Recuerdo que fue algo muy bonito, al principio estaba interesado por la amistad que había entablado. Le pregunte por el hombre que robaba sus pensamientos, sentimientos y hasta su tiempo, por el simple hecho de conocerla cada vez más y más... hasta llegar al punto de gustarme. De un momento a otro era lo más hermoso que tenía, la manera de cambiar mi estado de ánimo, desordenando mis pensamientos, invadiendo mi mente y revolviendo mis sentimientos. Llegando al punto de querer estallar de emoción, solo por verla o hablarle. Perder el concepto de la razón al contemprarla, queriendo ser parte de su mundo, incrustando mis fragmentos en su alma.
Es obvio que las mujeres no maduran tan rápido como los hombres, por el contrario, el hombre se enamora más rápido que ellas. Con base en eso, fui explorando sentimientos que nunca había encontrado en ninguna persona, eran increíblemente profundos...
Aquella noche lleve rosas y una chocolatina, las cuales fueron muy bien recibidas por su madre. Le deje en su casa mi pequeño detalle sin que ella se diera cuenta y luego me marche. Capte realmente lo mucho que me importaba, fue esa noche que comprendí que me tenía enamorado. Volví luego de que pasaran un par de horas. Con el ambiente tenso y lleno del deseo, salió alegremente sabiendo con certeza lo que pasaría, estábamos a solas y de repente ella se acercó y me beso, pero torpemente no supe que hacer, en ese instante era lo más estúpido del mundo, bloqueado pero a la vez emocionado.
Sí, lo sé, ¿se estarán preguntando si pude seguir con ese beso apasionado?, pues sigan esta entretenida historia...
Empezó con un suave y tierno rose en nuestros labios, poniéndome fuera de contexto, rápidamente tome su rostro por los costados y paralelamente nuestras bocas se encontraron. Solo nuestra deseosa imaginación nos acompañó por un rato, ya que, al sentir sus cálidos y húmedos labios empezamos una desenfrenada serie de sensaciones, que nos llevaba a respirar estremecedora-mente, acompañado de acaricias y abrazos. Luego de ese instante, le dije mirándole a los ojos que era mi todo, insinuándole ser la persona más feliz del mundo; ella acepto, cosa que esperaba desde hacía varios meses. Sabía que era una relación en donde podríamos disfrutar todo, haciendo bastantes recuerdos, que a la final no son fáciles de olvidar.
No había tanta importancia en los días que duramos juntos, sino los momentos inolvidables que tuvimos juntos. Me llene de amor y hasta creo que perdí la noción, intentando que lo mejor pase lento para que no hubiese la posibilidad de un arrepentimiento.
Salir juntos luego de terminar nuestra jornada académica, y tomarnos de la mano para luego emprender un camino de vuelta a nuestros hogares, la pregunta que acompañaba nuestro pequeño viaje era: ¿qué era lo que realmente importaba en aquella relación?, a lo que yo contestaba: "nosotros"
Ese sentimiento que fue el más grande que tuve, los suspiros encerraban toda esa ilusión, todo ese amor. Quererla a mi manera era: preguntarle todas las noches, si quería que la acompañara en sus sueños ideales junto a mí, hablábamos como dos pequeños niños, que nerviosamente no sabían que decir uno al otro, reitero que cuando ella me miraba me bloqueaba.