La mujer bajo del auto y se dirigió al Orfanato, toco la puerta con unos pequeños golpecitos, a los segundos después una monja abrió la puerta con una gran sonrisa, una sonrisa muy amable.
- ¿hay algo en lo que le pueda ayudar, señorita? -dijo con sus manos entrelazadas en su regazo.
- Si, gracias. Pues he querido tener un hijo desde hace varios años, usted podrá ver que no soy de tercera edad aun, pero tengo unos problemas. No puedo tener hijos. -La mujer estaba nerviosa mirando el suelo. Pequeñas lagrimas aparecieron por sus ojos.
- ¿ha venido a adoptar un niño? -la monja sonrió dulcemente mientras llevaba a la mujer hacia unos ventanales.- aquí hay muchos niños, todos entre tres a ocho años. Aquí juegan. Es uno de los patios que ocupan de vez en cuando, ¿ve alguno que le llame la atención?
En ese momento, un chico de pelo morado fue el centro de atención de la mujer. Era un chico de unos 16 años por ahí, estaba hablando con una niña pequeña con largas trenzas a ambos lados de la cabeza. Se veía tan adorable ese par, pero la mujer no buscaba eso.
- ¿Son hermanos? -pregunto la mujer mientras señalaba con la mano a Draz y a la niña.
La monja negó con la cabeza energéticamente.
- Por los dormitorios hay más niños, el chico grande que esta aquí vino a ayudar a los niños a sacar una pelota de un árbol, los niños son bajitos así que no alcanzaban las ramas. -La monja dirigió a la mujer hasta los dormitorios.
Estaba avergonzada ya que, en verdad, Draz tenia más que prohibido ir con los menores del orfanato, pero no quería hacer ningún drama enfrente de su "cliente".
Ahora la mujer era dirigida hasta unos dormitorios bien entusiasta con sus colores llamativos. Las camas eran individuales, había alguno que otro camarote por ahí.
La mujer fijo su vista en las camas, todas ordenadas e impecables como recién nuevas.
-hay algunos niños descansando aun, así que hablemos bajito -dijo en susurros al oído.-, le hacemos algunas actividades en la semana y por eso algunos aun están cansados. ¿Algún niño que le guste?
- Eh, no, gracias. -respondió negando con la cabeza.- quiero un niño o una niña con más...
- ¿con menos edad? -le interrumpió la vieja.-, tenemos varios bebes. En verdad, es buena idea ya que como son pequeños pensaran que usted es la madre. -pensó en voz alta.
La mujer le empezaba a desagradar la monja. Ella no soportaba de que no la dejaran terminar lo que iba a decir, pero se resistió y guardo sus manos en los bolsillos de su abrigo.
La monja ahora se la llevo donde una sala, todo era cunas y bebes, llantos y peleas infantiles.
- Disculpe, pero yo... -intento retomar su palabra, pero de nuevo la interrumpieron.
- Esta tiene un año y medio -Dijo la monja con un bebe en sus brazos que dormía profundamente.-, es muy bonita y ya sabe hablar un poco.
Ahora la mujer estaba aun mas molesta. ¿Es que la monja no la piensa escuchar nunca? ¡ella no esta buscando un niño pequeño ni un bebe!
- Disculpe, pero yo no quiero un bebe ni un niño -dijo rápidamente para evitar que la monja la interrumpiera por una tercera vez.- no quiero de esa edad, no.
La niña que estaba en brazos de la monja comenzó a llorar a llanto de la nada, sin razón. La monja miro a la mujer con una cara estupefacta, mientras que ella se sentía incomoda y furiosa por el llanto del bebe, ¡no los soportaba tampoco!
- Entonces... -intento seguir una conversación pacifica.- ¿no busca... un niño?
La mujer suspiro mentalmente ante esa pregunta, aguantándose las ganas de golpear a todo el mundo. Ella quería un niño, si, pero no quería uno de tan poca edad.
- Quiero un niño grande, de unos 14 años o más -respondió ya apunto de mandar a la mierda todo.
La boca de la monja formo una grande "o" . ¿Un niño grande? ¿Qué cosa?
La bebe que estaba en los brazos de la monja, fue depositada en su cuna correspondiente y dejo de llorar.
Entonces un pequeño plan se formo en la cabeza de la vieja. La monja nunca se llevo bien con el grupo de pelos colorines, jamás en la vida se llevaron bien y siempre rezaba para que algún día alguien viniera a adoptarlos para no sentir más molestias.
¿Tienen ya una idea de lo que estará pensando?
- Le tengo al niño perfecto -dijo con una sonrisa para luego chasquear un par de dedos. La mujer fue nuevamente guiada por la monja, esta vez hasta un gran comedor.
Habían muchos adolecentes, muchos, demasiados. Habían muchas cabelleras de mismos colores, pero no se veía ninguno colorín, que era lo que justamente buscaba la monja. Como no lograba ver un pelo colorín, se acordó de que uno de los colorines era rubio.
Yure, un rubio de ojos rojos, estaba sentado en una mesa con unos amigos mientras comían su primera comida del día. A la vieja se le formo una pequeña sonrisa traviesa y llamo a Yure con un gesto de manos. El rubio no entendió muy bien la situación, pero igual fue con la monja, ya que era mejor obedecerle que ignorarla.
- Mire dama, este es Yure, -dijo mientras lo señalaba con la mano.- es muy caballero y esta bien educado, también es cariñoso y obediente. Saluda, chico.
Yure se puso nervioso, ¿Quién era esa mujer que estaba enfrente de él? ¿y a que venia?. La mujer miro a Yure con odio, y no dijo nada, solo estaba ahí parada de brazos cruzados mientras miraba al rubio de pies a cabeza. Ambos se miraban mutuamente, pero no de la misma manera.
La mujer se dio por echo que ese niño seria la ultima persona que adoptaría en el mundo, es más, si fuera por ella ¡que se muera ahora mismo!, pero eso era casi imposible. La monja le dio un pequeño golpe a Yure disimuladamente, este se puso aun más nervioso e hiso una pequeña reverencia ante la mujer en forma de saludo.
La mujer no miraba mal al chico por no saludar, lo miraba mal por que en toda su vida nunca tuvo una buena relación con las personas con ese color de cabello, rubio, y no hacia falta pensarlo dos veces.
- ¿lo ve? y además es bien lindo, y debo agregar que tiene un parecido con usted. -Dijo tranquilamente la vieja, pero eso no hiso más que enfurecer a la mujer.
Yure fue apartado unos pasos por pequeños empujones por parte de la vieja.
- ¿Qué le parece? -Decía bien segura de si misma.
La mujer estaba que ahorcaba a esa vieja con las manos, cada vez era más insoportable y tuvo que hacer un segundo intento de calmarse en esta mañana. No quería decirle a la mujer de tercera edad que no quería al niño, ya que el chico la podría escuchar y ¿Qué tal si ese niño rubio esperaba de lo adoptaran? ¿y justo cuando venia alguien frente a él, no lo adoptaban?.
Los ojos de la mujer se abrieron como platos al ver una cabellera verde en uno de los patios con otro muchacho. Yure aprovecho que las mujeres estaban distraídas y se fue corriendo de ahí, lo que menos quería era que lo apartaran de sus amigos.
- ¿Quién es él? -le dijo a la monja.
- ¿lo quiere? -respondió con desprecio. Ella quería que se fuera Yure, ya que era al que menos quería, pero después pensó que el peli verde era buena opción.- Es energético y muy social.
En realidad, lo de social, era de lo menos que tenia ese chico, pero no importaba ya que la monja ahora solo quería que se fueran todos los colorines ¡ahora ya!
- Lo quiero, ¿Cuál es su edad? -La mujer se sentía mal por ver como estos niños parecían objetos para ser comprados, ya que ellos no elegían con quien irse o con quien vivir, pero ella quería a ese chico.
- Tiene dieciséis, usted acaba de elegir un muy buen chico.
Dado por terminada esta conversación, ambas mujeres se fueron a hacer todos los papeleos y charlas para que la mujer pudiera adoptar al chico que vio por una ventana.
Al día siguiente, la mujer vendría a buscar a su nuevo hijo al orfanato.
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Madre
General FictionPara mi, una mamá es una mujer que te da amor, respeto, cuidado y protección. Para mi, una mamá no tiene que ser obligatoriamente biológica. Para mi, una mamá es tener mucho. Para mi, ella es todo. Es mi mamá, quieras o no. Es ella quien me cuido y...