La cicatriz que van a llevar toda la vida.

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Matias sacó las entradas para el recital de Callejeros, para él y su amigo Diego.

Al entrar estaban sonando los últimos acordes de la banda soporte. Ahí Matias le sugirió a Diego ver el show desde las escaleras. Diego le contestó que prefería verlo desde el piso, a la derecha del escenario, justo en diagonal a las puertas de salida. Se imaginó que ahí iban a ver perfectamente a Pato (Cantante de Callejeros) y toda la banda...

En la entrada los revisaron bien, hasta les hicieron sacar las zapatillas. A dos que le encontraron bengalas los sacaron a empujones.La esperanza de que no encendieran bengalas se fue cuando sonó "Ji ji ji" cinco minutos antes de que salga Callejeros. Dos pibes entraron al pogo con una bengala cada uno. Esas eran las primeras de la noche. En ese instante a Matias le agarró un retorcijon y se dirigió al baño. Diego le decía: "No vayas, hay mucha gente, vas a hacer cola y vas a tardar mucho". Pero no le hizo caso y subió para el baño, hizo la cola con paciencia y cuando salió todavía faltaban dos minutos para que saliera la banda.


Matias se cruzó a un "viejo amigo" que le había salvado la vida en el accidente del Cromañon... Estaba más que seguro que lo vio, pero no pudo ir a hablarle. Quería volver a encontrárselo, pero no tenía muchas esperanzas... Por unos días paseo por donde lo había visto, pero no lo volvió a encontrar...

Por los parlantes se escuchaba la voz de Omar Chabán tratando de prevenir lo que su espacio no podía. Decía algo como "No prendan bengalas, no tiren bombas de estruendo *Estalla una de ellas* ¿¡Ven!? Ahí hay un boludo que lo hace. No vamos a poder salir 6.000 personas en un minuto por una sola puerta." Al escuchar los silbidos de la gente, salió Pato, tomó el micrófono y con mucha furia dijo algo así "Loco, rescantese, no queremos que pase algo, basta de bengalas, tengamos un show en paz y terminemos bien." 

Comenzó a sonar la música y ya eran como cuatro bengalas prendidas, más las dos del comienzo, se habían encendido seis en total. Pero la séptima fue lo peor, fue mortal, era distinta. Lanzaba luces hacía arriba, todo pegaba en la media sombra y en una milésima de segundo prendió todo. A minuto y medio del primer tema, cuando Pato dejó de cantar y no pasaron más de diez segundos para que dejara de tocar el resto de la banda, la gente empezó a gritar desesperada, algunos quedaron esperando a que el fuego se apagara, unos corrían sin dirección y otros buscaban a su grupo. 

A los pocos segundos se cortó la luz, no se veía nada, solo el incendio. Cromañon era un mar de gente apretujada con un solo espacio libre en el medio de la pista donde caían plásticos en llamas. Justo por ahí corrió Matias, era lo único que le quedaba para ganar tiempo. Logró pasar por ese espacio bajo la lluvia incandescente sin que el fuego lo tocara. Comenzó a empujar con todas sus fuerzas con otros tantos miles. Veía el cartel verde de "Salida" a unos diez metros de él y avanzaba más lento que el paso de una tortuga.

En unos segundos una nube negra se apoderó del lugar, la única luz que se veía era la del propio fuego que había incendiado las banderas que estaban en los balcones. Era el mismísimo infierno, no se veía nada y el toxico poco a poco le ganaba la pulseada al oxígeno. La gente caía y había demasiada e insoportable presión. Eran miles contra la espalda de Matias, ejerciendo fuerza para adelante. 

Casi sin darse cuenta, llegó a estar debajo del cartel que veía hace instantes a diez metros de él. Lo tenía ahí, estaba contento, era la salida. Su ilusión duro poco, notó que la gente que tenía adelante no avanzaba, las puertas estaban cerradas. No le quedaba otra que esperar la muerte o el milagro de la vida. Mientras tanto se le cruzaban muchas cosas por la cabeza, se decía a si mismo "Que cosa... Me muero de joven... Como estoy sufriendo y como voy a sufrir en unos minutos muriendo quemado, que horror. Mirá como termino el 2004... Muerto." Su único objetivo hasta que abran las puertas, era no chocar con una columna que tenía a solo sesenta centímetros de su cara. Quería correrse hacía la derecha o izquierda, pero no podía, la gente no lo dejaba. 

De pronto los gritos se convirtieron en aullidos. "¡Me muero, ayúdenme, por favor", "No quiero morir así.", "No aguanto más.", "¡Abran las puertas!", se repetían sin cesar. 

Por la presión que tenía en su espalda lo había corrido para adelante, tenía la columna a solo treinta centímetros. Fue ahí cuando se dio cuenta que estaba parado arriba de personas, que le rasguñaban las piernas, desesperados por vivir, querían que alguien los ayudara, pero ni él, ni nadie podía hacer algo en ese momento, no tenía lugar para darles una mano. Le angustiaba mucho pensar "Era mi vida o la de ellos." Gracias a esa gente, a esos cuerpos que estaban en el piso, pudo elevarse unos centímetros más y captar un poco de oxígeno que venía, no sabía de donde, pero lo sentía. Escupió la columna, que ya la tenía a solo diez centímetros de él, pensó que era sangre y que se estaba asfixiando, luego se dio cuenta que era un liquido negro. Al mismo tiempo, un joven calvo que tenía a su lado, cruzó el brazo para sostenerse y ayudarse haciendo fuerza contra la columna. Casi le quita el poco aire que venía... Matias lo agarro del brazo y le dijo sin fuerzas y un hilo de voz tan fino como la vida que le quedaba "Por favor pelado, baja el brazo porque me muero acá". Por suerte lo entendió y lo sacó, "Tranquilo, vamos a salir", le contestó. "No me dejes morir pelado, si me caigo levantame". Le contestó Matias con el poco aliento que le quedaba. No aguanto más, los segundos eran interminables...

A la semana siguiente, Matias lo vio, era el pelado que lo había ayudado a salir ese día. Sin pensarlo, fue hacía él, le preguntó si lo recordaba, si se acordaba de ese horrible día, de todo lo que había hecho por él... Pero le dijo que no, que él era el hermano. Matias no entendía nada, lo invitó a tomar un café para que él le explicara mejor las cosas.


En un momento no se sintieron más los gritos, solo un enorme silencio. De repente, la terrible presión se descomprimía, lo siguió al pelado hacia la derecha, sentía aire y más aire, vio la luz y un bombero entrando con una manguera. Salió por una puerta de emergencia que ellos había abierto. Sintió el aire en su cara otra vez. Abrazo fuerte al pelado y le dijo "Soy de Parque Chas, Urquiza, ¿Y vos?"-"De Devoto" Le contestó. "¿Como te llamas?"-"Matias, ¿Vos?"-"Marcos."La cabeza y el pecho le estallaban de dolor, pero no podía caer hasta encontrar a Diego.

Fue a buscarlo donde habían quedado en encontrarse después del recital. Diego estaba con su remera en la mano gritando su apellido con los brazos en alto. Matias fue rápido como podía a abrazarlo y ahí cayo tranquilo.

La gente lloraba y se moría en la vereda, a su lado. 

Pronto el dolor de cabeza desapareció y solo le dolían las costillas y la espalda. 

Las ambulancias no había llegado aún. "Estoy seguro de que murió mucha gente" -Dijo Diego. Se levantó como pudo y llegaron al hospital Tornu en taxi, donde les hicieron placas y les revisaron los pulmones. 

Hablaron del tema toda la tarde, y al final, Matias le preguntó qué había pasado con Marcos, y le explicó que había muerto pocos días después del accidente, porque sus pulmones estaban muy dañados...

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2016 ⏰

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