Prólogo

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En un gran bosque se encuentra un árbol muy viejo, el árbol tiene más de 100 años, es un árbol gigante mide más de 10 metros, es el roble más alto del bosque, sus colores son claros y brillantes, un verde chillón  para las hojas y un grueso tronco café chocolate, el gran árbol está habitado por muchos animales, ardillas, pájaros, hasta pequeñas culebras que se esconden en huecos de el, toda la gente se alegra al ver a ese árbol, porque es un árbol alegre, pero eso solo es lo que ve la gente, una simple máscara, debajo de todo eso hay un árbol totalmente distinto, debajo de esa pintura de verde chillón, hay unas hojas maltratadas, llenas de insectos que las rompen, ese gran y grueso tronco en realidad es el tronco más delgado, que con el mínimo roce de un dedo podría demolerse, ese árbol estaba herido, ese árbol era en realidad el árbol más pequeño de todos, o al menos así se sentía, pero en el corazón de ese árbol se encontraba algo asombroso, un mundo mágico, lleno de criaturas fantásticas que nadie puede imaginar, es el mundo perfecto, o al menos eso quieren que pienses.

Capítulo 1
En este gran mundo mágico hay distintas clases sociales, desde los más adinerados y amados por todos, hasta los que tienen que esconderse para sobrevivir o de lo contrario serán lastimados y perseguidos hasta que se vallan al lugar más horrendo y miserable de todo el reino.
Los más apreciados son los Ángeles del sol, los más cercanos al dios Zeus, ellos habitan en las nubes más esponjosas y cálidas, para ellos todo es fiesta y alegría, su vestimenta es una túnica blanca y accesorios de oro, en realidad no sirven de nada pero se creen la gran cosa, o al menos eso es lo que pienso yo, pero solo soy una simple Elfa de la oscuridad así que no puedo opinar nada, también están los Ángeles del fuego, para mí son los más arrogantes ellos viven en el infierno, para ser más específicos en los volcanes, también están los Ángeles de la luna, los del agua y bla bla bla... La típica historia de siempre, son seres sobrevalorados, ellos no aguantarían ni un segundo viviendo como nosotros los elfos que somos los que les proporcionamos alimentos, telas para las ropas, medicina, joyas preciosas... A fin de cuentas solo somos sus "esclavos", bueno quizás exagero un poco pero la verdad es que sin nosotros no serían nada. También están las sirenas, unas muñequitas y perfectas humanas con colas de pez que se creen superiores por sus "lindas" escamas de colores, en realidad son inservibles, pero las de las profundidades son geniales, las he visto pelear, realmente las admiro, también hay hadas, otras inservibles criaturas, bueno todas menos Clavela, ella es una guerrera y la verdad es que pelea muy bien, pero la consideran una novata y eso es injusto.

Otra cosa que es injusta es que nadie quiera a los desterrados, tengo mucha curiosidad por conocer a alguno pero no me dejan todos dicen que son peligrosos y si intentó salir siempre están todos mirándome extraño, ya que las elfas de la oscuridad solo pueden salir de noche y lo único que podemos hacer es vigilar, es una basura, bueno por lo menos no vivo con esos irritantes y vanidosos elfos de la luz, se creen la gran cosa, tienen poderes y son muy pálidos, pero claro ellos son blancos así que tienen muchos beneficios, yo soy más morena entonces solo puedo salir de noche porque los demás no soportan ver a gente oscura por los senderos de este maldito mundo cruel, me gustaría ir más allá del mundo perfecto, irme al lado oscuro, allá me aceptarían, allá todos son como yo, no tendría que esconderme para vivir.
-Si tan solo  pudiera ir- dije adolorida y triste, siempre fantaseo con ir al otro lado pero los Ángeles nos observan y no me dejarían, ya lo he intentado y no he podido, ya he sido descubierta 3 veces.

Respire hondo con los ojos cerrados y me levante, me fui al baño, llene mi hoja de Rocío de flores y me sumergí, con el jabón de savia de árbol me lave el cuerpo, y con un poco de baba de caracol me lavé el pelo, mi oscuro pelo quedo muy suave, me enjuague y me salí, me puse mi vestido morado oscuro ya que hoy por la noche todos se reunirían para un anuncio de la reina Ángel.

Me peiné con mi cepillo de madera adornado con pequeñas piedras del jardín, me fui descalza (es costumbre) y me puse una capucha negra, ya que solo con eso puedo salir a pasear, solo hoy puedo ya que es algo organizado por la reina, y todos tienen que estar presentes, al salir de mi casa cerré la puerta de roca y mire detenidamente a las otras criaturas del lugar, lo primero que vi fue a una Elfa muy guapa tenía la piel clara y ropa muy elegante, estaba sonriéndole a un elfo, el elfo me parecía conocido, creo que lo vi cuando era pequeña, no es muy alto, tiene la piel clara y tiene magia la verdad es que es muy guapo pero es un elfo de la luz así que da igual, luego vi a unas hadas con vestidos demasiado decorados y brillantes con un montón de lentejuelas y flores decorativas, las sirenas estaban en la orilla del lago mirando y hablando con los demás, nunca vi a tantas cabezas huecas juntas, también estaban las del mar peinándose en las rocas con estrellas en el pelo, y vi a las de las profundidades, estaban escondidas detrás de las rocas, también habían mujeres flor, son muy lindas pero tienen muy poca ropa, los guerreros no dejan de mirarlas, pero eso es lo que hacen siempre luego enredan a los hombres con sus raíces y se los comen vivos, habían hombres y mujeres árbol eran grandes y elegantes, casi todos estaban allí, era extraño para mí verlos a todos conviviendo, yo no tengo familia, soy l única Elfa de la oscuridad creo que siempre he estado sola.

Me fui caminando al centro de reunión, todos me miraban raro, no están acostumbrados a ver a los "oscuros" soy como un monstruo para ellos, las hadas me señalaban y los Ángeles susurraban entre ellos mientras que las sirenas del río se reían a carcajadas de mi, yo seguí caminando sin importar nada, der repente choque con alguien.
-Por favor que no sea la reina, por favor que no sea la reina- me susurraba a mí misma.
-Tranquila no soy la reina- dijo una cálida y dulce voz.

Me parecía tan familiar su voz, me tomo de las manos y levanto mi capucha para ver mi cara, era el elfo de la luz, era muy lindo, sus ojos diamantes brillaban, nunca había visto a un elfo tan guapo, me quedé sin palabras.

-¿Estás bien?- dijo amablemente
-Si- dije entrecortada
-¿te heriste o algo?- dijo con un tono de preocupación
-No, yo este em no- dije muy nerviosa
-Okey, si necesitas algo estoy aquí, por cierto como te llamas me pareces conocida-dijo curioso
-Soy Diamond, diamond moon-
Todos se asombraron y la reina ordenó a los guerreros que me escondieran, yo no entendía que pasaba todo era muy confuso, ya estaba acostumbrada a esto pero no entiendo que tiene de malo mi nombre.

Tuve que quedarme en mi casa y ver todo desde la ventana, la estúpida reina se paró con una gran e hipócrita sonrisa en su rostro, todos aplaudían y sonreían mientras yo estaba aquí sola, me pregunto qué es lo que asombra tanto en mi nombre, no tiene nada fuera de lo común, ¿o sí?.

Tocaron mi puerta interrumpiendo mis pensamientos abrí y vi a una persona encapuchada, me tapó la boca y con su dedo hizo una señal de silencio poniéndoselo en la boca, dejó una nota sobre mi cama y giro en sí misma, se convirtió en un cuervo y se fue, al irse se le calló una pluma negra, tomé la nota y la leí, decía: nos juntamos en el lago a media noche, firma: los oscuros solitarios.

Nunca me habían pasado tantas cosas en un día, llegó la noche y me fui al lago, no había nadie, así que esperé, me puse a caminar en círculos hasta que vi una luciérnaga la quería tocar y me tropecé cayendo al agua grite porque una sirena me mordió el pie, pedí ayuda pero no había nadie, las sirenas me tiraban para hundirme, hasta que los "novatos" me ayudaron, para ser más específica, fue el guapo elfo de la luz, me tiró del brazo y mi vestido se engancho a una rama, se rajó y las sirenas se lo llevaron, el se dio la vuelta con los ojos cerrados y dijo:
-Yo ehm, voy a... Voy a buscarte algo para vestirte- dijo nervioso.
Me sonroje un poco y me cubrí el cuerpo con mi larga y oscura cabellera, mi piel morada estaba completamente húmeda y mis manchas de colores se veían muy lindas, luego de unos segundos el elfo se acercó y me dio tres hojas.

-Es lo único que encontré, barrieron y tiraron todo lo demás por la presentación de la reina-dijo preocupado y desanimado
-Bueno gracias-dije gentil mente.
El nuevamente se dio la vuelta y yo me puse las hojas en partes que eran necesarias cubrir, mi pecho y mi... Creo que quedo claro.
El se despidió y dijo:
-por cierto, me llamo sky blue- dijo retirándose del lugar con una gran sonrisa.

Es la única persona amable en este lugar.

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