Capítulo 5

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Al día siguiente tuve que hacer cola para ir al baño. Nada nuevo para mi, conviviendo con cuatro personas en mi casa. El chico de los ojos verdes seguía sin ni siquiera mirarme y decidí hacerle lo mismo. No quería ser una insufrible solo porque el chico no quería hablarme.

Después de desayunar me tocaba la clase de inteligencia. No sabía porque me habían puesto en esa clase pero no me quedaba otra que ir. Lo malo era que Antonia y Axel no vendrían conmigo. Me dijeron que me harían pruebas para saber en cual destacaba y una vez encontrarlas, me especializaría en aquellas. Así que yo ya estaba pensando que inteligencia no sería una de esas.

Llegué a clase puntual y nos sentamos todos en el suelo. La profesora llegaba tarde y eso me cabreó un poco. No tenía amigos y no pude hablar con nadie por lo que me sentí sola. Una chica rubia con rizos vino hacia mi. La ignoré pensando en que era mi imaginación pero me equivoqué.

《Hola. Me llamo Randi ¿y tu?》me preguntó sentándose a mi lado.

《Janne.》contesté seca. La sociabilidad no era lo mio.

《Siempre llega tarde. Pero es mejor. Así podemos charlar.》dijo sonriendo.

《Supongo...》dije encogiéndome de hombros.

《Este es Felix. Estamos juntos en la misma habitación.》me dijo señalando a un chico rubio.

Me puse roja cuando él me guiñó un ojo. Por suerte, Randi lo ignoró y siguió hablando.

《¿Te apetece que vayamos al corazón después de clase?》me preguntó.

Dudé por un momento pero acabé aceptando. Felix me miraba cada rato y yo me hacía la loca. Era bastante guapo y sus ojos eran bastante seducientes. La profesora vino al fin y me apresuré a escucharla y dejar de mirar al chico.

《Lo siento por llegar tarde. A ver... hoy toca planificación. Por eso iremos a fuera.》dijo la mujer mirándonos a todos.

Ella me miró a mi y antes de quitarme la mirada volvió a observarme con los ojos muy abiertos. Me sentí muy invadida e incómoda. Me ajusté las gafas y miré a otro sitio.

《¿Janne? Vaya... no sabía que estarías aquí. Soy Dorothea. ¿Estás bien en tu habitación? ¿Quieres agua? ¿Algo?》me preguntó nerviosa.

Con la cara roja como un tomate negué con la cabeza. La profesora pareció arrepentirse de haberme hablado así y cambió de tema. Todos me miraban y supliqué para que la tierra me tragara.
Todos salimos de clase y nos fuimos a una pista que había afuera. La señora nos separó en dos equipos. Allí habían dos pequeñas urnas con una bola dentro.

《¡Escuchad!》chilló la profesora.
《Haremos equipos de dos. Todos tendréis los ojos vendados. Si alguien toca al otro, el que ha sido atrapado será descalificado. El objetivo es que el capitán coja la bola del contrincante. ¿Entendido? Os doy un minuto para escoger un plan. ¡Ahora!》volvió a chillar poniendo en marcha su cronómetro.

Todos los de mi grupo empezaron a discutir. Yo los oía pero sabía que su plan acabaría mal. Tenían ideas muy brutas y para nada lógicas. Negué con la cabeza.

《¡Tú, Sneep! Si no te gusta el plan, ¿por qué no eres tu la capitana y haces algo?》me dijo un chico viendo como yo negaba con la cabeza.

《Yo haría que el capitán estuviera rodeado por cuatro personas. Y poco a poco ir andando en mucho silencio hasta la urna mientras que los otros la protegéis.》

《¿Qué pasa cuando atrapen a las cuatro personas que protegen al capitán?》

《El capitán iría a cuatro patas. Así no se chocaría con nadie y si lo hiciera. Él ya sabría que hay una persona ahí y lo atraparía. Los que protegen al capitán y sean atrapados podrán marear a los del otro bando ya que ellos seguirían con los ojos vendados.》expliqué.

《Yo voto por su plan.》dijo uno.

《¡Yo también!》gritó otro.

《¡Cinco segundos!》informó Dorothea.

Todos asintieron y me dieron la pulsera para que sepan que yo era la capitana. Cogí a las dos primeras personas que vi para que me protegieran y el antiguo capitán y Randi se acoplaron. Todos nos tapamos los ojos y yo me puse a cuatro patas, preparándome. Si algo salía mal, la culpa sería mía.

Oí el silbato y empecé a gatear. Notaba algunas patadas pero eso hacía que me sintiera más segura.
Oí el silbato de la profesora pero no supe quien había sido descalificado. Continué caminando y alguien me dio una patada y oí el silbato. Sabía que fue Randi ya que ella estaba a mi izquierda. No dijimos nada durante un momento y volvimos a gatear.
Otro silbato. Esta vez no paramos. Se oyó otro más y me dieron un pequeño empujón en la clavícula. Genial, ahora había perdido mi reta guardia. Continuamos caminando y palpé un zapato. Me heché silenciosamente hacia atrás y el antiguo capitán supo lo que eso significaba.

Me agarré a la pierna de mi compañero y le hice tres pequeños golpes en la pierna derecha para que supiera que esa era el giro que teníamos que hacer. Caminamos más hasta que noté algo con una esquina. Subí mis manos y supe que eso era la urna.

Agarré las manos del chico y le hice palpar la urna. Él lo entendió en seguida. Supo que si me pillaban a mi perderíamos. Noté como se levantaba y se iba. Sabía que tendría que actuar rápido así que me preparé a mi misma.

Debían de haber dos guardianes rodeando la urna así que quizás habría un hueco donde pudiera meterme. Pasaron unos largos segundos. Entonces escuché un estornudo delante mio.

《¡Aquí hay uno!》gritó uno de los guardias.

《¡Yo lo cojo!》dijo el otro.

Me puse de pie en seguida y palpé la urna. Quité la tapa de plástico y la lancé al suelo. Para cuando los guardias oyeron la tapa al suelo yo ya había cogido la bola. El silbato sonó una vez y después dos más. Me quité la venda de los ojos y miré como el chico me miraba sonriendo. Alcé la bola en el aire y empecé a reír. Todos los de mi equipo me cogieron en brazos y me lanzaban al aire. Me tumbé y disfruté la sensación de victoria.

Miré a mi profesora y ella estaba aplaudiendo. Lo que más me inquietó fue que a su lado estaban todos los pros aplaudiéndome. Miré a Max, él me sonreía orgulloso, o al menos eso parecía. Mi equipo me dejó en el suelo y perdí a Max de vista.

《Ven. Tenemos que contarles a mis amigas el buen plan que has tenido.》me dijo Randi.

《Sí. Vamos al corazón.》sugirió Felix.

Perdí de vista a Max y a sus amigos pero tampoco quise decirles que no a mis compañeros así que acepté la invitación. Ya no era ninguna rana malformada.

Randi, Felix y yo nos fuimos. Ellos me cogían de los brazos y casi que me arrastraban. Íbamos corriendo y solo deseaba que mis gafas no se cayeran.
Lleguemos al corazón y Felix firmó el papel que también tuvo que firmar Axel. Los tres entramos y nos dirigimos hacia una mesa donde habían dos chicas. Una era morena y la otra pelirroja. Cuando llegamos y nos colocamos delante de ellas el mundo se me partió en dos.
Aquella chica era la que coqueteaba con Max.

☆ J. R. Third ☆

El código olvidado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora