Parte 2

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Winston era conocido como un pueblo apacible, rara vez se escuchaban cosas como robos o algo por el estilo. Estaba rodeado por una zona boscosa muy extensa y densa, la cual daba la sensación de estar atrapado. Los que se detenían ahí, cargaban su tanque en la estación de gas y partían con celeridad, era extraño, pero a nadie le llamaba la atención aquel lúgubre lugar.

Mike se encontraba en casa, estaba en el sofá leyendo un libro de ciencia ficción que había pedido prestado en la librería, pues su madre no tardaría en llegar del trabajo a prepararle la cena. Estaba hambriento y eran ya las 8:00 PM. Escuchó el ruido de la llave al introducirse en el cerrojo de la puerta. Era su madre.

—Hola mike, dijo ella con un tono que denotaba cansancio y mal humor.

—Hola mamá, ¿Cómo te fue? 

—Ha sido un día duro,  estoy muy cansada, sería bueno que alguien empezara a colaborar un poco en esta casa, la gente se está mudando a otros lugares y si la farmacia no vende, mi paga será menor.—Explicó

—En eso estoy, ya hablé con el señor de carnicería y me dio una oportunidad. Me dijo que si quiero trabajar ahí, tengo que ser puntual y muy responsable. La próxima semana empezaré.

—Está bien, eso espero. Dijo mientras se alejaba en dirección a su habitación, atrancando la puerta tras de sí.

Mike se dio cuenta que ella tenia las mínimas intenciones de prepararle la cena, así que optó por prepararse un sándwich y dirigirse a su habitación. En ella comenzó a pensar en  qué le diría a su mamá con respecto a que todo lo de la carnicería era falso, que ni siquiera se ha preocupado en hallar trabajo y en que está pensando abandonar el pueblo.

Entre el ajetreo mental y leer un par de revistas le dieron  las 12:00 AM, el único ruido que provenía del exterior era  de algún perro que probablemente ladraba al unísono, el lo sabía, era el momento indicado para aclarar su mente y dar comienzo a su trayecto nocturno, como esperando que esto le dé solución a sus problemas.

Su madre  dormía, tenía el sueño pesado, por lo que no se preocupaba en lo mas mínimo en que se levantase. Se puso su chaqueta de cuero desgastada y se dirigió a la puerta principal. La abrió y dejo entrar una tenue brisa que rozó su rostro, era una noche fría que en cierto modo le produjo una mala sensación. Sin más, salió dejándose llevar por las oscuras calles...

Lo primero que notó, fue que unos cuantos focos del alumbrado público que habían por su casa, estaban apagados, lo que le daba un panorama aún más sombrío. Sin preocuparse por eso, tomó la ave. Jackson. Caminaba a un paso moderado, sin ninguna prisa, se sentía cómodo, tranquilo. Sumergido en sus propios pensamientos, caminaba en una calle aledaña a un parque. Se veían los árboles oscuros y los matorrales que se movían con la brisa, su única compañía, que junto a sus pasos era lo único que se escuchaba. 

Debió ya haber estado a unas 6 cuadras de su casa, cuando de repente percibió una sensación extraña, sintió que estaba siendo observado. Mike guardó la calma y disimuladamente giró su cuello para ver por encima de su hombro, se sintió tranquilo, pues no alcanzó a ver a nadie, supuso que era su imaginación y siguió. Unas cuadras mas adelante, en el momento que estaba próximo de llegar a la intersección de la calle, escuchó un silbido muy agudo que entonaba una canción, como de circo, le pareció muy extraño pero siguió caminando muy atento para poder divisar de donde provenía aquel melodioso sonido.

A medida que llegaba al límite de la intersección la tonada se intensificaba, pensó que quizás sería un borracho, cosa que lo calmó un poco. En el pueblo habían unos cuantos, una que otra vez los había visto durmiendo en algún parque a esa hora. —No tengo de que preocuparme, se dijo.

Al llegar a la intersección vio a ambos lados, a unos 30 metros logró observar la silueta de un hombre apegado al poste de luz, dándole la espalda a él, lo raro fue que al verlo la melodía cesó de una manera tajante, el silencio volvió y el extraño sujeto permaneció firme en su postura. Se detuvo un momento a observar la vestimenta de éste; llevaba un traje negro y un sombrero muy elegante, lo que le dio a pensar que no era ningún borracho, y es más, nunca había visto en el pueblo a alguien vestido de esa manera. Se sintió confundido, ¿Qué haría un sujeto así en la calle a esta hora y en este pueblo?. La confusión se tornó en miedo, miedo a lo desconocido.

El sujeto seguía ahí, Mike optó por alejarse en silencio por donde vino, pero en el momento que le quitó la mirada volvió la melodía, ahora más aguda y fuerte que antes. Mike entró en pánico y comenzó a acelerar el paso, pero realmente entró en desesperación al notar que el hombre ya no seguía ahí y de una manera siniestra se dirigía hacia él, aún dándole la espalda. 

Miles de cosas le pasaron por su cabeza, se detuvo y lo enfrentó. Ahora ya estaba como a unos 20 metros. Con un pánico tremendo y la voz temblorosa le dijo:

¿Qué quieres?

—No hubo respuesta, el sujeto seguía entonando su macabro silvido dándole la espalda, en cierto modo hasta burlándose.

Ahora que lo podía observar mejor, se dio cuenta que el sujeto era bastante delgado, las largas manos que sobresalían de la manga de su traje parecían como dos espátulas, daban un aspecto inquietante. Mike sabía que si corría, el sujeto lo iba a perseguir, desvió la mirada al piso para ver si podía encontrar algo con qué defenderse pero no había nada.  Cuando lo volvió a observar, el sujeto ahora estaba a diez metros. Estaba en shock, no le salían las palabras, el sujeto ya estaba en silencio de nuevo, como preparado para hacer algo, y sí, seguía dándole la espalda.

A esa distancia se hacía aún mas notoria su condición física, se le veía su largo y delgado cuello con un tono de piel muy blanca, pálida, como enfermiza. Mike sabía que si le volvía a quitar la mirada cualquier cosa podía pasar. Empezó a percibir un olor horrible, nauseabundo, cómo de algo en estado de putrefacción y en ese momento se dio cuenta que esa cosa que estaba frente a él no era una persona, de hecho era algo más, algo oscuro, así como un ente o un tipo de espectro que se burlaba de él.

Su corazón se aceleró aun más cuando esa cosa empezó a correr de un modo absurdamente rápido en dirección hacia él y se detuvo a un metro de distancia, Mike estuvo a punto de desmayarse del sobresalto, lo tenía en frente, el olor se hizo insoportable, vomitivo, pero permaneció inmóvil. Notó que alrededor comenzaron a llegar cucarachas, decenas de ellas, que  trepaban al traje del sujeto, estaba por echarse a correr esperando que esa cosa lo deje en paz, pues ya se había divertido mucho con él, pero el sujeto de traje, extendió su mano cadavérica hacia atrás, en la cual llevaba un pequeño papel esperando a que Mike lo cogiera.

Hizo lo que cualquiera hubiese hecho en su lugar, cogerlo esperando que así ese repulsivo espectro se marchase, y así fue. En el momento que lo sujetó, el silbido volvió, pero ahora acompañado de un sutil baile y la figura se fue alejando poco a poco danzando y meneándose  junto con su hórrida melodía hasta perderse en las lóbregas calles de Winston.





















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