Entre sueños y realidad.
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Fueron momentos alegres, al vez teñidos de desesperación por no acoplarse bien el uno con el otro por sus personalidades pero, aún así lo lograron.
Ahí estaba ella, jodidamente hermosa y él con el corazón bombeando desenfrenadamente mientras veía una y otra vez al cura que los casaría.
Marido y mujer.
Suya.
Taiga se veía deslumbrante, su vestido de novia parecía flotar en el aire, su cabellera recogida con mechones sueltos enmarcando de una forma más hermosa su pequeño rostro, sus labios pintados sutilmente de un rosa pálido, sus pestañas negras se veían más largas aún, sus mejillas arrebosadas de un rojizo encantador y sus ojos brillosos.
Hermosa.
Hermosisíma.
Cierto, Ryuji asintio mentalmente, Taiga era la reencarnación de alguna diosa hermosa.
Su pequeño cuerpo parecía más frágil todavía.
-¡Oh! Aisaka esta hermosa -escucho detrás de él, ladeo la cabeza un milimetro y vio a su amigo, que miraba detenidamente a Taiga tras sus gafas.
-Cierto, Kitamura...-su amigo lo miro sonriendo y enarco una ceja. -Te las has perdido, gracias por rechazarla. -susurro confidencialmente mientras sonreía con nerviosismo, Kitamura se sorprendió y luego rio suavemente.
Taiga daba pequeños pasos, sus tacones sonaban a lo largo del camino haciendo un eco sordo, tenía el ramo de rosas blancas en sus manos, el vestido era alborotado, con plieges y más plieges, la mujer parecía envuelta para un regalo y Ryuuji lo agradecio mucho más, porque Taiga era su regalo.
Torcio la boca un poco incomodo escuchado sigue el fondo de la canción que sonaba en la iglesia por la ceremonia de boda, se sentía un poco estúpido...Era porque tal vez había puesto todo su corazón en esa mujer, y tenía un tinte de miedo si pasaran los años pero, no desconfiaria de ella, alzo su mano derecha y envolvio la pequeña mano de Taiga con la suya y la llevo a su lado, le sonrió y ella con timidez hizo lo mismo.
Las palabras del cura resonaban en sus oídos, más aún ellos se miraban, perfonrandose con los ojos y ocultando el brillo de amor que surgía en ellos ladeando la cabeza hacia el padre que los unía en matrimonio.
Taiga miro a su amiga Minori que estaba sentada cerca de Kitamura sonriendo de oreja a oreja, Minori llorando alegremente, ella sonrió.
-¡Besala Ryuuji! -grito la madre de él, empezando a sollozar de alegría, el muchacho se avergonzo y bajo la cabeza para besar a la pequeña mujer que tenía a lado pero ella lo atrajo con fuerza con sus brazos delgados y los unio con más ahínco.
Se vió como Taiga se puso de puntillas todavía cuando Ryuji bajo un poco su estatura, algunos rierón por la escena pero eran risas de alegría no de burla.
Las horas se las paso volando mientras Taiga se movía de un lado para otro escoltado por Ryuuji.
La casa estaba a oscuras, tropezaron algunas veces...
-¿C-Cómo estás? -murmuro Taiga mientras intentaba ponerse de nuevo bien su pelo recogido, Ryuuji le toco la mano con cariño y con su pulgar acaricio su mejilla, soltó la cabellera larga de Taiga entre sus dedos, las hebras de pelo se enredaron entre sus largos dedos.