Allen se encontraba ante una batalla interna. ¿Era eso correcto? Quizá había otra salida, o quizá no; lo hacía por su amigo. Después de todo ¿quién iba a pagarle al detective? El maldito cobraba más que ningún otro por horas.
Salió de la universidad. La tarde era gélida y amarilla, los autos aparcados en las aceras grises, los ojos desconocidos que ignoraban su rumbo eran cómplices prima facie de su decisión, sus descuidados amigos estarían tomando cerveza en el bar de mala muerte al lado de su apartamento.
Se paró un momento y respiró. Estaba ya ante la puerta del motel, sesenta segundos antes de la hora acordada. Echó un último vistazo a los arboles del terreno baldío. A lo lejos las casas le daban las espalda, las ventanas acusadoras no brillaban para el sol enrojecido como los placeres mal sanos que trascendian sus hedores en ese lugar.... "para los jovenes la felicidad es un putiadero... " eso no era cierto, al menos para él.
Su teléfono vibró. "te estoy esperando, querido, habitación 406"
Suspiró. Como autómata ingresó y caminó por los pasillos rojos hasta que el número que tenía en su memoria coincidió a sus ojos...Entró.
Lóbrego cuarto de hotel, cortina cerrada, millonario cuarentón semidesnudo, contextura cual Tom Cruise, fajo de billetes en la mesa de noche.
Era en cierto modo hilarante, el hombre de cabello cobrizo y descuidado lo miró extasiado y retador, aún usando algo parecido a una tanga.... Eso sólo lo hacía ver más grande de lo que ya era... Allen se río de sí mismo, estaba en un lío enorme.******************
Bieeen esta historia necesita más lemon ^ω^ porfa esperen el próximo capitulo para saber qué será del pobre Allen (º ロ º๑)