La desgracia de la familia Pérez

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Karen se despertó sobresaltada; parecía que hacia sólo unos minutos había cenado junto a su hermana y su familia, pero eso había ocurrido hace horas, ya era la mañana y también momento de levantarse. Se vistió y bajó las escaleras hasta llegar a la sala.

Una vez abajo descubrió que la habitación se hallaba vacía, se sentó en uno de los sillones y, de repente, recordó lo que había soñado esa noche: que el transporte que llevaba a su sobrina se incendiaba y ella moría.

Sacudió su cabeza para alejar aquel pensamiento de su mente se dispuso a preparar él desayuno.

Estaba la familia desayunando cuando Natalia habló:

-¿Cómo pasaste tu primera noche después del viaje?-

-No muy bien.- Respondió Karen -Soñé que el transporte escolar de Lucía chocaba y ella moría en el accidente.- Todos la miraron con sorpresa, en especial Lucía, la más pequeña de la familia, quien tenia los ojos como platos.

-Sólo fue un sueño, hija.- dijo Diego -¿Cierto Karen?

-Sí.- Dijo la nombrada -Pero tengo el presentimiento de que va a suceder si se sube al transporte, te recomiendo que no vaya.

-¡Ella va a ir al colegio!- Dijo Natalia enojada y, dirigiéndose a sus hijos, agregó -Ahora apúrense que van a llegar tarde al colegio.-

Dicho esto Nicolás, Diego y Lucía fueron a sus respectivos colegios.

Al mediodía estaba la familia esperando a que llegue Lucía para almorzar, pero ésta no llegaba. Mientras esperaban, Calena encendió la televisión para matar el tiempo y ver las noticias, estaban informando sobre un choque entre un camión de gasolina y un transporte escolar, haciendo que este último se incendiara. Al ver las imágenes del suceso, Calena se dio cuenta de que era el transporte escolar que utilizaba su nieta Lucía. Llamó histéricamente a toda la familia para informarles del hecho. Todos se entristecieron con la pérdida de la niña.

Se lamentaban todos en silencio hasta que la voz de Karen se oyó:

-Les dije que tenía un mal presentimiento, pero nadie me hizo caso-

-¿Quién hubiera pensado que tu sueño se cumpliría?- dijo su hermana -¡Es una idiotez pensar que los sueños se hacen realidad!¡Eso es algo de cuento de hadas!-

-Natalia tiene razón- dijo Diego -fue una casualidad-

-Una muy grande como para ser verdad- dijo Calena -¿No lo creen?-

-La abuela tiene razón.- dijo Nicolás -Es demasiada coincidencia.-

El día transcurrió hasta que cada uno se fue a dormir a su cuarto.

Al otro día se despertó sobresaltada, no podía creerlo, había soñado que a su sobrino Daniel lo mataban en un robo. Así que, al desayunar, igual que la vez anterior, les contó a todos su sueño y le recomendó a Daniel que no vuelva muy tarde.

-¿Otra vez con tus sueños, tía?- Se burló Daniel de Karen -Lo que sucedió ayer fue una coincidencia, nada más. No me va a suceder nada.-

-No sé...- habló su hermano -Fue raro... ¿Y si te sucede algo?-

-¡Nada va a suceder!- dijo Natalia furiosa -Y estoy segura de que eso no va a ocurrir porque Daniel no saldrá, ni siquiera irá a la escuela hoy, se quedará aquí todo él día; y si es necesario toda su vida.-

-Mamá, eso es imposible, hoy tengo un examen muy importante y no puedo faltar.-

-En ese caso- dijo Natalia -yo te acompañaré al colegio.-

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