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El delgado fluorescente del descansillo se iluminó, permitiéndole avanzar con mayor claridad, aunque ya recordara cada centímetro de aquel edificio tan familiar. La vieja madera de las escaleras crepitaba, como siempre, bajo sus apremiantes pisadas en dirección a su puerta

-¡Vamos, Kookie! ¡A este paso llegaremos tarde! - el eco retumbó en cada pared, llegando a los oídos del apelado, quien curvó sus labios, rebuscando en sus bolsillos y, antes de introducir la llave en la cerradura, respondió alzando la voz:

-Solo déjame cambiarme, ¿quieres? ¿O pretendes que vaya con el uniforme de trabajo? - Negó para sus adentros, reafirmando sus pretensiones, y abrió con un movimiento brusco. En pocos segundos, ya se encontraba rebuscando algún outfit casual: una sencilla camiseta gris de cuello abierto, con una sudadera negra, vaqueros oscuros ajustados y sus desgastadas converse. "Mucho mejor", se dijo para sí mismo, mirándose al espejo mientras intentaba ordenar inútilmente sus rebeldes mechones del flequillo.

Cuando estaba a punto de salir, la estruendosa vibración de su teléfono sobre la pequeña mesa del salón lo sobresaltó y recordó que casi se lo deja olvidado. Sus pensamientos únicamente abarcaban la posibilidad de que fuera Hoseok haciendo de madre cansina y llamándolo para que bajara de una buena vez pero, cuando desbloqueó la pantalla y sus ojos recorrieron cada dígito del número sin registrar, el corazón de Jungkook se saltó un latido y su garganta se secó súbitamente. Hacía años que lo había eliminado de su teléfono, pero se maldecía a sí mismo por ser incapaz de olvidar el dueño de aquel mensaje, mucho menos al leer lo que este decía:

"190"

Mientras su cerebro procesaba aquella conocida información, haciéndose mil y una preguntas sobre el remitente, sintió un firme tirón en su sudadera. No le hizo moverse un centímetro, sin embargo.

-Con esa velocidad, ni siquiera nos dejarán entrar. ¿Quieres hacer el favor de...?

-Es Yoongi - Su voz apenas era audible, un hilo de voz perdido en el aire, pero a Hoseok le era suficiente para saber lo que esas dos palabras acarreaban, y arqueó las cejas, dejando huir un suspiro que le pesaba tras los labios

-Y nosotros tenemos una fiesta pendiente. Además, ha tenido tiempo suficiente para contactarte, ¿qué sentido tiene que lo haga ahora? Ignórale. Nos vamos - Y le tomó de la mano, entrelazando sus dedos con los contrarios, pretendiendo avanzar hasta la puerta, pero el otro parecía adherido al suelo, ni un centímetro había conseguido separarlo, y sus ojos continuaban fijos en la pantalla

-Es Yoongi - Repitió a modo de mantra, como si sus cuerdas vocales no permitieran evocar otro sonido que no fuera el de su casi olvidada ex pareja. Una pareja que desapareció durante años sin dejar rastro, o lo que es más importante, sin brindarle una mísera explicación, todo lo que Jungkook pedía a esa relación terminada de manera tan abrupta como dolorosa. Por ello, el hecho de que en su teléfono apareciera ese mensaje, no significaba otra cosa que una oportunidad de resolver la eterna duda que le impedía olvidar a la persona que más le enamoró y le hizo sufrir a partes iguales. No podía simplemente dejarlo pasar, pero Hoseok tampoco le iba a conceder lo contrario:

-Y yo soy tu mejor amigo y hoy te vienes conmigo a pasarlo bien. ¿Queda claro? Y ayuda un poco, que ambos sabemos que tienes más fuerza que yo - añadió dando un nuevo tirón de su brazo, haciendo evidente a qué se refería. Kook, sin embargo, se mantuvo estático, esta vez encontrando sus ojos con los contrarios

-Tengo que ir - Espetó severo, ni un ápice de duda en sus palabras, y el otro desvió la mirada, chasqueando la lengua antes de responder:

-¿Para qué? ¿Quieres recibir más daño del que sufriste cuando se fue? ¿Crees que si le ves cambiará algo? No seas ingenuo, él sabe que te mueres por ir. No le des ese gusto - Y su voz se había alzado paulatinamente con cada pregunta, por lo que inhaló aire, canalizando su rabia. Porque estaba cansado de que su mejor amigo no fuera capaz de superar a aquel tipo.

Solo quería verle sonreír de verdad nuevamente, y aquel jodido mensaje acababa de empeorar las cosas. Aunque, finalmente, optó por suavizar sus palabras en un último ruego, esperando vanamente una respuesta afirmativa por parte del otro - Por favor - Pero la curiosidad ya se había apoderado de Jungkook, ambos lo sabían, y este negó lentamente con la cabeza, soltando el agarre de su amigo con suavidad

-Lo siento, Hobi. No puedo seguir viviendo con la duda - Avanzó un paso en dirección a la puerta, sus hombros chocándose, y le susurró al oído - Realmente lo necesito - su figura desapareció después tras la puerta, dejando a un preocupado Hoseok frotándose la sien con los ojos cerrados, maldiciendo

-Idiota

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Caminaba a paso irregular. No quería aparecer demasiado pronto y mostrar su desesperación, pero la impaciencia le quemaba en los zapatos, obligándole a apresurarse. Cada segundo que pasaba le acercaba más a Yoongi, y aquel pensamiento le aterraba a muchos niveles. Ni siquiera sabía cómo reaccionaría su cuerpo al verlo, o lo que el otro pretendiera teniéndolo tan cerca, lo cual resultaba aún peor.

Sus zancadas se detuvieron en un viejo y discreto motel, la mitad de las letras del neón que aún no sabía cómo se mantenía aún en su sitio, se habían fundido hacía tiempo, y eso le hacía recordar las veces que acudió con él cuando todavía relucían. Alzó la vista, perdiéndose en aquellos destellantes colores, notando la adrenalina fluir por cada vena de su cuerpo y dejó huir el aire que contenían sus pulmones antes de adentrarse finalmente.

Las yemas de sus dedos recorrían la pared conforme avanzaba a su destino, transportándole tiempo atrás, llenándole la cabeza de sus recuerdos con Yoongi en aquel lugar. Él simplemente ladeó la cabeza, intentando elidirlos de alguna manera antes de detenerse en la puerta con el grabado "190" en la parte superior. Pero su corazón a veces le traicionaba y comenzó a bombear demasiada sangre. Sintió inestable el suelo, haciéndole tambalearse en el sitio antes de recobrar la compostura. Atrapó su labio inferior entre sus dientes, intentando regular la respiración antes de tomar el pomo y girarlo en un temeroso movimiento.

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Pared. Pared. Pared. Era lo único que sus ojos recorrían, quizás de vez en cuando parte del techo, pero sobre todo, pared. El teléfono en alguna parte de la habitación, ni siquiera le importaba ya dónde, lo único que invadía en ese momento, era Jungkook. O, mejor dicho, la sonrisa de Jungkook. Le había costado todas las agallas del universo y algunas más enviar el mensaje pero, cuando lo hizo, un reguero de paz se extendió por su cuerpo aunque, a estas alturas, no quedara resquicio de él. Acariciando la almohada contraria con el dorso de la mano, se preguntaba si vendría, si recordaría siquiera la combinación de números que le había remitido.

No. Eso era imposible, no sería capaz de olvidarlo. Si él tenía grabado a fuego cada segundo de vida con él, entonces Jungkook también. Porque aquella relación había significado demasiado para ambos, no resultaba tan sencillo deshacerse de semejantes memorias. Todavía guardaba bajo la piel las caricias recibidas, sus labios albergaban tantos y tan diferentes besos, apasionados, demandantes, intensos, húmedos. Además, su corazón atesoraba todos y cada uno de los "te amo", que permanecían tatuados en lo más profundo de su ser. ¿Quién podría
olvidar eso?

Se incorporó, con la vista aun vagando en la madera carcomida, y sacó un mechero metálico de su bolsillo.

Click. Click. Click.

Una llama vibrante aparecía y desaparecía fugazmente entre sus dedos. Cada momento que seguía sin tenerle cerca quemaba infinitas veces más que la lumbre carmesí que se extendía ante sus ojos intermitentemente. Min Yoongi estaba ardiendo por dentro.

Hasta que la puerta se abrió
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【SUGAKOOK/YOONKOK】 ~ I Need U ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora