Todito

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Relatora: Erase una vez, en una pequeña casa en las cercanías de un cañadón, un matrimonio difícil, con sus dos hijos, turros, por cierto, llamados Brayan y Yenii. Todas las mañanas, los padres iban a trabajar al campo. Mientras tanto, los chicos dormían.

Papá: (Entrando, enojado)¡Levántense, par de vagos! Su madre y yo necesitamos ayuda.

Yenii: (Media dormida) ¡Pero papaaa, estamos cansados!

Papa: ¿Cansados? Entonces no salgan por las noches y duerman temprano. Ahora no se quejen, necesito que salgan a recolectar calafates para que su madre haga un dulce.

Brayan y Yenii: ¡Aggh!

Relatora: Después de desayunar, los chicos empezaron a buscar bolsas y se dirigieron al cañadón. A los chicos no les gustaba para nada hacer cosas que no sean dormir o salir de joda, así que aprovecharon para jugar a su único juego favorito, Pokémon Go.

Yenii: (Señalando afuera de la escena) Mira negro, allá hay una planta de calafate. Ay, tengo un hambre (Agarrándose la panza).

Relatora: Como consecuencia de lo distraídos que iban con su juego, no se dieron cuenta de que cada vez se metían más en el profundo y peligroso cañadón. Hasta que de pronto, y después mucho caminar, dieron con una bajada donde a lo lejos se veía un asombroso quiosco con muchas golosinas en los carteles del exterior.

Señor: (Entrando) Hola niños. ¿Les gusta mi kiosco? Entones pasen, se ven cansados. Adentro les daré algo caliente y llamaremos a sus padres (Dijo, amablemente).

Brayan y Yenii: (Contentos) ¡¡Re piola, dale!!

Relatora: Los niños pasaron ilusionados, pero a la vez confusos ¿Qué hacia un kiosco en el medio de un cañadón? Aun así, al ver al señor mostrarse tan amable, no se preocuparon tanto. El señor comenzó a enseñarles su tienda. Desgraciadamente, por dentro no tenía ni tanto color, ni parecía un local sorprendente como por fuera. El los llevo hasta una habitación que se encontraba al fondo de la casa, detrás del kiosco y cuya puerta era una extraña reja.

Yenii: ¿Por qué nos trajo aquí?

Señor: Pasen, ahí a dentro tengo el teléfono para que llamen a sus padres. (Sonriendo maliciosamente. Los niños entraron confiadamente, y el señor les cerró la puerta con llave).

Señor: ¡Ja, ja, ja! (risa malvada) ¿Con que andan confiando en desconocidos? Pues esta es la consecuencia, y aquí se van a quedar ¡Para siempre! Ahora me voy a ver el partido y no quiero escuchar ni un ruido. Luego te toca limpiar, nena.

Yenii: Pucha Negro, que bajón (llorando).

Brayan: ¡Siiii, tenía una fiesta esta noche! (Llorando también).

(Al rato, vuelve a entrar el señor en escena)

Señor: Tomen estas pastillas, se sentirán mejor. (Ofreciéndoselas en la mano, los chicos la toman).

Relatora: La Yenii, que no tenía tanta resaca de la noche anterior como su hermano, pronto se dio cuenta de las terribles intenciones de aquel señor, pero, ya familiarizada con esas pastillas, las agarro de todas formas.

Yenii: (A Brayan, susurrando) ¡No te la tomes, son somníferos! ¿Sabes? Tengo un plan. Todos los días, cuando el señor venga a traernos las pastillas, deberás ocultarlas y molerlas. Un día, cuando me llame para limpiar, le preparare un té con las pastillas y lo dormiremos. (Brayan asiente, algo atontado).

Relatora: Así lo hicieron varios días, hasta que el señor se cansó de tenerlos en su casa y decidió venderlos.

Señor: (Grita, furioso, a Brayan) ¡¡No hacen nada bien!! Son unos niños malcriados y nada más. Voy a llamar a mis colegas y a ver cuánto me dan por ustedes, mocosos.

(Yenii aparece en el cuarto, con el té con las pastillas molidas).

Yenii: (Nerviosa) Señor, mire a ver si está bien de azúcar el té.

Señor: ¡Gracias! Ya era hora.

(El hombre se tomo el té de golpe, luego de unos segundos cae dormido).

Brayan: Dale nena, nos tenemos que ir.

Yenii: (Buscando en la mesa) ¡¡¡Aguanta!!! Primero nos tenemos que liberar. (Encuentra las llaves, y se libera a ella y a su hermano).

Relatora: El problema llego cuando debían salir, el lugar era muy oscuro, y la única puerta que habían encontrado estaba cerrada con candado.

Brayan: (Asustado) Llama a papa, decile donde estamos y que venga la cana.

Yenii: (Con el celular en mano) ¡¡Papa!! Necesitamos ayuda, un señor nos tiene secuestrado (Gritando) ¿Qué? ¿Nuestra ubicación? Ni idea...

Brayan: ¡Ya sé! yo deje mi celular en mi cuarto, aquí cerca hay un Charizard.

Yenii: ¡Eso! Papa, juga Pokémon Go y encontranos, pero no te olvides de llamar a la policía.

Relatora: El padre por su parte, así lo hizo. Y la conversación fue algo así:

(AUDIO DE LA LLAMADA)

Papa: Eh.. Hola?

Policía: Hola, departamento de policía, dígame

Papa: Eh mis hijos desaparecieron.

Policía: Que edad tienen?

Papa: 15 y 16, ¿Pero eso que tiene que ver?

Policía: Ahhh, no se preocupe. Deben estar en alguna fiesta o algo así. Llegaran en la madrugada.

Papa: Ese es el problema, salieron a la mañana y no regresaron. Me dijeron que están cerca de un charizard o algo así y que los busque.

Policía: ¿Un Charizard? –Entusiasmado y más interesado- ¿Por qué no lo dijo antes? Voy en camino (Se corta).

Relatora: la policía y el padre de los chicos, en su casa, se alistaron y salieron a buscar al Pokémon con unas linternas y cargadores portátiles. Y después de unas horas explorar, lo localizaron.

Policía: (Señalando al vacio) ¡Mira! ¡Lo encontré! Tengo que atraparlo.

Papa: Che, allá hay una casa abandonada.

Policía: Vamos a investigar- Acercándose a la casa-. ¡Policía! Abra la puerta.

Relatora: Los gritos de la policía hacían tanto escándalo que despertaron al hombre. Este enfadado, tomo un revolver y salió afuera. Se encontró con un solo policía y echó a reír.

Señor: ¿Con que solo tú vienes a rescatar a estos niños?

Policía: (Sacando y apuntando con su pistola) Ponga las manos donde pueda verlas.

Relatora: Mientras que ellos se enfrentaban a mano armada, el padre había ido a la parte trasera de la casa a rescatar a sus hijos. El problema no fue entrar, ya que había una ventana abierta y cabía por ahí.

Yenii: ¿Cómo vamos a salir pa?

Brayan: No podemos salir por la ventana, el señor tiene un arma.

Padre: No, vamos a arriesgarnos. Voy a ir por detrás de él y lo voy a golpear.

(El padre salió, despacio y silencioso, tomo una piedra grande y la golpeo en la cabeza del hombre. Este cayo inconsciente).

Policía: Gracias, la verdad creí que me iban a dejar abandonado. (Abrazándolo fuertemente).

Padre: (Sonrojado) No hay de qué.

Yenii: Pa, ¿ya podemos ir a casa? Tengo una fiesta y necesito arreglarme

Padre: Si nena, ya vamos. (Salen todos de la escena, se apagan las luces).

Relatora: Y bueno, esta sería la parte en que digo y vivieron felices para siempre. Pero en realidad todo cambio. Esa noche La Yenii no salió de fiesta, y termino su tarea. Brayan dejo el alcohol y se puso las pilas en el cole. Y empezaron a ayudar a su padre, ya que después del acontecimiento, se divorciaron y ella huyo con otro hombre. Al año de mantener una buena amistad con el policía, se terminaron casando, quien lo diría.

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El Brayan y la Yenii (Parodiando Hansel y Gretel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora