En un parque una pequeña rubia caminaba sin dirección fija, tal vez había sido mala suerte, o al menos en un principio eso creyó ella, porque mientras comía su helado de vainilla de la nada un perro se aventó hacia ella y la tiró al pasto haciendo que su helado saliera volando mientras el perro la lamia.
-Waa ¡Quítenmelo, quítenmelo!-decía la pequeña intentando librarse del canino.
-Golden, no, Déjala-le ordenó su dueño jalándolo para atrás y quitándoselo de encima a la pobre niña.
-¿Estás bien? De verdad lo siento-dijo el niño cuyo rostro no podía ver.
-Sí, estoy bien-dijo aceptando su ayuda y suspiró-Quien sabe donde acabo mi helado-comentó con tristeza limpiándose su vestido.
-Lamento lo de tu helado, por favor déjame reponértelo-la tomo de la mano llevándola con él-Ven, vamos a comprar otro helado ¿Quieres?
La rubia se sonrojo un poco ante la sonrisa que aquel niño le dirigía.
-Está bien-respondió algo nerviosa-Por cierto ¿Cuál es tu nombre?-le preguntó con algo de curiosidad.
-Len ¿Y el tuyo?
-Rin
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Solo habían pasado cuatro días de clase y ya había tenido varios roces con cierto rubio que a menudo lograba sacarla de sus casillas. No era solo el hecho de que le había tocado hacer varios trabajos en pareja con él como si el destino se empeñara en juntarlos, si no que en esas tareas los dos tenían puntos de vista diferentes, por ejemplo; en uno de los trabajos tenían que elegir un tema para la exposición y los dos comenzaron a discutir sobre cual deberían tomar, la discusión entre ambos se torno tan acalorada que al final fue el maestro quien decidió por ellos dejándolos insatisfechos.
Otro de los problemas de Rin eran las confrontaciones con las fans de Len, a ellas les molestaba como la rubia se comportaba con el chico, ya que si era algo grosera, pero la joven mayormente decidía ignorarlas no quería meterse en problemas aunque fácilmente habría podido golpearlas o mandarlas de visita al hospital si seguían incesantemente sacándola de quicio.
Claro, todo esto aparte de encontrarse a cada rato con el rubio, besando, coqueteando o seduciendo a diferentes chicas que sin una pizca de dignidad se dejaban hacer por él chico lo que él quisiera. Realmente era el colmo parecía como si todo hubiera estado estrictamente planeado para que Rin se topara con en cada lugar al que iba. Ella consideraba que no todo era culpa del joven, sino también de las chicas que lo iban a buscar a pesar de saber que él tenía fama de jugador.
Y ahí estaban, todas las ilusas creyendo que podrían llegar a ocupar un lugar especial en el corazón del sexy rubio, creyendo que serian la persona por la que el cambiaria y se le haría un chico fiel, que ingenuas, a él no le interesaba más que usarlas, incluso Rin dudaba que una persona como Len se hubiera enamorado o que llegase a querer verdaderamente a alguien.
Lo odiaba, todo de él lo odiaba, en especial cuando el muy maldito gozaba de molestarla, lo ignoraba pero muy en el fondo ardía en rabia de su maldita actitud seductora además de que el Kagamine que aprovechaba cada situación para burlarse de ella.
La rubia se despertó, se había quedado dormida en la biblioteca sin siquiera darse cuenta. Esa tarde ella fue a sacar un libro para leer en sala haciendo tiempo para llegar a casa, mientras más tarde mejor, la noche anterior le había tocado cubrir el turno de la tarde en su trabajo y al llegar a casa se desveló haciendo la tarea, era una suerte que tenía esa tarde libre.
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Entre tu y yo.
Romance¿Que pasa cuando juntas a un playboy y a una chica estudiosa? Rin y Len en un principio se odian pero la convivencia entre ambos hace surgir en ellos profundos sentimientos.