En la noche, cerrada y oscura, un hombre bajo la lluvía caminaba sin rumbo, como si de una marioneta dirijida por un titiritero se tratase, un cuerpo sin alma dirijido por el viento.
Y que más daba si estaba empapado, y que más daba si se ponía enfermo, cosas peores había pasado aquel hombre y que cosas, cosas que preferiría que fueran llevadas por la lluvia, borradas por ella. Tanto dolor, tanto sufrimiento, agachó su mirada y aunque sus manos estaban solamente mojadas por agua, él no las veía así.
Él las veía manchadas de sangre y muerte, miraba el suelo y en vez de ver el agua yendo calle abajo hacia la alcantarilla, veía ríos y ríos de sangre de gente muerta o mal herida, en vez de gente corriendo bajo lluvia para ponerse a cubierto, veía cuerpos de gente desmembradas por las bombas o acribilladas por las balas. Alla donde había alegría el veía tristeza y donde veía esperanza él veía desesperanza, y esto venía siendo así desde que llegó hace 3 meses de una misión en Guinea.
Tanto dolor y tantas vidas humanas desperdiciadas... y solo una simple medalla al honor y al valor, y unas cuantas condecoraciones... pero eso no justificaba las cientos de vidas inocentes que tuvo que segar allí, mujeres, niños, ancianos, daba igual todos eran objetivos para su superior y todos debían ser eliminados...
Todas las noches las mismas pesadillas, todas las noches las misma rutina, no poder dormir, insomnio, ir al bar de la esquina, a emborracharse y olvidar todo, para luego poder llegar a casa y caer inconsciente en la cama y poder llegar a dormir sin pesadillas.
Esta noche era como otra cualquiera, nuestro querido Paul Adams iba caminando por la calle como era rutina, sin saber que esta noche sería la última noche que estuviera así. En el simple trayecto desde el bar a su casa no se demoraba en más de 10 minutos por lo que llegaba enseguida a su casa sin tener que estar el cantinero pidiendo un taxi para llevarle. Y no es que Paul se preocupase por aquel que se atreviese a asaltarle por el camino, sino que el que tendría que preocuparse por no salir lastimado tendría que ser el asaltante.
Por lo que cuando fue paseando por la calle, y pasó al lado de un callejón, no se preocupo mucho al escuchar un ruido que procedía de allí.
Sin embargo lo que escuchó le dejo todavía más desconcertado, era... era el llanto de un bebé lo que llegaba a sus oidos.
Desconcertado, se acercó al lugar de donde procedia el llanto, y de un solo golpe, la borrachera que tenia encima se le habia quitado. En cuanto vio a un bebe regordete de mejillas sonrojadas, miro a su alrededor en busca de alguien, buscando a una posible madre a la fuga.
Al no encontrar nada, dirijio su mirada al bebe, el cual habia dejado de llorar y simplemente le miraba con sus grandes ojos azules. El pequeño se encontraba en una cesta en el suelo, en vuelto en una manta azul.
En cuanto las miradas de ambos conectaron, Paul, sabia que tenia que cuidar a aquel niño.
No sabia nada sobre él, no sabia porque contra mas lo miraba mas ganas tenia de cuidarlo, no sabia el porqué de sus pensamientos o deseos. Fue como si aquel niño hubiera sido enviado por los cielos... No lo sabia...
Lo unico que si sabia, irracionalmente, era que desde este mismo instante aquel bebe pasaria a ser responsabilidad suya.
Y que su vida ya no volveria a ser la misma de antes.
Despues de todo, al fin un rayo de sol brillaba en su oscura vida.
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Mientras aquel hombre se alejaba con el pequeño en brazos, una mujer se secaba las lagrimas que caian por su rostro, al ver como su pequeño se alejaba en brazos del hombre.Un sentimiento de melancolia y vacio la inundo haciendo que hiciese lo que nunca antes se habia permitido hacer derrumbarse. Pero sabia que su pequeño Damian estaria mucho mas seguro con aquel hombre, de lo que estaria con ella.
Ya que ella tenia una mision que cumplir y su bebe no tiene cabida en el.
Por lo que dandose la vuelta, echo a correr internandose en la oscuridad.
Hasta pronto mi Damian.
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Esta es mi primera historia y espero que no sean muy criticos con ella.
Saludos y besos
Sarita
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Libro 1. Vivian
Ciencia FicciónPrimer libro de la Saga Sin Identidad Primer libro: Viviana Segundo libro: Scarlett Tercer libro: Abby Cuarto libro: Eva Esta historia es solamente mía, prohibida su copia, plagio o adaptación de esta y futuras novelas de la saga.