la historia de Illium

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Illium se deslizo hacia abajo por el pasillo, congelándose en el lugar cuando escuchaba un movimiento. Pero no, su padres todavía dormían.

Continúo su camino, tratando muy duro de mantener sus alas de hacer ruido por arrastrarlas en el suelo, pero ¡Era tan difícil! Sus alas ahora eran más grandes que él. Su padre le dijo que él crecería para alcanzarlas pero en este momento, solo podía volar un poco antes de cansarse.

Y eran pesadas cuando caminaba, pero su madre decía que si el no aprendía a mantenerlas arriba, se caerían y se desprenderían. Illium no estaba seguro de si ella no estaba mintiendo, pero él sabía a ciencia cierta que todos los fuertes ángeles guerreros mantenían sus alas fuera del suelo, debías ser fuerte para ser un guerrero, así que Illium seria fuerte.

Algunas veces, los chicos mayores se burlaban de él al decir que no podía ser un guerrero porque sus alas eran azules, pero descubrió que siempre podía colorear sus alas como algunos ángeles coloreaban su cabello. Su cabello ya tenía colores.

Eee, ¡Estaba en la puerta! No la puerta trasera, la que daba al cañón. Su mama de verdad podría desprender sus plumas si él fuera por esa puerta. Las corrientes de aire en el cañón eran realmente poderosas, después de que Illium siguiera con las ganas de escaparse, su papa lo había llevado al cañón y lo dejo volar ahí, para que viera por sí mismo.

Había sido muy duro, muy duro. El viento casi había estropeado sus alas y lo había lanzado hacia las paredes de piedra del cañón. Pero su papa se había asegurado de que estuviera bien. E Illium sabía que nunca jamás debía salir por la puerta de atrás, no hasta que fuera más grande.

Pero el podía ir por el frente. Okay, tal vez no se suponía que fuera a salir en la noche, pero esta era una ocasión especial.

Alcanzando el pomo de la puerta, se estiro y estiro. Ugh. Estaba muy lejos. Su madre hizo que su padre moviera el mango luego de que Illium siguiera saliendo cuando se suponía que no debía.

Mirando alrededor, vio una silla. Pero era muy grande y pesada y haría mucho ruido si trataba de arrastrarla. Su mama se despertaba solo con ruidos pequeños, decía que se volvió un murciélago después de que él empezara a caminar, así que tenía que ser muy cuidadoso.

Sus alas susurraron por el suelo mientras giraba y miraba si podía- ¡Estúpido! Algunas veces era tan estupidooooooooooo.

Moviéndose más hacia la cocina, escalo la silla, luego de ahí a la mesa. Eso debería ser lo suficientemente alto. Saltando, consiguió aire suficiente debajo de sus alas para medio aletear y agarrar el mango. Hizo ruido, pero todo estaba bien, ya que estaba abriendo la puerta, cayendo al suelo y salió corriendo.

-¡Illium!

Riendo alegremente mientras la voz de su madre flotaba hacia el aire nocturno, apretó su mandíbula y batió sus alas muy fuerte hasta que logro mantenerse en alto. No podía esperar a ser grande como Rafael, cuando solo pudiera despejar como si nada. Por ahora, se tardaba muchísimo. Pero era lo suficientemente rápido para estar arriba y en el techo de la casa antes de que su mama saliera. Se ocultó detrás de la chimenea mientras ella volaba hacia el aire y se iba a buscarlo.

Su padre fue por la puerta de atrás, para chequear el cañón. Eso hizo molestar a Illium. Había hecho una promesa ¿O no?

Solo cuando la costa estaba libre agarro la pequeña bolsa que había ocultado en la chimenea cuando estaba jugando antes de que oscureciera. Volando desde el techo con la bolsa retenida en su pecho, con sus alas busco el camino hacia la casa de Aodhan. Todavía era un poco inestable, pero ya no era tan lento como lo había sido.

Alcanzado la casa de Aodhan, no podía ver a su amigo al principio, pero luego Aodhan lo saludo desde el otro lado del tejado y sobrevoló para unirse a él. También tenía una pequeña bolsa.

Sin hablar porque sería muy ruidoso si se gritaban uno al otro, y no eran todavía muy buenos a volar para acercarse sin que sus alas se enredaran, volaron en silencio. Los grandes no dormían todos en la noche por lo que se quedaron bajo, donde había menos chance de ser descubiertos.

