Epílogo."ES LA HISTORIA DE UN AMOR"

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"... Es la historia de un amor como no hay otro igual, que me hizo comprender todo el bien, todo el mal, que le dio luz a mi vida, apagándola después, ¡Ay qué vida tan oscura, sin tu amor no viviré!..."


Aeropuerto internacional de Incheon; un día a mediados de agosto, año 2015.

—¿Entonces esto es todo, Vannia?

Quiere saber Iker, mientras Min Ki le sostiene de la mano y sonríe con tristeza.

—Así es, gallego —digo—. Para nosotros la aventura termina aquí. En Seúl ya no nos queda nada.

—Lo sé, mi niña —admite y achucha con más fuerza a Min Ki.

Ambos han empezado a tener citas y prometieron verse siempre que les sea posible, porque se gustan mucho.

—Pero que lo sepa, no hace menos difícil decir adiós.

»Ahora mismo no quiero marcharme, Vannia; no quiero dejar sola a Min Ki —añade a la par misma que yo asiento y los observo.

A pesar de mi tristeza no puedo evitar sentirme feliz por ellos. ¡Se ven hermosos juntos! Iker, al igual que yo, ha encontrado el amor de verdad al otro lado de mundo y, mirarlo tan pleno y contento me llena de gozo y orgullo ¡Es lo que tiene ser mejores amigos!

—¡Anden, iros a dar un último paseo, tortolillos! —sugiero.

—Aprovechad las últimas horas para morrearos un poco y meteros mano; eso les ayudará para que no os olvidéis tan fácil. Yo por lo pronto, me quedo aquí sentadita como dios manda, contestando unos correos.

Iker afirma con la cabeza y Min Ki me hace una pequeña reverencia y se lanza a mis brazos para apretarme a su real gusto, luego, toma a su chico del brazo, y yo completo:

—Muchas gracias por las flores, Min Ki; están preciosas.

Con una segunda reverencia, ambos caminan hasta una cafetería cercana, y yo observo su andar con absoluta alegría; hasta que cierto idol que he tenido el gusto de conocer en esta ciudad, pasa su mano delante de mis ojos y me obliga a prestarle atención:

—Ya veo que siempre cumples tus promesas, Vannia —exclama T.O.P, sentándose a mi lado en la sala de espera.

—En efecto, Seung Hyun; siempre mantengo mi palabra. Mis estudios terminaron hace unos días y yo ya no tengo nada más que hacer en Seúl.

T.O.P me mira con algo de cautela y luego, sacando a flote su característico sentido del humor, ironiza:

—¡Vaya... incluso me has traído flores!

»Dime, ¿acaso sabías que yo también estaría en el aeropuerto?

Sonrío de medio lado y le contesto de modo desenfadado:

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