Eran las siete de la mañana y Deus debía levantarse para ir al colegio pero aún no lo hacía, no tenía ganas, hacía frío y él sólo quería ver a John y tal vez dormir juntos toda la tarde, pero por pasar más tiempo con él sus notas bajaron y no puede darse el lujo de faltar un día a clases, a demás de que no le quedan muchas faltas. Michael lo fue a buscar a su cuarto incontables veces, no podía levantarlo y se le ocurrió llamar a John para que lo ayudara, este llegó enseguida y fueron a la habitación de Deus.
-Deus, vino John- Le contó Mike-
-¿John?- Se levantó casi de un salto-
-Gracias a Dios, vas a llegar tarde al colegio- Insistió su padre-
-Bebé, anda a vestirte de inmediato y te compras desayuno de camino al colegio- Su casi-novio le ordenó -
-Ya voy- Hizo lo que le pidió-
-Apurense que los llevo- Michael salió de la habitación -
Deus se cambió en cinco minutos, lavo sus dientes y cara y acomodó su cabello, sin olvidar colocarse desodorante y perfume, pues se había bañado la noche anterior gracias a Dios. Los casi-novios bajaron de la mano hacia el living para esperar a los padres de Deus y a su hermana que aún no estaba lista.
-Vamos chicos- Dijo Luke saliendo de la casa junto con su esposo e hija-
-Espero que estos dos no se coman las bocas en el auto-
Y así fue durante todo el camino, Deus y John besándose, Luke y Michael cantando canciones de Green Day y por último Michelle tratando de arreglar su maquillaje. Cuando llegaron al colegio, los tres adolescentes se bajaron y los padres se fueron, saludándolos.
-¿Cuándo tendremos nuestra cita?- Preguntó John, tomando la mano de Deus-
-Podría ser el sábado, ¿A dónde te gustaría ir?-
-Podríamos hacer un picnic en el parque y después ir al cine...-
-Y en la noche nos quedamos en mi casa, acurrucados en la cama y viendo películas-
-Me encanta-
Y Deus ya tenía pensado como proponerle que sea su novio, incluso tenía un regalo para él.
Entraron ambos a clases y como siempre se sentaron juntos, en todas las clases, en la mayoría se tomaban de la mano o uno escribía apuntes mientras el otro le acariciaba la mejilla.
Y para sus compañeros era lo más tierno que había, excepto por un par, que les daba exactamente lo mismo.