Último Aliento.

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 Estaba muy cansada, no había dormido en toda la noche y sentía que los párpados se le iban a cerrar en cualquier momento. Agitó la cabeza con fuerza para mantenerse despierta y un ligero mareo la invadió. Tampoco había comido en dos días, tenía el estómago completamente vacío y de vez en cuando le comenzaban a sonar y sonar las tripas, provocándole un dolor agudo que cada vez se volvía más y más intenso, luego cuando el dolor se hacía insoportable a más no poder se desvanecía y así continuamente. Era un tremendo infierno. Se levantó del sofá, pero sintió como su cuerpo se debilitaba cada vez más y más, las fuerzas le fallaban y el mareo se intensificaba. Se sostuvo en la pared y comenzó a caminar hasta el baño. El baño había acabado siendo su sitio favorito, el único sitio en el que podía estar realmente sola, el único lugar donde podía encerrarse sin que la mirarán mal ni la juzgaran. Pero hacía ya un tiempo que no se sentía así, no se sentía bien ni ahí, porque las voces la habían invadido hasta tal punto que no podía hacerlas callar en ningún momento. Llegó al baño y cerró la puerta a su paso. Se acercó al espejo, se agarró al lavabo para no caer y solo vió una chica triste, una chica que ya no recordaba lo que era ser feliz, una chica fea, gorda e inútil, una chica que jamás caería bien a nadie y a la que jamás querrían, una chica solitaria, solitaria para siempre jamás. 'Hoy es el día' -le dijo la voz de su mente, aquella que había estado tanto tiempo torturándola. Ella simplemente asintió con su cabeza. Hace unos cuantos meses las voces empezaron a resonar en su cabeza y ella intentó buscar ayuda, contó lo que le ocurría a sus amigos, a su novio, pero lo único que consiguió fue quedarse sola, sin amigos, sin novio. Todos la tomaban por loca, por rara, nadie la creía, ni si quiera su madre. Desde entonces las voces han ido invadiéndola más y más, y ahora las voces la controlan y la hieren por dentro. Abrió el armarito del baño y sacó el bote de pastillas para dormir de mamá. Lo sostuvo en sus manos y sus ojos humedecieron, al abrir el bote las lágrimas comenzarón a deslizarse por sus mejillas. 'Es la hora'- Dijo la voz. Ella volvió a asentir con la cabeza y volcó el bote en su mano. Tenía miedo, iba a ser el final, su final, iba a morir, todo lo que había conocido iba a desaparecer y eso le alegraba pero también le aterraba, ¿y si lo que ahora le acontecía fuese peor?, pero no. Ella tenía que ser fuerte por una vez, tenía que ser valiente. Cogió las pastillas con fuerza en su mano, se concienció de lo que la voz quería que hiciese. Pensó en todas las personas a las que quería, dejó caer unas pocas lágrimas y finalmente tomó todas las pastillas y las tragó. Se tumbó en el suelo y se encogió. 'Descansa en paz' - Le dijo por último la voz. Al principio sentía miedo de hacer aquello, de hacer caso a las voces, pero cuando llegó el momento de hacerlo ella supo que era lo mejor, era lo correcto. Por fin podría descansar en paz, por fin podría deshacerse de todo el mal que contenía su interior y todo el mal que obtenía de todos a su al rededor. El sueño la invadia ya y sonrió con lágrimas en sus ojos. Todo había acabado para ella, no iba a tener que fingir nunca más, no iba a tener que soportar burlas, no iba a tener que soportar más sufrimiento. Y aquel fue el momento más feliz de su vida, ya que al fin ella era libre.

Y al fin era feliz.

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2013 ⏰

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