Aodhan era usualmente muy brillante para ocultarse incluso en la noche, pero se había cubierto con carbón que habían encontrado en la chimenea, así que solo brillaba un poquito.

Entonces ellos estaban ahí, al fin.

Aterrizando, caminaron hacia el borde del cañón, se sentaron con sus piernas colgando de lado y sus alas cansadas cubiertas a sus espaldas, donde abrieron sus bolsas para sacar sus suministros.

-¿Que conseguiste? -Illium le pregunto a su amigo.

Estornudando, Aodhan froto su nariz. -El carbón me hace estornudar. -Sus dedos dejaron marcas manchadas en su bolsa cuando la abrió. -Tengo galletas y encontré una botella de leche. -Una gran sonrisa. -¡No se derramo!

Illium sonrió y tomo una galleta llena de hollín. -Yo hice sándwiches. -Puso queso y tomates en ellos justo como a Aodhan le gustaban. -Y conseguí uvas.

Dispusieron su botín en la parte superior de las bolsas entre ellos. Mientras Illium se comía una galleta, Aodhan se comía el sándwich y se echaron a sus pies.

-Mira -, Aodhan susurro.

Los ojos de Illium se agrandaron. -Aquí vienen.

Él sabía que algunos de los grandes corrían en la noche. Esa era la razón por la que habían venido a mirar, pero nunca pensó que sería así de rápido. Ellos eran como los relámpagos en el cielo durante una tormenta, tan rápidos que el apenas podía seguirles el rastro. -¿Quién está ganando?

-¿Raphael tal vez?

Observaron, miraron a Uram tomar el liderazgo, rieron abiertamente mientras Raphael lo superaba. Otros dos ángeles estaban detrás de ellos, de repente impulsados hacia adelante. Illium estaba tratando de saber quiénes eran los ángeles ya que estaba oscuro y era difícil de ver cuando sintió un agarre en la parte de atrás de su camisa. Al mismo tiempo una mano agarro la camisa de Aodhan.

-¿Qué es lo que ustedes dos tienen que decir por sí mismos? -su madre pregunto mientras la miraban por encima de sus hombros. El corazón de Illium golpeaba por la sorpresa y sabía que el de Aodhan estaba probablemente haciendo lo mismo.

Entonces su mejor amigo tendió una galleta e Illium dijo, -¿Quieres mirar la carrera?

-¿Qué carrera? -Frunciendo el ceño, su madre miro por encima de sus cabezas. -¿Ese es Raphael? Demonios, ¿Que están haciendo esos cuatro?

-¡Corriendo! -Illium toco la piedra. -Por favor, Mama. ¿Podemos ver?

Su madre lo miro primero a él, luego a Aodhan, sus lindos ojos brillando. -Hagan un lugar entre ustedes.

Sonriendo, movieron la comida a cualquier lado y cambiaron de lugar para hacer suficiente espacio para ella. Se sentó con un brazo alrededor de él y el otro alrededor de Aodhan. Acerco más a los dos, sus bellas alas fuertes y cálidas detrás de ellos... mientras los corredores pasaban justo debajo de ellos. El viento que trajo su paso soplo el cabello de Illium de su cara, y tuvo su corazón latiendo otra vez con rápidos golpes.

Raphael sonrió al verlos y saludo. Luego se fue acelerando a fondo para superar a los dos ángeles quienes habían tomado el liderazgo luego de atrapar un buen viento. Uram voló en sus talones, como si estuviera esperando por el chance de pasar desapercibido.

Illium miro hasta que los cuatro estaban fuera de vista, pero no podía decir quién ganó. -¿Lo viste? -le pregunto a Aodhan.

Su amigo sacudió su cabeza, sus ojos brillando en su cara de carbón. -Iban muy rápido.

-Todavía corren -, la mama de Illium les dijo. -Creo que esta es una larga carrera.

Decepcionados por no lograr ver el final, Illium agarro un sándwich y lo mordió, luego lo alzo a su madre. Ella sonrió y tomo un mordisco. Cuando Aodhan le ofreció leche, ella bebió algo y golpeo con los pies tal como él y Aodhan habían hecho. Y estaba bien que no hayan visto el final de la carrera. Esto también era divertido. Sentarse aquí con su mejor amigo y su mamá.

Entonces su papa voló a lo largo del cañon y se detuvo enfrente a ellos. -¿Qué, no estoy invitado al picnic?

Y fue aun mejor.

Fue el mejor picnic de la historia.

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