamente?-
-No sé-
Que raro pensé sarcástico.
-A ver, yo todavía te considero mi amigo... ¿tú me consideras un amigo?- sus ojos marrones me miraban expectante de una respuesta
-Es una pelotudes lo que me preguntas- le dije sorprendido de esa inquietud.
-Ves sos un tarado. No se te puede preguntar nada serio- su comentario me hartó.
-¡¿A mi?! ¡vos sos el que nunca se pone serio! ¡y me críticas a mí!- éramos dos histéricos retrucandonos cosas, nuestras mochilas olvidadas en el rincón del cambiador donde nos habíamos puesto y nuestros rostros demasiado cerca... cuando pasó lo inevitable; un beso, un simple e inocente beso.
-¡Carajo perdón!-
-¡Mierda disculpame!-
Ambos nos apartamos rápidamente disculpandonos de esto que había pasado, nos miramos enrojecidos sin saber que hacer.
-Será mejor... que... me vaya... hay...terminológica después- me decía Franco, yo asentí dado que no confiaba en mi voz.
Intentaba relajarme cuando lo vi inclinarse para recoger su mochila y no pude resistir el impulso. Lo empujé contra la pared adueñandome de sus labios salvajemente en el proceso y mandando a volar esa mochila mugrosa.
Pensé que él me apartaria y me llevaría una buena piña pero al pasarse la impresión comenzó a corresponderme. Nuestras bocas luchaban por el dominio sin querer ceder; lo aprisione más contra los azulejos lo que provocó que gimiera dándole paso a mi lengua, sus manos fueron a mi cuello y las mías a su culo.
Gimio mi maldito nombre cuando mi boca se deslizó a su cuello y sus manos recorrían mi espalda.
De repente sentimos las voces de gente en el baño y nos separamos como si nuestro tacto quemara. Él agarró su mochila acomodandose la ropa en el proceso.
-Ya veo que nuestra amistad está terminada Pablo- me dijo y salió por la puerta casi girandola por el golpe que le dio.
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Sometido A Mis Deseos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora