Capítulo 4.

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Capítulo 4.
Así luce la gente enamorada.

Era Domingo y por ende, el mercado no abría, era día libre y Luke citó a Keisy para ir al parque a las diez de la mañana. Aunque fuera una hora cómoda para ir, para Keisy no alcanzaba el tiempo para estar lista.

-Llevaré...una falda.- Buscaba ella con desesperación dentro de las gavetas de su armario.

-¡Date prisa, tortuga, vas a llegar tarde!- Se burlaba su reloj parlante.

-En vez de estar regañandome, deberías ayudar o hacer silencio por lo menos, reloj.- Protesta Keisy.

-Soy Patt.- Le confiesa el reloj.

-¿Qué? 

-Me llamó Patt, y sí quieres mi ayuda, te diría que llevaras unos jeans azules, unas tennis bajas o flats y la blusa de tirantes en color verde agua, y que lleves el suéter rosa ajustado.- Keisy lo mira con asombro.

-Amm...bueno...gracias...creo.- Keisy busca entre sus cosas lo que el aparato le dijo y efectivamente lucía muy bien, algo cómodo y práctico sin dejar de verse femenina.

-¡Gracias re...Patt! Nos vemos.

La chica baja rápido las escaleras y aun no encuentra explicación para el extraño cambio de actitud de Patt, pero al menos le ayudó.

Cuando Keisy llegó a la cocina, su desayuno ya estaba en la mesa, su madre y padre también desayunaban.

-¡Buenos días!- Keisy llega a la cocina y Oliver comienza a ronronearle. La chica le da de comer y ella toma asiento.

-¡Buenos días, hija!- Le saluda el padre.

-Hoy tu padre hizo el desayuno.- Le dice la madre a Keisy.

Un desayuno ameno y alegre entre Keisy y sus padres. Relatando anécdotas vivídas por ellos en el mercado, clientes que hacían peticiones raras y un cliente que pidió muchos corazones para amar a varias mujeres a la vez. Le contaron a Keisy sobre la vez que una mujer ayudada por una bruja, comenzaron a vender corazones también, pero eran corazones usados por otros y que les traía problemas al que lo usaba.

El tiempo se pasó muy rápido y ya eran las 9:10 am.

Keisy tomó sus cosas y salió apresurada de su casa.

El camino al parque lo hizo en bicicleta, el recorrido fue tranquilo con una brisa agrable.

* * * * *

-¡Hola Keisy! Creí que no vendrías.- Luke se acerca y la saluda amistosamente. -Espero que hayas traído las galletas.- Inspecciona a Keisy con la mirada en su búsqueda para encontrar las galletas.

-Aquí están.- Keisy abre su mochila y saca una taza plástica transparente de tapa roja.

-¡Grandioso! Dame una.- Luke estira su mano para tomar la taza, pero Keisy la guarda de nuevo en la mochila.

-¡Oye!- Se queja como un niño.

-Primero lo primero, ¿Qué aprenderé hoy?

-¡Dame al menos una! ¿¡Tienes idea, de cuánto he esperado por una de tus galletas?! ¡He esperado TOOODAA la semana!- Luke hace gestos con sus manos y expresiones con su rostro. A Keisy le causa gracia la exageración de Luke y finalmente decide darle una de las galletas.

-¡Así está mejor!- Le da el primer mordisco a la galleta y parece disfrutarlo mucho.

-¿Y bien...qué haremos hoy?- Pregunta Keisy cuando ve a Luke acabarse su galleta.

-Ven, sígueme. Hoy veremos como luce la gente enamorada. Daremos un paseo.- El chico le sonríe dulcemente. Keisy le sonríe de vuelta y no puede evitar sonrojarse.

Comienzan a caminar por el parque y van observando las personas a su alrededor.

-La gente enamorada, se ve...se ve como ellos.- Luke señala con discreción a una pareja de novios que están sentados bajo un árbol. El chico acaricia con dulzura a su novia.

-Se ven felices juntos, al disfrutar su compañía lo demás parece no importar...- Keisy mira atenta a la pareja y mientras Keisy observa con detalle, Luke la ve a ella, es una chica muy bonita, con sus grandes ojos verdes y esa blanca piel que hace destacar ese rojizo cabello que parecen flamas de fuego caerle por los hombros y la espalda. Es una chica dura a veces, él la recuerda así desde que eran niños, pero sabe que también es amable y dulce, se ve fina y frágil por fuera, pero es valiente, decidida y fuerte por dentro. Pero hay algo en ella que parece ocultarle a los demás.

-¿Y qué se siente? Quisiera saber para sacarme de dudas.- La pregunta de Keisy lo toma desprevenido mientras la veía y rápidamente cambia de dirección la mirada.

-Bueno, creo que...podría explicarlo...mmm...¡A ya sé! Sentémonos.

Se acomodan en una banca bajo un árbol.

-Te lo explicaré lo mejor que puedo y a ver si me entiendes. Sí no entiendes me dices. ¿De acuerdo?- Keisy asiente con atención y lo mira con sus ojos bien abiertos. -Bien, dame una galleta.- Le pide Luke.

-¿Otra?

-Sí, es para que me entiendas.

-Bien.- Saca otra galleta de la taza y se la entrega.

-Ahora, presta atención.- inhala y continúa. -Yo, sé que estoy enamorado de esta galleta.- Luke señala con su dedo la galleta en su mano derecha. Keisy ríe. -No te rías y pon atención.- Ella se contiene y él sigue con su explicación.

-Yo sé que estoy enamorado de esta galleta, porque cuando estoy cerca de ella, me siento bien, me siento feliz, me encanta su compañía y disfruto estar cerca de ella. Cuando esta galleta se va, siento que algo me falta y ansio su regreso, no dejo de pensar en ella y hay ocasiones en las que sueño conti...con la galleta. Cada vez que vuelve, veo de nuevo los colores y el ambiente se hace agradable así este lloviendo o tronando. Sé que estoy enamorado de la galleta y como estoy enamorado haría lo que fuera por ver a esta galleta feliz. Esta galleta es capaz de hacerme sonreír en mis días más grises. Yo veo a esta galleta como la más hermosa de todas y soy feliz con el simple hecho...de verla sonreír aunque sea...lejos de mí.- Luke ve directo a los ojos a Keisy  y poco a poco Luke siente un calor subir a su rostro y sus piernas empiezan a temblar inquietamente. -¿Qué rayos acabas de hacer Luke? ¡Eres un tonto!- Pensaba Luke para sí mismo.

Keisy lo veía y sonrió. -Se oye gracioso que hayas dado el ejemplo con una galleta.- Ella ríe y él sólo la observa.

-¿¡Te hubiera gustado qué hubieras sido tú?!- Keisy pestañea rápidamente con sus ojos muy abiertos.

-¿Cómo?- Pregunta ella con sorpresa. Luke la observa, sonríe despreocupado, se come la galleta y se pone en pie.

-¡Nada, olvídalo! Vamos a patinar.- Le extiende la mano a Keisy.

-¿Patinar?

-Sí, ¿O no sabes cómo?

-Patinaba, pero hace mucho no lo hago.

-No te preocupes. Lo qué bien se aprende, nunca se olvida.

-No estoy segura.

-¡Vamos rojita, sólo un rato! ¿O acaso tienes miedo de qué sea mejor qué tú?- Ella frunce el ceño y se pone en pie.

-Eso es lo tú crees.

Van a la zona deportiva y alquilan un par de patines para disfrutar un poco el resto de la tarde.





El Herrero De Corazones. [#Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora