Akira

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Akira es una chica de 17 años que va a empezar el último año de instituto. Desde pequeña le había costado hacer amigos, nunca se había sentido completamente unida a nada, siempre se había sentido (y la habían tachado) rara dentro de su entorno. Sus padres se habían divorciado cuando ella solo tenía 12 años y desde entonces su mundo dejó de ser el de una niña, le tocó madurar demasiado rápido, del mismo modo que aprentar ser fuerte delante de su hermana de 10 años.

Los dos años anteriores a que eso sucediera, cuando ella tenía solo 10 años y su hermana 8, empezaron las disputas entre sus padres y ella lo que hacía era coger a su hermana y encerrarse las dos en su habitación con música puesta a un volumen excesivo para no oirles discutir y, a la hora de dormir, llorar silenciosamente por todo lo que estaba pasando en su vida, sentía que no podría vivir en esa situación siempre. Bien es cierto que no siempre tuvo que vivirlo, pero ahora la situación es a la inversa. Es ella la que está en las peleas.

Akira es alta, morena con el pelo corto y esbelta. Sus ojos marrones brillaban siempre de alegría, y la sonrisa no desaparecía de su cara.

El primer año de bachillerato, comenzó a sentirse mejor con sus compañeros y amigos nuevos que había hecho en el nuevo instituto; pero su situación en casa fue la que cambió. Cada vez se sentía menos cómoda con su familia, cada vez se sentía más distante, no por otra cosa, sino porque sentía que no podía hablar de mucho.

Ya llevaba un tiempo empezando a verse animes (dibujos animados japoneses) pero nunca habían sido su pasión hasta que comenzaron a ser su válvula de escape.

Durante el mes de las vacaciones de verano todo había sido muy motono: se levantaba tarde, comía, estudiaba, merendaba, veía una película, cenaba y dormía... todos los días la misma historia.

Ella estaba cada vez más cansada de todo, sobre todo de su padre controlador que siempre encontraba una excusa para no dejarla salir. Esa no podía ser su vida, no quería que fuera su vida.

Cada día era más difícil tratar con él, no había forma de hacerle ver que se comportaba de una forma demasiado infantil, una forma de comportrse que la propia Akira había dejado atrás hace 6 años, el hacer algo solo porque otra persona lo hace en vez de tener juicio propio para decidir.

Cada día tenía discusiones con él, hasta el punto en el que le hizo elegir entre él y su prima...

Akira no sabía que hacer, simplemente tenía ganas de llorar durante todo el día. Era agotador vivir así para ella. Simplemente no aguantaba más la situación que tenía en casa de su padre, pero era su padre ¿Que iba a hacer? ¿Hacer como si no existiera? La verdad era una opción que se había planteado, al fin y al cabo no perdía nada, de hecho solo ganaría. Ganaría la posibilidad de que dejaran de meterse con ella, ganaría aceptación completa, entendimiento (o al menos intento de ello), cariño, esfuerzo, atención... ninguna de esas cosas las tenía con su padre, o, mejor dicho, no las sentía...

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2016 ⏰

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