Capítulo único

369 40 30
                                    

—¡¿Pero qué...?! ¡Shiiii!—exclamo Iyami al sentir el tacto cálido de la mano del menor alejándose como si el roce quemara y en un acto totalmente dramático y sin importarle que estaban en plena calle hizo aquella pose que lo caracterizaba-

— ¡Iyami!—exhaló rendido Osomatsu mientras masajeaba sus sienes para encontrar la poca paciencia que le quedaba—. ¡¿Estamos saliendo y no me dejas ni tomarte la mano?! No quiero imaginar cuando tengamos sex-

—¡Shiiii!—volvió a gritar , aunque esta vez cubrió sus oídos totalmente sonrojado—. ¡Qué desvergonzado eres-sanzu!

Osomatsu contuvo las ganas de golpearse la frente, en serio que en ocasiones Iyami podía parecer más virgen que Pajamatsu. Solo estaba pidiéndole tomarle la mano, hacia frío y parecía una buena táctica para conseguir acercarse al mayor, quien parecía evitarlo últimamente.

Iyami desvió la mirada no queriendo enfrentar la mirada molesta de su pareja.

—En casa podemos hacerlo...—explico tartamudeando ligeramente, pero lo que no esperaba era que Osomatsu se recuperara completamente al instante.

— ¡¿Entonces que esperamos?!—exclamó completamente emocionado agarrando el brazo de Iyami con las intenciones de llevarlo al departamento del otro. A pesar de que sus hermanos y él habían robado la humilde morada del mayor, el otro pudo recuperarla unos meses después cuando pudo conseguir un trabajo y comprar todo de nuevo.

Dejando de lado el hecho de que Iyami ya no vivía en la calle, Osomatsu no espero que el otro accediera tan pronto pasar a ultima base.

No obstante, sus ánimos decayeron cuando el más alto no se movió ni un poco, pues se mantuvo de pie sobre el mismo lugar con esa extraña pose que lo caracterizaba. Incluso soltó otro grito.

—¡No justo ahora-sanzu!—aclaró adivinando que el menor probablemente había malentendido el asunto—. Me refiero a que podremos tomarnos de las manos cuando lleguemos a casa...

—¿Ja? ¿Cómo que sólo en casa? ¿Por qué siempre eres así de virgen?

Osomatsu no comprendía porque su novio se comportaba de esa manera tan extraña desde que comenzaron a salir, incluso dudaba que el otro quisiera seguir con su relación si ni siquiera quería dar el primer paso. En serio, que Osomatsu había soportado y mucho, pues llevaba queriendo hacer cosas más intimas con el mayor y el otro no se dejaba. Lo único que recibía eran excusas y rechazos, de verdad que estaba empezando a cuestionarse si el otro tenía sentimientos por él.

En cambio Iyami se sorprendió por aquella pregunta tan extraña y después frunció el ceño ligeramente ofendido.

—No me hagas mencionar el tema, Osomatsu, que sabemos muy bien quien es el virgen de los dos-sanzu.

El rostro de menor se enrojeció, pero Iyami desconocía si era por que le había recordado su verdad o estaba furioso por ello, apostaba que era por ambos.

—No sería más un virgen si mi novio aquí presente no retrocediera cada vez que intento tomarle la mano. Diablos, Iyami, ni que fuera a violarte aquí en plena calle... A menos que se te de el voyerismo, ¿es así?—. Osomatsu alzo una ceja, curioso por la respuesta del mayor, la verdad no conocía sus gustos. Aunque si pensaba más a fondo aquello era totalmente improbable y ridículo tomando en cuenta sus reacciones ante un simple toque en un lugar público.

—¡Claro que no, mi no es asi-sanzu! ¡¿Qué te hizo pensar que si-sanzu?!

Antes de que Osomatsu pudiera responder, un hombre hizo acto de presencia acercándose a ellos tímidamente. El hombre, si es que era uno, pues el tipo parecía más un montón de músculos bien formados escondido bajo ropa invernal y una cabellera rubia peinada hacia arriba con al parecer varios productos, sino ¿cómo es que podría estar mantenerse de esa forma sin que el frio viento moviera un solo mechón? Además de que tenía unos ojos profundamente azules y un rostro muy atractivo para ser japonés. Era un extranjero sin lugar a duda.

FrançaisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora