Prólogo

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¿Frío? Esa desoladora sensación es lo único que recuerdo de aquella noche, pues la muerte se posaba en cada poro de mi piel. Tan frágil e inocente fui en ese momento. ¿Por qué no reaccioné? ¿Qué podía hacer? Simplemente me quedé allí, siendo espectadora y aprendiz de cómo se arrebata la vida de una persona.

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Lucy


—No la vuelvas a tocar.— Gritó mientras jalaba el gatillo y el hombre caía muerto a sus pies.

Miré a mis padres, esperando en vano que despertaran. El charco de sangre indicaba que eso no sería posible. No podía dejar de temblar, y mi llanto me impedía hablar. No quería creerlo: mis padres, ¿no abrirían nuevamente sus ojos? La muerte se los llevó, me los arrebató.
—¡Papá, mamá!...— Grité al sentir el dolor en mi pecho. Anhelaba que abrieran los ojos, que me sonrieran una vez más, pero ellos no lo hicieron. El hombre con cicatrices se detuvo frente a mí; él eliminó a los tres sujetos que nos habían atacado. Sus brazos atraparon mi pequeño cuerpo, dando pequeñas palmadas en mi espalda.
—No te preocupes, te cuidaré.— Susurró mientras sus fuertes brazos me sostenían.

—Ven conmigo y tendrás todo lo que quieras.

—¿Lo que quiera? — Sus palabras detuvieron mis lágrimas. Sentí una descarga eléctrica, y mi mente se quebró. Desapareció todo rastro de inocencia; aquel dolor dio paso a un nuevo sentimiento que ardió en mi pecho, llenándolo de coraje, odio y muerte.

—Venganza, quiero venganza.— Susurré al separarme de aquel hombre de cabello rubio y mirada imponente.

—¡Ayúdame a encontrar al asesino de mis padres! — Grité furiosa. Él me miró con una enorme sonrisa, parecía orgulloso.

—Lucy Heartfilia, te llevaré conmigo, o debería decir Dark Flame.— Respondió y me llevó consigo.


Sí, yo quería venganza, y la obtendría a como dé lugar.

La vida de una asesina ♦[EN EDICIÓN] ♦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora