Consejo.

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Si no hubiera sido tan cobarde. Su mente repitió por enésima vez esa frase mientras observaba el techo de su habitación.

Gabriel, el muchacho del cual se enamoró en la preparatoria, aquél que se fue al extranjero en el invierno de hacía tres años, estaría de regreso.

Desarrugó el papel que Lisa le había dado y miró el número; ella podría ser el único contacto con Gabriel; estaba en un real aprieto: quería verlo, pero una vez estando frente a él no sabría qué hacer, mucho menos qué decir. Volvió a doblar el trozo de papel y lo tiró en dirección a su mesa de noche, sin importarle mucho si caía en el suelo o no; lo mejor sería descansar, probablemente mañana al despertar se daría cuenta de que su encuentro con Lisa había sido un sueño.

—¿Ey, qué te sucedió?— Jelena tiró de él y lo llevó a un lugar apartado, —¿estás enfermo?

—Por supuesto que no.

—Tú a mi no me engañas— le observó de cerca antes de dar su diagnóstico, —no has dormido bien, ¿cierto?

Leandro frotó su rostro con ambas manos y exhaló; —tengo que hablar contigo.

—Soy toda oídos primor, pero será hasta el descanso— palmeó su hombro, —Robert no tarda en llegar.

Leandro hizo todo lo posible por concentrarse en el baile y lo logró bastante bien; incluso pudo ignorar las miradas incómodas que le lanzaba Erick a cada instante y más durante su solo con Jelena. Amaba bailar, y aunque el principio no se sintió capaz de tomar el papel principal, ahora lo estaba disfrutando. Hasta que llegó el descanso y regresó a la realidad, aquella que ameritaba ser enfrentada no sin antes un buen consejo.

Calculando el tiempo que Robert les asignó para comer, Jelena pensó que lo mejor era ir al área de food-trucks, ubicada a un par de calles de la academia; allí podrían hablar con calma.

—Bien, te escucho— dijo Jelena antes de darle un gran mordisco a su burrito de chile con carne; el cual estaba prohibido por Robert pero a ella poco le importaba.

Leandro miró el vapor que despedía su hot-dog pensando en cómo iniciaría y decidiendo por lo más sencillo; —¿Recuerdas que Lisa mencionó a un tal Gabriel?

—Si, dijo que deberían prepararle una fiesta de bienvenida, o algo así.

Leandro asintió con la cabeza, —Gabriel es el chico que... es el chico que me gustaba en la preparatoria.

Jelena elevó las cejas, —no creo que sólo te gustase; por tu falta de sueño y el color que tienen ahora tus mejillas apuesto a que estabas enamorado.

Él rió nervioso; ella lo miró por unos instantes y luego abrió mucho sus pequeños ojos; —Oh, oh; no lo estabas. ¡Lo estás aún!— afirmó.

—¿Soy tan obvio?

—Como un árbol de navidad en pleno verano; Leandro tienes que presentármelo.

—No— dijo enseguida.

—Oye, no quiero hacerte la competencia; sólo quiero conocer al chico que te roba el sueño— dio otra mordida a su burrito.

—No lo digo por eso; es que yo... yo no sé si quiero verlo.

—¿Por qué, cuándo se fue no quedaron en buenos términos; sabe sobre tus sentimientos?— le bombardeó con preguntas.

—Éramos buenos amigos y una vez dijimos que al terminar la preparatoria nos iríamos juntos de viaje por el mundo, esa idea me fascinó demasiado; pero luego, poco antes de la última Navidad que pasaríamos como estudiantes de la misma escuela él se fue.

—¿Así nada más?

Leandro apretó los labios antes de responder; —primero comenzó a distanciarse, hasta que una mañana apareció en la puerta de mi casa anunciado su partida al aeropuerto y que continuaría lo que restaba del último año escolar en el extranjero.

—Pero qué bastardo— masculló Jelena.

—Dijo que estaría en contacto conmigo, pero sólo llamó quince días después para que supiera que había llegado con bien, después de eso ya nada más; había llamado de una caseta telefónica por lo que no supe su nuevo número, ni tampoco envió alguna carta.

—¿Qué hay de sus padres o su familia?

—Se mudaron a un poblado al oeste de aquí, me dijeron que Gabriel les llamaba cada fin de semana. Pero sólo los primeros meses estuve con contacto con ellos, hasta que comprendí que era obvio que Gabriel me estaba evitando. Tampoco hice por buscarlo por medio de alguna red social.

Jelena permaneció pensativa unos instantes, luego preguntó, —¿Tú crees que Gabriel sea..? Ya sabes.

—¿Homofóbico?— negó con la cabeza, —Claro que no, incluso teníamos un compañero que era abiertamente gay y siempre lo trató igual.

—¿Y le dijiste alguna vez lo que sentías?

—No es tan fácil— se quejó Leandro.

—Mucho menos ahora que regresa. ¿Qué harás?

—Por eso quería que me escucharas, ¿qué hago?

Jelena se echó a reír; —¿me estás pidiendo consejos a mi?— se señaló, —sólo he tenido dos novios en toda mi vida contando al actual.

—Eso es más de lo que yo puedo contar.

La bailarina respiró hondo recobrando la compostura para decir con seriedad, —sabes muy bien que soy práctica, así que te diré las opciones que en realidad tienes: lo olvidas para siempre o hablas con él para ponerle punto final a este asunto.

—¿No hay plan C?

—No cariño— movió la cabeza señalando su hot-dog¸—y será mejor que te des prisa porque hay que regresar al salón.

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NOTAS: Sólo el primer capítulo es "largo", a partir de ahora tendrán una extensión similar a esta. ¡Ah! Y si desean saber cómo es Leandro en mi mente, les invito a ver el video que está señalado como medio visual en este y el próximo capítulo (Gentlewomen, Jolin Tsai).


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