8. La Reunión con el Director

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Frank Cooper recibió la noticia minutos más tarde. Se encontraba sentado en el sofá de su casa viendo la televisión con su madre Mary cuando un pequeño pájaro del tamaño de una nuez apareció en la ventana del salón y empezó a picotear el cristal con fuerza.

-Un "Nuntius"... -murmuró Frank mientras se levantaba del sofá.

     Alzó la mano derecha y dio un suave silbido que recorrió toda la casa. La ventana del salón se abrió y el pequeño pajarito de plumas de color papiro entro revoloteando hasta posarse en los dos dedos del tío de Adler. Frank acarició la cabeza del pájaro, que empezó a retorcerse con movimientos muy desagradables. Entonces sus plumas empezaron a pegarse entre ellas como si fueran pegamento y el cuerpo del insignificante ave empezó a estirarse hasta que se convirtió en un papel de pergamino escrito con tinta negra. Frank empezó a leer lo que ponía en el mensaje y sus ojos se desorbitaron.

    -Frank, ¿qué ocurre? -preguntó asustada Mary- ¿Quién te ha escrito?

Frank no dijo nada. Estaba atónito, leyendo cada una de las palabras que se decían en el papel. Cuando terminó se quedó mirando a un punto fijo durante varios segundos, con los ojos aún desorbitados.

-¿Frank...?

El hijo de Mary no dijo nada y se dio la vuelta con rapidez para empezar a subir las escaleras de dos en dos hasta la habitación de Adler. Agarró con fuerza el picaporte de la puerta de la habitación de su sobrino, tiró de él y entró sofocado en la habitación. Adler se encontraba sentado en la cama utilizando su móvil. El joven mago levantó la mirada del aparato electrónico y miro la sonrojada cara de su tío. Después se fijó en la carta que sujetaba la tiritante mano de Frank y en el sello negro que se había impreso en ella: era el sello de Bónum Dómum. Adler sabía de lo que podría hablar la carta, pero tuvo que preguntar para que su tío no sospechara de que estaba involucrado en el asunto:

-¿Qué ocurre? ¿De quién es la carta?

Frank se quedó perplejo, mirándolo desde el umbral de la puerta. Entonces estiró la mano y tendió el papel a su sobrino. Mary llegó en el mismo momento en que Adler empezó a leer la carta mientras su tío le resumía lo que ponía en voz alta:

-Es de Bonitatio, el director de Bónum Dómum. Ha dicho que tenemos que ir al castillo a hablar con el, los tres a solas. Es de extrema urgencia, y tenemos que salir de aquí ya...

Mary puso los brazos en jarras y preguntó:

-¿Bonitatio? ¿Y para qué quiere hablar con nosotros el director de Bónum Dómum?

Adler dejó la carta sobre su cama con una ligera sonrisa en el rostro y contestó a la pregunta de su abuela:

-Porque unos magos han rescatado a mi padre...

      Frank no pudo evitar sonreír y se lanzó contra su sobrino dándole un fuerte abrazo. Mary se acercó a ellos entre sollozos llenos de alegría y los rodeó con sus frágiles brazos, los tres unidos entre sollozos, carcajadas y suspiros de alivio.

     -Está vivo... Mi hermano está vivo... -repetía una y otra vez Frank mientras besaba la cabeza de Adler.

     -Si, Frank. Y va a volver a casa, ya lo verás... -dijo Mary abrazando a su hijo y a su nieto con mucha fuerza.

     Frank dejó de abrazar a sus dos familiares y fue corriendo a su habitación a por las llaves del coche:

     -Tendremos que salir ya, la Calzada de los Gigantes está a más de dos horas de aquí...

     Y eso hicieron. Montaron en el coche del tío Frank y emprendieron el rumbo hacia el Norte, hacia la Calzada de los Gigantes, hacia Bónum Dómum. En el coche circularon muchas preguntas que no parecían tener lógica. La carta decía que unos magos habían rescatado a su padre de una de las celdas de Bónum Dómum, sí, pero la verdura pregunta era: ¿por qué Deceptio Cooper había estado encerrado en el colegio de magia todo ese tiempo? ¿Qué secretos escondían aquellas celdas en las que había estado encerrado?

ADLER  COOPER  1 : y el Misterio de la Espada DesaparecidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora