Le vi por casualidad mientras paseaba por la pista trabajando en un pequeño stand. En el momento en el que le vi me quede sorprendido, todo en él era perfecto, sus finos rasgos, su corto pelo y su afilada cara. No lo conocía, no sabía su nombre, no sabía nada sobre él, pero no me importaba. En ese momento el universo, almenos mi universo se habia detenido, todo a mi alrededor se había desvanecido , salvo él...
Me alejé mientras intentaba recordar como se andaba y respiraba al mismo tiempo. Regresé a mi asiento entre las gradas e intente pensar en cualquier otra cosa pero no podía evitar observarle, todo a mi alrededor se volvía aburrido únicamente podía mirarle mientras trabajaba, todo en él me fascinaba, sus gestos, como se movía, como andaba... su deslumbrante sonrisa, la sonrisa más perfecta que nunca había visto.
En ese momento alzo la cabeza y nuestras miradas se cruzaron, apenas pude apreciar sus claros ojos azules antes de que automáticamente girase mi cabeza, intentando con todas mis fuezas disimular el hecho de que me había descubierto mientras le miraba, y no solo eso, si no que estaba mirandole como se mira algo que intentas memorizar fijándote una y otra vez en todos los detalles hasta grabarlos a fuego en tu mente, como quien observa una obra de arte cuando sabes que nunca la podras ver otra vez.
Empeze a mirar en todas las direcciones posibles intentando centrarme en cualquier cosa que no fuera él.
Intente mirarlo una vez más, disimulando como quien simplemente mira lo que le rodea, pero no lo consegui, cuando nuestros ojos se cruzaron me quede paralizado, ya no había excusa posible, intente romper el contacto visual, pero era imposible, sus ojos me atraían como un imán, un imán del que nunca podría escapar.
En ese momento lo que más deseaba en el mundo era acercarme a él, arrastrarlo hasta un rincón oscuro y besarle, besarle como se besa a alguien cuando sabes que ese beso es a la vez el primero y el último. Abrazarnos con tanta fuerza como si intentaramos unir nuestros cuerpos en uno solo para asi no separarnos nunca y él mientras me susurra al oído intentando tranquilizarme. Finalmente separarme, mirarle a los ojos y decirle "Nunca me dejes"
No se cuanto estuve soñando, pero cuando consegui volver a la realidad todo parecía igual. Inconscientemente mi cuerpo se movio solo y sin poder evitarlo le busque una vez más con la mirada, pero esta vez no lo encontré, lo busqué por todas partes pero era incapaz de verlo, sentí como si un rayo atravesara mi cuerpo, cada segundo que pasaba estaba más y más nervioso, era como si nunca hubiera existido, como si todo este tiempo hubiera estado mirando un espejismo y ahora había desaparecido sin dejar rastro alguno.
Sentí como mi corazón dejaba de latir, intenté moverme pero cada vez mi cuerpo era más pesado, mi respiración se hacia cada vez más lenta y pesada hasta que empezó a costarme respirar. Sabia que era un efecto secundario por haber estado "soñado" demasiado tiempo, pero no pensé que el efecto seria tan fuerte, ya me había sucedido alguna vez pero nunca de esta manera.
Sentía como si hubiera perdido una parte muy importante de mi ser, aunque nunca había sabido que existía, su perdida era el peor de los tormentos. Agradecí en mi interior que fuera casi de madrugada, asi podía atribuirle a la falta de sueño el hecho de que mi ojos estuvieran rojos, aunque en realidad fuera por las lágrimas que mis ojos eran incapaces de derramar.
Miré mis manos con impotencia, hace apenas un par de minutos atrás habria sido capaz de dejarlo todo por estar con el. Ahora apenas podía ponerme en pie.
Desee poder ver su pelo moreno una última vez, poder su brillante sonrisa, poder ver su ojos y perderme en las profundidades de sus pupilas...
Gasté mis ultimas fuerzas en un gesto desesperado y alzé la vista sabiendo que no serviría de nada, sabiendo que era inútil, aun así no pude evitar sentir dolor en lo mas profundo de mi corazón, sonreí para mi mismo, parecía que aun después de todo aún no había perdido la esperanza de volver a verle.
No sabía que hacer, había perdido toda mi fuerza de voluntad, lo único que podía hacer era dejar pasar el tiempo, esperando que algo cambiara.
Y entonces me decidí, lo unico que podía hacer alguien como yo en una situacion como esta era soñar, marcharme a otro mundo, a otro lugar, a cualquier sitio donde las preocupaciones, las penas, el dolor no existiesen. Un lugar donde ser feliz, donde nada importe. Sabía que era malo, sabía que cuando regresara el dolor empeoraría, sabía que no podía huir eternamente, pero en ese momento era lo unico que podia hacer.
Cerré los ojos, estaba apunto de liberar mi consciencia de las cadenas que la ataban a la realidad cuando noté una presencia delante mia, abrí los ojos y le vi, estaba delante de mí, mirandome.
Era la primera vez que lo tenia tan cerca y gracias a ello podía fijarme bien en todos los detalles e imperfecciones que antes no había podido ver por culpa de la distancia. Su piel, que desde lejos me había parecido tersa y clara como el mármol, estaba llena de pequeñas imperfecciones, los huesos se le marcaban atraves de la piel, estaba muy delgado, quizás demasiado, pero no me importaba, todo era insignificante al lado de su sola presencia.
No me dijo nada, no hacia falta, con solo mirarle a los ojos ya sabia lo que queria decirme.
"Ven conmigo" las palabras surgieron directamente de mi cabeza, "Huyamos juntos", sus ojos reflejaron su ansiedad, realmente quería irse pero sabia que no se marcharía si yo no iba con él.
Mire a mi alrededor, la gente empezaba a preguntarse que pasaba, pero me daba igual. Me levanté y sin decir nada le cogí la mano y juntos empezamos a correr.
No teníamos ninguna sitio al que ir, nos conformábamos con correr juntos, el uno al lado del otro, con nuestras manos unidas como si fueran una sola.
Una extraña sensación invadio mi cuerpo, me resultaba familiar, como si la conociera, como si fuera una vieja amiga que hacia años que no la veía .
Comencé a llorar, él, preocupado, apreto mi mano y dijo "Todo saldrá bien" yo le sonreí y negé con la cabeza, finamente había descubierto que era esta sensación. Después de tantos años era realmente feliz. No necesitaba nada ni a nadie, solo con estar con él ya era feliz, me hizo gracia como algo tan simple podía llegar a ser tan difícil y a la vez hacer tan feliz a alguien.
Seguimos corriendo juntos, el uno junto al otro. Todo era como debía ser, todo era tan perfecto que casi me parecía estar viviendo un sueño.
Pero ya sabes, la vida es sueño y los sueños, sueños son.
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Y aquí termina esta historia. He de aclarar que NO es mía, yo solo la he publicado con el permiso de su autor.
