Capitulo 25

5.1K 319 12
                                    

Dulce miraba el televisor en compañía de su hijo, esperando finalmente verlo quedarse dormido como era usual en el cada que reía demasiado con alguna de sus caricaturas preferidas. Hasta qué sus conjeturas se hicieron realidad, tomó el móvil que guardaba en su bolso y telefoneo a su amiga Sofía que ahora vivía felizmente casada en Los Angeles. Lugar donde se había establecido con Brandon y tenían un pequeño negocio familiar.

- Hola, Sofía. Disculpa que te interrumpa sólo quería avisarte que acabamos de llegar por la mañana, imagino que interrumpí tu sueño. Pero quería avisarte, ya le mande mensaje a mi madre también –la saludo sin dejar de quitarle un segundo la mirada al angelito recostado sobre el sofá.

- Hola Dulce, no te preocupes no me molestaste. Apenas hace un rato termine de leer un libro y empezaba a cerrar los ojos. Me alegró que hayan llegado bien, pero pensé que para este momento estarías con Daniel –opino Sofía.

- Si así debía ser, pero el sugirió que me quedara con Camilo. Tu sabes como lo aprecia y lo mucho que le preocupa su bienestar.

- Si lo conozco bien, en serio Dulce, aún no comprendo como es que no te has dado la oportunidad de casarte con el, si han compartido tanto juntos –Dulce recordó aquella ocasión en la que Daniel rozó sus labios por primera vez y sintió el amor tan grande que le profesaba. Pero pese a todo eso, su corazón continuaba en el mismo lugar de antes. A veces se odiaba por no tener la capacidad de cambiar las cosas.

- Ayer en el avión, le prometí que al volver a Toronto. Nos casaremos –confeso logrando que su amiga lanzara una carcajada de felicidad al teléfono.

- ¿Lo dices en serio?

- Más en serio de lo que hablado en toda mi vida, como bien dices, el matrimonio es el único paso que nos hace falta dar. Después de todo, Daniel ha sabido ser un excelente padre para mi hijo, y le estoy plenamente agradecida por eso. Además lo quiero. Siento un cariño muy especial hacia el –aseguro sintiendo que en verdad apreciaba a su novio.

- Que bueno, te felicito por eso. Entonces en cuanto vuelvan les prepararemos algo muy especial aquí en el restaurante. Así qué apresúrense a terminar sus asuntos.

Dulce también se preguntaba en ocasiones acerca de la posibilidad de algún día volver a saber de Ricardo. Tal vez el ya había vuelto a rehacer su vida.

A escondidas de los demás le había seguido el paso y lo último que supo gracias al internet, fue que adquirió una nueva compañía. Seguramente había pagado millones para que nadie supiera cual, porque el artículo no lo revelaba.

Y es que de tan importante y exitoso que era, seguro tenía que andar bien custodiado para no ser presa de secuestros o algo por el estilo. Para Dulce era difícil apartarlo de sus recuerdos, mucho más cuando Camilo, su hijo, (a quien había decidido nombrar así en memoria a su abuelo paterno, que ella no conoció pero que por voz de Daniel supo había sido un buen hombre, lo hizo) Le recordaba mucho a Ricardo, entre más tiempo pasaba, el niño se parecía más a el.

Tenía sus ojos, el color y el estilo de su cabello. A veces incluso afloraba un poco un lado arrogante y obstinado que la sorprendía. Era cómo sí su castigo por alejarlo de su verdadero padre, hubiera sido ese, tener que revivirlo en su hijo.

Recordando esa dolorosa decisión y el daño sucedido en el pasado, le vino a la mente también las veces en que Camilo le había cuestionado sobre su padre. Ocasiones en las cuales ella soló le alegaba que este había muerto. Lo bueno de todo, es que el pequeño consideraba a Daniel como tal y le tenía mucho afecto.

Será un excelente padre para ti, pensó mientras contemplaba la figura acurrucada de su hijo.

:::::::::::::::::::::::

Dulzura Destruida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora