CAPÍTULO 19

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La enorme fuente de chocolate, que estaba en medio de una mesa, servía de separación entre un salón y otro. Varios dulces, frutas y galletas estaban alrededor. Lauren, Dinah, Normani y Verónica estaban ahí, probando cada uno de los postres exóticos y mezclándolos con la fuente de chocolate.


Kendall se fue con Carlos y James al jardín, un lugar más tranquilo que el ambiente de adentro, tomaron unos cigarrillos y probablemente se pusieron al día de sus vidas y recordar aventuras pasadas.


Lucy y Logan estaban muy felices, de hecho toda la semana lo habían estado y después de un momento se habían perdido en la pista baile.


¿Qué pasó con la chica de ojos chocolate?


Bueno, Lauren tampoco había terminado de entenderlo, pero desde que llegó su novio el ambiente había sido bastante incómodo, él la abrazaba y la besaba casi a cada respiro.


Lauren sintió repulsión por las miradas que Austin le lanzaba a Camila, paseaban desde su cuello hasta sus piernas. Lauren se sentía asqueada « ¿Acaso no le importaba que hubieran personas alrededor? Y peor aún, ¿Cómo era posible que ella no le dijera nada? »


Después de un rato, él pareció aburrirse y le dijo algo en el oído a la chica de ojos chocolate, ella al parecer se negó, pero Austin no parecía ser de aquellos que acepta un "no" por respuesta.


El pareció insistir más. Camila le susurró algo a Dinah y de la nada, ya no estaban.


Lauren: ¿Dónde está Camila? – Le había perdido la pista, hace unos minutos estaban al fondo del salón que daba a la piscina, ahora ya no los veía.

Dinah: Austin quería ir con sus amigos, dijo que lo dejaría ahí y luego regresaría aquí.

Lauren: Ah. – Miró por encima del hombro tratando de buscarla pero no la vió.

Verónica: ¿Lauren me preparas el siguiente trago? – Había empezado a tomar, pero Lauren le hacía tragos suaves, después del séptimo todavía estaba lúcida, sólo que más alegre.

Normani: ¡Esa canción me encanta! – Beyoncé había empezado a sonar. - ¿No quieren ir a bailar chicas?

Dinah: ¡Mani eso no se pregunta! ¿Vienen?

Verónica: ¡A mí también me gusta! ¡Vamos!

Lauren: ¿Tú? ¿Verónica Iglesias bailando?

Verónica: ¡Vamos Lauren! ¡Anímate! – Lauren volvió a buscar alguna señal de Camila pero no la vió por ningún lado.

Lauren: Bien. – Sentía que algo no estaba bien. – Vamos.


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Austin: Camila quédate, tus amigas son un poco aburridas, no hablan ni nada. – Austin y sus amigos estaban de lo más alegres.

Camila: Le prometí a las chicas que regresaría, déjame ir a buscarlas. – Empezaba a desesperarse por regresar.

Austin: ¿Para qué? Yo voy a ir a dejarte en mi auto luego.

Camila: Mi papá me vió salir con Normani. – Alejandro siempre buscaba la manera de ponerle límites a Austin con su hija. – Tengo que irme.

Austin: Espera Camila, yo en realidad te tengo un regalo.

Camila: ¿Si? ¿Por qué?

Austin: Es por lo que pasó el fin de semana pasado. Vamos a buscarlo y luego te vas ¿de acuerdo? – Le sonrió tomándola de la mano.


Camila no lo pensó dos veces, sólo tomaría el regalo, regresaría con las niñas y pasaría el resto de la noche intentando que Austin no la encuentre de nuevo.


Aunque la verdadera razón era que ya no había podido hablar con Lauren y una fiesta siempre es una buena excusa para conocer a las personas. Además se moría por verla a los ojos de nuevo.


Austin les dijo a sus amigos que regresaría luego de un rato, ellos se despidieron de Camila y esperaron a que se diera la vuelta para verla.


Camila: ¿A dónde vamos?

Austin: Los padres de los dueños de la fiesta son socios de mi padre, ya había venido antes y encontré un lugar con unas vistas hermosas que sé que van a gustarte.

Camila: ¿Si? – Camila sintió que era el antiguo Austin dulce que la había conquistado.

Austin: Si voy a darte un regalo, espero que el lugar también sea el adecuado para mi novia.


Subieron las gradas hacia el segundo piso, había personas ahí pero no había música y la mayoría eran parejas buscando un poco de privacidad. Al final de un pasillo estaba un gran balcón en el que se reflejaba la claridad de la Luna.


Austin abrió las puertas de un gran salón lleno de libreras, parecido a un estudio y había algo más ahí que a Camila le gustó. Un enorme piano clásico de madera iluminado por la gran ventana que daba hacia la Luna, a Camila siempre le habían gustado los pianos, había aprendido un poco de pequeña en un piano electrónico, pero jamás había tocado en uno de esos.


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DOS HORAS ANTES


Austin: Conseguí unas copias de la llave.

XX: No sé como lo haces de verdad.

Austin: Tengo contactos. Ahora vamos a lo importante. La llevaré ahí y tú te encargarás de que nadie entre ni salga ¿Entiendes lo que te digo? Te pagaré el doble si todo sale bien.

XX: Llevaré a alguien más. Yo me encargo, no te preocupes.


Austin cortó la llamada y una sonrisa se dibujó en su rostro. Pensó en Camila, tomó las llaves y luego guardó un condón en su billetera antes de salir de su casa.


Nada puede salir mal, el plan es realmente perfecto.







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