—¡Cadetes, atended! En unos minutos habréis comprendido perfectamente el significado del ejército, o al menos eso pretendo. Lo primero que quiero es saber qué es para ustedes el ejército. Pero no el significado de la palabra, sino qué es personalmente para ustedes. Por ejemplo, usted cadete, explíqueme qué es para usted el ejército.
—Señor, el ejército es para mi la forma que tengo de agradecer a mi país lo que ha hecho por mi, señor.
—Cadete, ¡eso es una verdadera mariconada! Su país no ha hecho nada por usted. Lo han hecho sus padres, su familia, sus amigos y compañeros. Las instituciones manejadas por personas de carne y hueso. Toda esa gente ha hecho mucho por usted, no su país. ¡¿Entiende la diferencia cadete?!
—¡Señor, sí señor!
—Me alegro. Que no se le vaya de la cabeza. A ver usted cadete, ¿qué es para usted el ejército?
—Señor, para mi el ejército es un trabajo con el que ganarse la vida de la manera más digna sirviendo a tu propio país, señor.
—Cadete, ¿me está queriendo decir que mi abuela, una mujer que limpiaba casas, no trabajaba de forma digna?
—Señor no, lo que quería decir...
—¡Silencio cadete! Ya sé que no quería decir eso. Prácticamente ninguno de ustedes sabe bien porqué está aquí. Pero aquí están. No se preocupen porque les voy a explicar qué es el ejercito. ¡Que levanten la mano los que tengas hermanos o hermanas menores que ustedes!
—Veo que hay bastantes. Bien, ¡que levanten la mano los que tengan hijos!
—Vaya parece que tenemos unos cuantos. ¡Que levantes la mano los que tienen un vecino que es más que su hermano!
—Veo alguna mano dudosa por el fondo. ¿Nadie más? Podría contarlos con los dedos de una mano. Perfecto cadetes. El ejército es tener un vecino por el que darías tus dos brazos y tus dos piernas con tal de defender su vida. El ejército es el hijo por el que darías tu propia vida y sacrificarías la vida de quién se pusiera por delante con tal de defenderle. El ejército es tu hermano pequeño, por el que te tirarías por un puente si él se tirase. El ejército es todo eso y más. Usted cadete, vi que levantó la mano cuando pregunté quién tenía hijos. ¿Cuántos hijos tiene y de qué edad?
—Señor, tengo una hija de cuatro años, señor.
—¿Cómo se llama?
—Cristina, señor.
—Y dígame cadete, ¿qué sería capaz de hacer a un desconocido si le pillase atacando a la pequeña Cristina?
—Señor, permiso para expresarme con total sinceridad.
—Es lo que le estoy pidiendo cadete.
—Señor, verdaderamente, sería capaz de matar a esa persona.
—De acuerdo. Creo que todos estamos con usted. Ahora dígame, ¿sería capaz de hacer lo mismo, con la misma sangre fría, a un desconocido si le pillase atacando al compañero que tiene a la derecha?
—...Pues... Señor...
—¡Cadete se lo ha pensado un instante! Escuchen todos por favor. Ahora mismo no tienen ese sentimiento los unos por los otros, pero lo acabarán teniendo. Cadete, el sentimiento que tiene por su hija Cristina lo merece el compañero que tiene a su derecha, y a su izquierda, y por cualquiera de sus compañeros, como ellos lo tendrán hacia usted. A partir de ahora quiero que se miren a los ojos pensando en que no miran a una persona cualquiera, miran algo más, miran un hijo, un hermano, un padre, su pareja sentimental, miran todo aquello que representa para ustedes ese sentimiento. Búsquenlo, está ahí. Ahora otra vez, cadete, ¿qué sería capaz de hacer por el compañero que tiene a su derecha?
—Señor, daría mi vida, señor.
—¿Seguro? Pues observe bien. Voy a sacar mi pistola y voy a pegarle un tiro en la boca a su compañero. Solo lo salvará el cadete que esté dispuesto a pasar un mes entero en el calabozo. ¿Quién está dispuesto?
—Veo que no me toman demasiado en serio. No creen que sea capaz de hacerlo. Pues vean, sin retirar la vista de ustedes voy a lanzar un tiro a la cabeza de su compañero que está a mi espalda. ¡¿Han visto?! Vaya, he fallado por escasos centímetros, voy a intentarlo de nuevo, igual tengo más suerte, allá voy...
—Señor, me presento voluntario, señor.
—¿Cómo dice cadete?
—Señor, estoy dispuesto a pasar un mes en el calabozo con tal de que no vuelva a disparar a mi compañero, señor.
—Perfecto cadete, pero tarde. No hubiesen dudado un instante si se tratase de su hijo, hermano, o cualquier ser querido. Veo que no han entendido el significado de ejército, todavía. Pero día a día se lo haré saber. Día a día verán que lo más importante en cualquier familia es la unidad, la protección de los unos hacia los otros, el instinto de supervivencia en manada. Y eso es esto, una familia militar. Sin eso, cadetes, no somo nada.
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La familia militar
Short StoryDiálogo de un oficial con sus cadetes, explicándoles qué es el ejército. Se trata de un diálogo ficticio y no representa necesariamente la realidad ni las ideas que el escritor tenga para con las fuerzas armadas.