Capítulo 7

1K 143 46
                                    

Esa voz.

Esa chocante voz.

Luego de que esta voz tan imponente, tan autoritaria, tan profunda hablara el ambiente de aquella sala se volvió mudo, como unos 30 segundos. Seguido de esto se sintió un murmullo débil y ronco como si, quien estuviese hablando arrastrase las palabras por un camino de piedras, pero después de todo, era entendible.

-Me quedo... ser torturado por esos weones no puede ser peor que vivir sin mi querida compañera.-

Parece que esa no era la respuesta que esperaba la voz, ni siquiera yo la esperaba. Si me devolvieran mi alma por no volver a fumar nada, no lo dudaría.

-Está bien. Si esa es tu decisión, espero que disfrutes el Sector 3. Vete antes de que me dé un dolor de cabeza, soy un daemon ocupado. ¡El que sigue!-

Seguido de esto, las puertas que desde un principio se veían imposibles de abrir por sus dimensiones, se abrieron de un golpe dando paso a un hombre de unos veinticinco años, de contextura gruesa y algo baja que vestía una sudadera blanca, un gorro cuya visera apuntaba a su nuca y por el orificio dónde se podía ajustar el tamaño del gorro sobresalía un poco de pelo. Unos pantalones, zapatillas blancas a juego con su sudadera y en su boca un pito al cuál no le quedaba mucho para volverse completamente ceniza.

Su lux estaba a muy poca altura de su cabeza. Nunca había visto a una lux de esa forma, entera. Siempre había sido un pequeño pedazo y sólo duraba un segundo.

Esta anima era seguida por un ducit.

Dio vuelta su cabeza a mi dirección y la movió en forma de saludo, yo moví mi mano devolviéndoselo.

Al notar que le devolvía el saludo, la anima se acercó mientras su ducit se quedaba en su lugar.

Se paró en frente mío y me analizó un momento. Teníamos una estatura parecida, el era un poco más grande.

-Hola.- Me había saludado, por primera vez en mucho tiempo hablo con otro ser como yo, otra anima.- ¿hablas español? ¿Puedes entender lo que digo?- lo decía de forma lenta e incluso algo cómica provocando en mi una leve sonrisa.

-Sí, te entiendo.-

Suspiró aliviado.

-Por fin alguien con quien puedo hablar, ese weón como que me odia.- dijo señalando a su ducit.- Por más que le pregunto weas, no me quiere responder.-

-Así son las cosas aquí al parecer.- Le dije desanimado.

-Me llamo Oscar por cierto y soy chileno al parecer. Tu no debes recordar cómo te llamas; a mí me lo dijeron recién y me dijeron que quizás en un tiempo más, no sé cuánto, lo olvidaré y también me voy a olvidar de quién era. Es triste en cierto modo.- Su voz se iba apagando a medida que seguía, transmitiéndome su aflicción.

-¡Eh! ¡Tú! Tenemos que irnos a tu sector.- Su ducit se iba acercando a nosotros, retando al llamado Oscar, pero el Edgar se interpuso en su camino diciendo algo que entendía a medias.

-Et loqueris ad eos et venit (déjalos conversar hasta que él entre) - Dijo el Edgar apuntándome.

"Conversar... hasta... entre"

Aún podía entender partes de lo que decía el Edgar.

Aún seguía sucediendo y dudo que alguna vez pare.

Cuando el Edgar dijo esto, el otro ducit lo miró con algo de temor en su mirada, como si el Edgar lo acabara de amenazar de muerte o incluso algo peor, a pesar de que lo digo con un tono de voz muy tranquilo.

¿Por Qué Estás Aquí? // [Jainico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora