Por octava vez en lo que iba mañana mi alarma me sonó anunciando que ya era tiempo de levantarme, sin embargo, el sueño que poseía era muchísimo más fuerte que mi fuerza de voluntad en este momento. Volví a retrasar la alarma mientras me acomodaba en mi cálida y cómoda cama con intención de volver a dormir.
-¡Vamos Abadón!- La voz chillona y el acento latino de mi madre llenaron mis oídos irritándome y poniéndome de mal humor debido a su tono de voz y como mal pronunciaba mi nombre. Sentí como se abría paso por habitación para así abrir las cortinas y dejar que la luz solar se colara en esta. –Levántate que Din está por llegar.- Anunció esta intentando pronunciar el nombre "Dean", pero falló en el intento. Mi madre provenía de un pequeño país ubicado en América Latina por ende ella no era la mejor en la hora de pronunciar nombres.
Intentando dejar la pereza de lado y reuniendo toda la fuerza de voluntad, me levante de la cama y me dirigí hasta el baño para así poder bañarme. Sin duda alguna haberme dormido a las 5:30 de la madrugada fue la idea más estúpida que había tenido pero de cualquier manera no hubiese podido dormir sin saber si Robb Stark finalmente lograba vengar la muerte de su padre y lograba vencer a los Lannister.
Luego de treinta minutos me encontraba bajando las escaleras de mi casa para así encontrar a mis madres desayunando junto a Dean, murmuré un simple "Buenos días" mientras caminaba para servirme un vaso de agua. Observé apoyada en la encimera la animada conversación que Dean y mis madres poseían, sin embargo, no me sentía con demasiadas ganas de ser partícipe.
—Dean.- Alcé mi voz con intención de que me prestaran atención. —¿Podrías ir a dejarme?, se me está haciendo tarde.- Reclamé.
—Ok. Dame un minuto.- Dijo este mientras le daba el último sorbo a su café y se echaba a la boca el pedazo más grande de brownie que había. Dean estiró su pulgar en señal de que ya podíamos irnos, sin embargo, dos segundos después abrió su boca llena de chocolate y balbució algo sobre el almuerzo. Sin nada más que agregar este se levantó y besó a Charlie, mi madre, en la frente.
—¡CERDO!- Gritó esta mientras se limpiaba el resto de chocolate que Dean había dejado en su frente, la risa del castaño retumbó por el lugar mientras se acercaba a Sara para despedirse.
Mi familia estaba lejos de ser normal, es decir, la mayoría de las personas poseen un padre y una madre, pero yo no... Yo tengo dos madres. Sara y Charlie comenzaron su romance cuando estaban en la universidad y producto de eso salí yo: El fruto de una inseminación artificial.
—¿Qué hiciste anoche?- Le pregunté curiosa al castaño quien se encontraba en el asiento del piloto. Su vista se despegó de la calle para así posar sus ojos verdes en mí, una de sus cejas se arqueó ligeramente mientras su boca se doblaba en una sonrisa lasciva, sin despegar la vista de mí dirigió su mano se dirigía hasta la radio de su auto.
Night Moves de Bob Seger llenó el silencio que se había producido en el Chevy mientras Dean cantaba en respuesta a mi pregunta:
—She was a black haired beauty with big dark eyes and points all her own sitting way up high, way up firm and high. Out past the cornfields where the woods got heavy, out in the back seat of my '67 Chevy.- Cambió el final de la letra por el año de su propio auto.
Mi mirada se volteó hasta el asiento trasero del auto y mi cara se contrajo en una potencial mueca de asco.
—Por favor dime que no usaste mi manta.- Le dije rezándole al Dios de la Luz para que Dean tuviera un poco de decencia y no hubiese tocado la manta que utilizo en todos nuestros viajes juntos.
—Oops.- Dijo este mientras me sonreía mostrándome sus dientes blancos en una clara señal de burla contra mi persona.
—Ew. Ew. Ew.- Chillé de manera escandalosa. —Te la regalo, quémala, deshazte de ella.- Exclamé con desagrado puesto que no quería arroparme en mi ex amada manta la cual ahora se encontraba llena de fluidos corporales de Dean y cual fuera la zorrita con la cual se acostó anoche.
Dean contestó a mi petición con una risa energética mientras volvía a fijar su mirada en mí.
—Te compraré otra, deja de llorar.- Me anunció él, rodé mis ojos de manera dramática y automática al escuchar su comentario. Mis manos se dirigieron a la guantera del auto y saqué el caset que tenía la función de ser a la vez cable auxiliar puesto que el muchacho que me acompañaba se rehusaba completamente a modernizarse, de hecho, él no escuchaba nada más que no sea de los años '80 y '90. Conecté mi celular y coloqué Flawless de The Neighbourhood. —Hey. Hey. Hey.- Habló rápidamente, luego de percatarse de lo que yo había hecho. —El conductor designa la música, el copiloto cierra el agujero de pasteles.
—Me lo debes, así que cierra la boca.- Le hablé victoriosa.
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Efímero
Teen FictionA final de cuentas siempre tuve razón, él jamás podrá amar a la hija de alguien.