Era de noche, las tinieblas abrazaban el único camino que conducía hacia la ciudad, estaba perdido y con la vista fija en aquella luna que poco a poco se escondía entre las nubes. El viento paulatinamente tomaba fuerza a medida que trascurría mi camino hacia lo incógnito.
¿Cuándo llegaré?
Esa era la duda que palpitaba constantemente en mi mente a medida que daba cada paso. Como siempre, me caracterizaba por hacerme preguntas que al parecer pocas veces lograba meditar sus respectivas respuestas con mi otro "yo". Psicológicamente no me sentía nada bien por el ambiente que me arropaba, quizás, el no encontrar algún sentido en este camino, la salvaje brisa que me golpeaba frenéticamente mi humanidad, o tal vez, no estar preparado para este tipo de situaciones en mi vida.
No veía rastro de persona alguna...
- ¿Qué? ¡Maldición!
Mi fe por encontrar algún ser humano en este bosque oscuro, tenebroso y algo patético se disminuía poco a poco al escuchar la onomatopeya del reloj que se abrazaba a mi muñeca y este a su vez me indicaba que eran casi las 2:00 am.
- ¿Las dos de la madrugada? ¡Joder! Con razón mis parpados están luchando por darse un fuerte beso melancólico. Quisiera permanecer en mis pensamientos e inscribirme en lo paralelo de mi ser, pero los grillos me sacan nuevamente de mí y comienzo nuevamente a reanudar mi travesía hacia lo insólito.
Seguía caminando sin tener la más mínima idea de hacia dónde me dirigía. El único pensamiento que me llegaba a la mente en esos instantes fue cuando tuve "Mi primera vez". Lo recuerdo muy bien, fue algo magnifico, sensacional y muy exquisito. Aquellas curvas me traían loco desde que era un niño, ese arco que se formaba en sus caderas combinaba perfectamente con su color moreno, belleza no era la palabra que describía cuan perfección, la deseaba, la anhelaba, la quería tener en mis brazos, hasta que un día la hice mía. La verdad es que fue muy placentero sentir aquella sensación de libertad, de pasión, de poder. Al principio tuve mucho miedo ya que la tocaba de manera muy suave, algo torpe y con esos nervios de punta, estaba algo tímido, pero al pasar el tiempo el éxtasis se disolvía por todo el cuarto y se escuchaba mucho mejor el sonido proveniente de ella, se escuchaba más voluminoso, más constante y era música para mis oídos, me apoyaba en sus caderas y la sentaba en mis piernas, con movimientos suaves y pausados lograba desenvolverme en ella, cedía poco a poco y a la vez me convertía en el amo del lugar. En definitiva, fue uno de los mejores recuerdos que he tenido en esta vida tan monótona que me tocó vivir, llegar a ese preciso momento en el que por primera vez toco una guitarra, fue algo muy extraordinario en mi vida y quedará plasmado en lo más profundo de mi ser.
Estaba sumido en mi mar de pensamientos cuando de repente escucho ruidos en los arbustos cerca de lo que a simple vista tenía aspecto de alguna hecatombe ocurrida en ese espacio.
- ¿Quién anda ahí? Exclamé.
Pero fue tan débil mi voz, que el viento se llevó mi pequeño eco hacia la nada.
No respondieron...
- ¿Quién anda ahí? Reiteré con mucha más firmeza.
De pronto escuche algunos murmullos en los árboles y la sensación de ser observado por alguien.
Por mi mente pasó aquel momento de mi infancia, no exactamente bueno, cuando presencie al Sr. Stevenson clavarle lentamente el puñal a aquella anciana, la verdad es que nunca supe por qué aquel hombre beato de misa diaria, de buen dialecto y buen vestir, se pondría en dicha situación con aquella mujer de calle que se ganaba la vida "reciclando". La imagen poco a poco llegó a mi memoria, lo recuerdo muy bien.
...Asomado a la ventana de mi cuarto, donde a su vez, este se convertía en mi espacio de descargas enérgicas, testigo de sollozos desconcertantes, alegrías eufóricas y llegaba a mi zona de confort con solo meditar un poco sobre el devenir de la vida en este reducido espacio. Me encontraba ahí, parado en la ventana, mirando la opaca luna que abrazaba el ambiente con luz tenue, era algo agradable para el pensador, pero a la vez, insignificante para aquellas masas que se dejan llevar monótonamente por el río de la vida, donde todos desembocaremos en la cascada de la muerte. Bajé un poco la vista y vi cruzar la calle a la "Yeyo", así todos la conocíamos, aquella mujer que no andaba muy bien de la cabeza, se dedicaba a esculcar tanques de basura en busca de...... la verdad es que nadie sabía que era lo que buscaba aquella anciana, se despertaba todos los días a las 5:00 am, y comenzaba, bote por bote, a revisar el contenido de estos. La vi que se sentó en una banca cerca de mi casa, la observaba desde el segundo piso, en la ventana de mi cuarto, tenía aspecto melancólico, hasta logré visualizar una lagrima que recorría vehemente su mejilla, su cuello, y se escondió entre los trapos sucios que llevaba de vestimenta, ver aquella situación me causó gran pesar. Veía que un señor se avecinaba con paso rápido hasta la banca en donde se encontraba aquella anciana consumiendo su propia tristeza, no le logré ver su cara porque llevaba una capucha, ya cuando este sujeto está frente a la yeyo, saca un puñal y lo clava sutilmente en el estómago de ella. Me encontraba anquilosado viendo tremendo espectáculo sanguinario por parte de aquel sujeto que sin pensar las sombras dejaron ver la cara cuando terminó aquel siniestro hecho, y en efectiva era el Sr. Stevenson.
No sé porque mi cerebro se enfocó en aquellos recuerdos un poco sombríos de mi juventud. La verdad no entendía lo que pasaba conmigo, ya no podía ser tan nítido con mis cinco sentidos a excepción de mis oídos, los cuales captaban minuciosamente esos murmullos. En ese preciso instante mi cuerpo se asemejaba al aletear de un colibrí, mi vista comenzaba a tornarse color gris y poco a poco entraba en un estado de paz interior, la cual me adormecía.
De repente hice un último esfuerzo por salir de mi estado de "parálisis adormecedora", cerré los ojos, relaje mi garganta, inhale profundamente, puse en tensión mi abdomen y con la voz quebrada expulsé el último aliento que tenía:
- ¿Quién eres?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Exclamé por última vez, pero con tal fuerza que sentía como mi garganta se desgarraba.
Pasaron varios segundos en los cuales solo escuchaba el aletear de la brisa que azotaban con furia las hojas de los árboles. De repente aquellos murmullos se esfumaron y de inmediato alcancé a visualizar una silueta que se oculta detrás de mí.
En ese preciso instante mi corazón empuja el muro de mi pecho con furia y velocidad incontrolable una y otra vez. Cierro los ojos y giro mi cabeza hacia "aquello". Cuando siento que estoy de frente con lo que me intrigaba y atemorizaba, en ese momento abro los ojos y
AHÍ ESTABA...
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Ahí estaba
Mystery / ThrillerÉl se encontraba atrapado en el bosque, tratando de encontrar alguna salida de aquel tenebroso marco, en el transcurrir de su camino se plantea diferentes sucesos que pueden estar relacionados con la exiliación de sí mismo, pero ocurre algo inesper...