Capítulo 26

61 2 0
                                    

Pov's Percy

No entendía que pasaba. De repente el mundo comenzó a dar vueltas y todo se volvió negro.

Despierto y gritos, llantos desesperados están por todas partes, más la lluvia golpeando con fuerza afuera. Comienzo a moverme y me veo atrapado, miro y el cinturón de seguridad me salvó la vida - No como la de muchos que se hayaban tendidos en el suelo derramando sangre-. Por instinto miré a mi derecha y mi pulso se acelera.

Danielle.

Danielle no estaba, su asiento estaba vacío.

Comienzo a mirar desesperado todo el lugar, tenía que encontrarla, ella no... No...

Y ahí la encontré. No estaba muy lejos de donde estaba, saco a contracorriente y corto el cinturón de seguridad cayendo sobre algunos cuerpos que crujieron, pero no se movieron, y causando que el autobús se moviera un poco para luego volver a estabilizarse.

Camino torpemente hacia donde su cuerpo se encontraba. Lo único que se veía era su rostro pálido y de el salía un pequeño hilo de sangre. Tiro sin nada de tacto los cuerpos de personas muertas que se hayaban encima del suyo, la acomodo en mis rodillas y le acaricio el rostro mientras lágrimas salían de mis ojos.

La lluvia pareció incrementar y unos truenos se hicieron presentes.

Sus labios estaban morados, tenía moretones en distintas partes de su cuerpo y estaba tan pálida que dudo que esté con vida.

-Danielle... - Susurro bajo con un nudo en mi garganta. Acaricio su rostro ya helado, pero quiero creer que es por el frío y no por otra cosa.

Respiro tratando de recordar lo que nos enseñaron en el campamento tiempo atrás acerca de estos casos. No podía parar las lágrimas. Pongo dos de mis dedos en su cuello como nos enseñaron y verifico si su pulso está o no, pero al no sentir nada mi corazón se estrujó para luego romperse.

-No, no, no... - Susurraba sobre su cuerpo mientras más lágrimas salían.- Tú no Danielle... Tú no.

Y como si fuera por arte de magia los dos versos de la profecía vinieron a mi mente:

"Y al final por el deseo de una divinidad
A una de ellas perderán."

¿Quién querría llevársela? ¿Por qué a ella? ¿Por qué ahora? ¿A caso los dioses no se cansaban de verme sufrir?
Acaricio su suave mejilla y veo sus párpados cerrados. Ya no volvería a ver esos hermosos ojos celeste cielo que debés en cuando daban la impresión de ser fríos y oscuros con un toque de gris, pero cuando los veías bien te dabas cuenta que era una chica asustada, como todos nosotros. No volvería a ver esas miradas que tanto me confundían, que lograban cambiar mi estado de ánimo, que lograban poner mi mundo de cabeza. Veo ahora sus labios ya morados, casi azules. Ya no podré ver sus sonrisas, las cuales vi muy poco pero lograban mover algo en mi, me encantaba cuando sonreía aunque fuera por la mitad.

Tomo su inerte cuerpo y la apego a mi pecho sin dejar de llorar. Ya no está.

El autobús se movió y más gritos se hicieron presentes, pero uno de ellos llamó mi atención.

Beso la frente del cuerpo de Danielle y con pasos torpes camino hacia delante del autobús, pasando por al lado de muchas personas amarradas a sus asientos gracias a sus cinturones y que, en su desesperación alzaban sus manos en mi dirección y trataban de tomarme, y si lo lograban me soltaba. Veo a mi derecha y un niño pequeño se hayaba llorando sobre el cuerpo inmóvil de su madre. Me detuve por un momento recordando a Danielle, y me recordé que ya no volvería. Seguí caminando.

Al llegar me encuentro a quien estaba buscando.

Annabeth se hayaba de cabeza tratando de soltarse, pero no tenía su cuchillo, este se encontraba en el techo del autobús sobre ella. Al llegar a su lado me sonríe algo más tranquila y de inmediato recuerdo la sonrisa que me regaló Danielle cuando me quedé con ella en la cabaña.

-No Percy.- me reprendí mentalmente. - Ella ya no está, no volverá.

Me costaba aceptarlo, pero tendría que hacerlo.

Tomo el cuchillo de Annabeth y corto el cinturón de seguridad para atraparla antes de que cayera, pero estaba tan débil que caímos los dos, y en eso el autobús se movió más. Se aferró a mi, y cuando este dejó de moverse me vio y me besó.

No sentía nada, lo único que pasaba por mi mente era la muerte de Danielle. Esto no era cierto... No, no.

Nos levantamos y veo los demás asientos. Los chicos no estaban.

Ayudo a Annabeth a salir, y luego lo hago yo. Todo lo que hacía lo hacía sin prestar atención a mis movimientos.

Al estar afuera vemos como luchan contra un minotauro y unas dracanae.

Saco a contracorriente y estoy listo para luchar cuando una mano en mi pecho me detiene.

-Percy, hay que ayudar a la gente allí dentro.- me dice Annabeth con el ceño levemente fruncido.- No podemos dejarlos.- Hace una pausa- Además ellos parecen tener todo bajo control.

Pienso en lo que acaba de decir, pero no logro mucho. Asiento involuntariamente. Ella sonríe y me besa, y yo le correspondo medio ido.

(...)

Al principio ayudé soltando una por una a las personas, pero después cuando encontraron la forma de salir por su cuenta salí y los ayudaba desde afuera junto a Annabeth, quien daba indicaciones para que se pusieran a salvo.

-Parece que son todos.- Dice.

-Si.- confirmo sacando al último mortal.

Ella baja primero, yo estaba a punto de hacerlo cuando unos quejidos y un ruido llaman mi atención. Me giro rápido, logro ver una manos femeninas y el comienzo de una cabellera castaña. ¿Podrá ser?

Corro con cuidado de caer, llego hacia la ventana y ayudo a la chica. Cuando esta levanta la cabeza y me regala una mirada desesperada y agradecida al mismo tiempo me desilusiono. No era ella.

-Gra-cia.- respira entrecortada.- Ha-ay una chica...- respira profundo y bota.- Hay una chica que necesita ayuda allí abajo.

Apunta dentro del autobús, y como es de noche no logro ver mucho, pero si logro apreciar una silueta femenina en los asientos de atrás moviéndose tratando de hacer algo. Pero como dije antes no logro ver bien.

El autobús se sacude y la chica con miedo salta junto a Annabeth, quien la atrapa a tiempo.

-¡Percy! - Grita la rubia.

-¡Tengo que entrar! - Le gritó de vuelta.

-¡No lo hagas! - Responde de la misma manera.- ¡Ya todos están aquí y a salvo! ¡No te arriesgues! - Grita con preocupación.

No quería preocuparía, era lo que menos quería hacer, pero tenía un presentimiento, tenía que ir.

-Lo siento listilla.- contesto bajo, ahogando mis palabras bajo la lluvia y entro nuevamente al autobús.

Confesiones de una mestiza [Percy Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora