«Incluso si he perdido todo, no puedo volver atrás. No fui capaz de proteger algo preciado para mí. Mis labios no son capaces de pronunciar ni una palabra. No he sido capaz de detenerte.»
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«Si eso es lo quieres, que así sea».
Esa frase le había dicho mucho más de lo que imaginó. Lo había visto partir sin dedicarle una mirada.
¿Acaso solo fue una más en su vida?
Caminaba sin mirar a dónde se dirigía. Solo obligaba a sus pasos a seguir. No sabía si iba en la dirección correcta, no estaba segura si iría a casa o simplemente ir a un lugar lejos.
Era incapaz de derramar una lágrima. Solo... ella se encontraba inmersa en un mar de pensamientos dispersos. Unos buenos, y otros malos.
Parpadeó un par de veces y pudo sentir como pequeñas gotas de lluvia comenzaban a caer.
Extendió el brazo con la palma de su mano al aire.
Sí, así lo había conocido. Y así le había dejado partir.
¿Qué podía decirle? ¿Qué argumento sólido le hubiese servido para retenerlo?
¿Qué lo amaba? ¿Qué en verdad lo amaba y por eso seguiría en las penumbras de sus días?
No. No era lo correcto, no era sano seguir esperando en las sombras, tenía derecho a tener un noviazgo como cualquier otro, aunque, no con cualquiera. Lastimosamente solo tenía ojos para él desde que le conoció.
La lluvia comenzó a caer torrencialmente sobre ella. Humedeció todo a su paso.
¿Podría la lluvia llevarse los sentimientos hacía él también?
En verdad deseaba borrarlos. Sin embargo, otra parte de su ser estaba en contra.
Dejó caer su brazo y parpadeo algunas veces intentando regresar a la realidad. Inconscientemente sus pasos le habían llevado al lugar dónde le conoció.
Frente a ella, las escenas de aquel día se mostraron tan nítidas que parecía que había sido ayer.
«Me gustas. »
Articulo el chico a su costado.
Ella abrió los ojos sorprendida. Su confesión le había dejado sin palabras. No se lo esperaba. Después de todo ella no era más que una simple chica, común y corriente. Jamás estuvo detrás de él y pocas veces le dedicaba una mirada. Solo con tenerle en su mente era más que suficiente para ella.
Quizá eso fue lo que le motivo a buscarla. Lo conocía sí, no había alumno que no le conociera. Pero nunca le dedico más que una que otra mirada a escondidas, nada más.
