Lunes 20 de septiembre

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-Nick, si nos pillan nos expulsarán.
-Pero no lo harán.

Los nervios habían tomado posesión de mi cuerpo. ¿Como podíamos haber salido sin que nos pillaran? Realmente se nos había ido la cabeza.

-Y bien, ¿qué te apetece hacer?
-Pues, en realidad esta tarde iba a ir cortarme el pelo...
-Vamos.
-¿Estas hablando en serio?
-Sí, claro. Después elijo yo un sitio.
-Va... Vale.

Caminamos lo que pareció ser un camino corto hasta dar con la primera peluquería abierta. En cierto modo no tenía nada en mente, solo quería un cambio.

-Hola, bienvenidos. ¿Teneis cita?
-Esto... No.
-Vale, no os preocupéis. En un par de minutos acabo y me pongo con vosotros.
-Gracias.

-Mia, exactamente ¿qué es lo que te vas a hacer?
-Sinceramente, no tengo la menor idea.

-Bueno, ¿para quien es?
-Para mí.
-Hum- la mujer comenzó a observarme y a toquetear mi pelo mientras decía- y bien, ¿qué es lo que quieres?
-Pues, solo quería un cambio. No tenía nada en mente.
-Tenga, mire. Esto es lo que mi amiga quiere.

Nick le pasó su teléfono enseñándole una imagen que había en él. Intenté por todos los medios girar mi cuello para poder ver lo que había en su móvil pero me fue imposible. Parecía como si en su mente ya tuviera la nueva imagen de mi. Comenzó a traer todo su armamento y fue cuando le dirijí una mirada amenazante a Nick. Este simplemente me sonrió mientras estiraba su pulgar hacía arriba haciéndome saber que todo iría bien.
Por otro lado, también estaba agradecida de no haber tenido que perder tiempo decidiendo cual era el cambio que quería.

Después de una hora aproximadamente, salí con el pelo algo más corto de lo que lo tenía y un degradado. Mi pelo comenzaba con mi color y terminaba con un gris azabache.

-Uo, Mía, no pensaba que irías a quedara si de bien.
-Te has arriesgado mucho, Nick Wild, pero parece que no tienes tan mal gusto.

Nick me pasó la mano entre mi nuevo pelo corto a la vez que en su cara mostraba cierta sensación de satisfacción. Realmente me gustaba el gran cambio que había dado con tan solo un corte y cambio de color de mi pelo.

-¿Ahora a dónde vamos?
-Ya lo verás.

Seguimos caminando ciudad arriba hasta que empecé a sentir como mi espalda se quejaba por mi mochila. Hice un gesto bastante extraño el cual, hizo que Nick se percatara.

-Trae, te llevo la mochila.
-No, no hace falta, dejalo.
-Trae tonta.
-Gracias... Me estaba empezando a doler el hombre... ¡Por cierto! ¿y tu mochila?
-Hoy por no llegar tarde se me ha olvidado...

Empecé a reír sin consuelo. ¿Cómo podía ir al instituto sin mochila?

-¿De que te ríes? No quería llegar tarde...
-Eres de lo que no hay, Nick Wild.
-Tranquilo pececito, a partir de hoy la llevaré siempre a clase.
- ¡¿Se puede saber por qué me llamas pececito?!
-Algún día te lo diré.
-Más te vale...

Al cabo de un par de calles, llegamos a un centro de tatuajes y piercings.
Siempre había querido hacerme un tatuaje y algún que otro piercing aparte del que llevaba en la parte de arriba de mi oreja. No se por qué nunca me había lanzado.

-¿¡Vas a tatuarte algo?!
-Sí, y puede que también me haga un piercing.
-¿Hay que sacar cita previa?
-No tonta, el padre de un buen amigo mio es el dueño. Aquí ni citas ni nada.

El local parecía bastante impecable, algo agradable incluso.

-Nick... Yo también quiero tatuarme algo hoy.
-¿De verdad? Piénsatelo bien.
-Llevo toda mi vida pensándolo, quiero hacerlo.
-Está bien. Vamos.

-Eh Francis, ¿qué hay tío?
-Donovan, que raro verte por aquí.
-Este local es mi hogar, ya lo sabes.
-¿Uno nuevo?
-Claro, y mi amiga también.
-Hombre, encantado.

Simplemente me limité a sonreírle con timidez. Estaba colocada estratégicamente detrás de Nick de modo que el parecía mi escudo antibalas. Y al parecer, si que parecía mi ángel de la guarda.

-Hay una oferta de 2x1, el más pequeño sale gratis.
-Perfecto.
-¿Entráis juntos?
-Sí.

Seguimos a Francis hasta una habitación bastante luminosa. La camilla estaba en el fondo de la sala. A su lado, habían varios cajones y alguna que otra foto colgada en las paredes. Mientras Francis se colocaba los guantes, comenzó a hablarnos.

-¿Quién se tatuará primero?
-Mía.
-¿Qué? No, ¿cómo?
-Has estado pensando toda tu vida el tatuaje que quieres hacerte, ya va siendo hora de plasmarlo en tu piel. ¿Para que esperar más?
-Está bien...
-Vale, dime qué va a ser.
-Pues, simplemente quería un pincel.
-¿Un pincel?
-Si...
-Está bien.

De mi mochila, saqué un dibujo que siempre llevaba conmigo en mi agenda. Era un pequeño pincel delgado y algo deshilachado. Se lo entregué a Francis y éste se puso manos a la obra. Media hora después ya estaba. Eran solo un par de líneas y de tamaño pequeño. Después de todo, mi antebrazo estaba demasiado perfecto con el nuevo tatuaje.
Después de una hora, Nick también estaba listo.
Su nuevo tatuaje, era una bombilla también en el antebrazo.

-¿Os ha gustado?
-Francis tío, haces un gran trabajo.
-Vuelve cuando quieras Donovan.
-Espera.
-¿Qué ocurre, Mía?¿No te ha gustado?
-No, no es eso. ¿Aquí hacéis piercing?
-Sí, claro. ¿Cual quieres?
-Pues quería un pendiente más y el piercing en mitad de mi labio inferior.
-Vaya, claro. Ven, pasate por aquí.

Empezamos a caminar por el mismo pasillo anterior.

-Eh, Nick, solo puede pasar ella.
-¿Y eso?
-Por razones de higiene.

Hubiese preferido estar con Nick. Fue entonces cuando el miedo me asaltó. ¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Quién era exactamente? El hombre que tenía frente a mi me daba mala espina desde el momento en el que entré, pero al ser amigo de Nick supuse que sería buena persona.

-No te muevas en absoluto.

Se puso un par de guantes de goma y sacó de un cajón lo esencial para hacer piercings, en cinco minutos ya tenía un agujero en mi labio.

-¿Desde hace cuanto conoces a Nick?
-Desde hace una semana aproximadamente.
-Vaya, que poco ¿no? Es muy raro en él traer a chicas aquí para ver cómo se hace un tatuaje.
-Vaya...
-¿Te duele?
-Un poco.

Se fue aproximando poco a poco a mi boca mientras yo retrocedía.

-¿Que haces?
-Te he dicho que te quedes quieta.
-Tengo que irme.
-No te vas a ir a ningún lado.
-¡Nick!
-Qué te calles. Solo será un beso.
-Ni se te ocurra tocarme.
-O si no, ¿qué? ¿Me vas a pegar?

Buena idea. Me quedé quita esperando el momento perfecto. Pegué una patada al aire entre sus piernas lo más fuerte que pude. Se quedó helado del dolor. Aproveché ese tiempo para salir huyendo de allí. En la pequeña salita de espera estaba Nick.

-¡Mia! ¿¡Qué narices te pasa!?
-Vámonos por favor. Solo ha intentado besarme pero vámonos.
-¡¿Cómo?! Espérame fuera.
-Nick, ¡no! Vamonos por favor.
-¡Qué te vayas fuera he dicho!

Nunca había visto a Nick tan furioso. Me estaba gritando para que me marchara de allí. Tenía miedo, bastante miedo. Le obedecí y salí corriendo de allí. No se si me dolía más el labio, mi ante brazo, la cabeza o mi corazón de tanto latir por la adrenalina.

No podía quedarme ahí parada sin saber hasta donde llegaría Nick. Entré corriendo hasta que le encontré con la cara de Francis entre sus manos. Tenía la nariz repleta de sangre.

-¡Nick! ¡Basta! Es suficiente.
-¡Te dije que te fueras!
-¡Y yo que pares!
-Date por muerto como te vea a un metro de ella.








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⏰ Última actualización: Jun 21, 2017 ⏰

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