•Prólogo•

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Harry, como de costumbre, se encontraba trapeando el piso de la sala, ya que anoche hubo una pequeña reunión de Louis y sus amigotes. Bufó. Odiaba tanto a esos imbéciles, siempre jodiendo en donde nadie los ha llamado.

Volvió a bufar cuando encontró una lata de cerveza bajo el sofá, su ceño fruncido un día de estos se quedaría así para siempre, pero realmente poco le importaba, estaba tan cansado y molesto, Louis era molesto.

Su indignación fue mayor cuando encontró una bandera en forma triangular con colores vinotinto y azul que decía F.C. BARCELONA. El maldito partido, el maldito partido que Louis sabía que Harry estaba loco por ver pero que no podría gracias a su ajetreado trabajo. El castaño de ojos azules había prometido que tampoco lo vería, lo grabaría y así podrían verlo juntos. Pero no. Claramente Louis lo había visto anoche con sus amigos. Bastardo.

Harry tenía trabajo, pero igual se encontraba aquí en la sala de su casa, arreglando el desastre de su esposo, porque claramente él no lo va a hacer. Eran las ocho de la mañana apenas, y su trabajo era a las diez, pero de igual forma el rizado se levantaba temprano para arreglar todas las cosas, las cosas que Louis podría arreglar con total facilidad sino fuese un bueno para nada. Otro bufido más a su lista. ¿Cuántos años de cárcel obtienen los asesinos? Porque en serio estaba planeando matar a Louis.

Escuchó un bostezo y pasos bajando la escalera -Buenos días.- era la voz dormida de Louis.

Harry apenas le miró, aún recogía su desastre -¿Te divertiste anoche?- preguntó con tono bastante molesto.

Louis sonrió inconsciente de los problemas que le venían -¡Sí! Diablos, debiste ver ese partido, fue fenomenal, el mejor que he visto en años, un partido q-

El rizado lo interrumpe -Un partido que dijiste que veríamos juntos.-

El de ojos azules aprieta sus labios dejándolos en una línea fina -Lo siento.-

Bufa -Siempre lo sientes.-

Rueda los ojos -Vamos, Harry. Llegaron Stan y Oliver con cervezas y bolsas de Doritos, debes entender que eso es una gran tentación.-

-Louis, cuando una persona hace una promesa, lo hace para cumplirla. A menos que haya estado equivocado toda mi puta vida, creo que para eso son las promesas.- Harry está molesto, pero no es sólo el partido, que es una de las mierdas que menos le importan en este momento, él quiere que su esposo deje de dejarlo a un lado cada vez que puede porque, mierda, eso le duele.

-Amor, grabé el partido para ti. Sólo debes presionar el menú de la compañía de cable y...-

-¡Dijiste que lo veríamos juntos!- exclama -¡Me importa una puta mierda el partido! Siempre haces lo que te viene en gana, cambias nuestros planes a tu antojo y muy pocas veces me incluyes.-

El rizado ha tenido suficiente, apenas y son las ocho y treinta y ya quiere arrancarse todos los pelos de la cabeza, pero Louis no puede entenderlo, ni siquiera entiende por qué está tan molesto, es decir, es sólo un pequeño error.

-Harry, tú siempre estás en el trabajo, ¿Qué esperas? ¿Que me quede esperando tu regreso a las dos de la mañana, sentado en la cama con una taza de té en mis manos porque no puedo dormir sin ti?- pregunta incrédulo -No gracias, esa etapa de mi vida ya la pasé.-

-¿Ahora es mi culpa que siempre me dejes de lado?- pregunta con el ceño fruncido -¿Quieres que deje mi maldito trabajo? Puedo hacerlo si quieres, Louis, y luego de eso podemos hipotecar el balón de fútbol firmado por Messi que te traje de mi viaje a Argentina, también hipotecamos la casa y tu trasero también. Porque claro, no tendremos ni en qué caernos muertos.-

Louis lo mira con un semblante totalmente indignado -¡No quieras hacer ver como que eres el único que aporta algo a esta casa! Yo también trabajo, que tu sueldo sea mayor no quiere decir que el mío no valga la pena.-

-¡Lo siento! Pero creo que con tu sueldo como profesor de secundaria no podrías mantener todos tus caprichos.- escupió con desprecio.

-¿Mis caprichos?- le miró desafiante -¿Hablas de todos esos bonitos trajes de Gucci? ¿O de todas esas chaquetas de Yves Saint Laurent?-

-¡Ya he tenido suficiente!- gritó -Puedes irte a la mierda.-

El rizado iba subiendo las escaleras echo una furia cuando escuchó aquellas palabras que calaron en lo más profundo de su alma.

-Quiero el divorcio, Harry.-

Y dolía, porque Harry seguía amando a Louis, pero era tan irritante a veces.

Y Louis no estaba mejor, porque aunque le haya dicho esas palabras a Harry, le había dolido decirlas y no sabía si en realidad las sentía.

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Confieso que este es mi nuevo proyecto. Que se llama "Expediente #505: Un matrimonio fallido". Se me ocurrió cuando estaba cachifeando en mi casa (limpiando pues) y luego me imaginé a Harry coleteando (pasando trapeador(?)) y bueno me dio risa y luego salió esto.

Espero que les guste, voten, comenten, y toda la cosa loca.

Besitos ricos.

- Fer xx

Expediente #505: Un matrimonio fallido [Larry Stylinson]  {{TERMINADA}}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora