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Me levante temprano para ducharme y sacar la sangre seca de mis piernas. Mi madre todavía no se había levantado pero al escuchar la ducha vino a preguntarme si me pasaba algo, le dije que tenia calor.

Cuando ya estaba mas tranquila y despierta me puse a analizar lo que sucedió anoche, el miedo se apodero de mi, no sabia como reaccionar pero me decidí a evitarlo, si no salgo es posible que no lo vea, salvo que mi mama lo contrate para arreglar algo otra vez, lo cual puedo evitar.

Mi madre se despide y se va a trabajar, me recuesto en el sofá viendo al techo deseando que se derrumbe. Mientras fantaseaba con mi aplastamiento escucho el timbre, me veo al espejo, fatal como siempre, me pongo mi pantuflas rosas y abro la puerta pensando que es el hombre que entrega el periódico pero no. Me lo tuve que haber esperado con la suerte que tengo.

- Hola - me dijo con esa sonrisa tan distinguida.

Era él otra vez, lo mencionaría por su nombre pero a estas alturas me doy cuenta que no se como se llama.

-  ¿ Me dejas pasar ?

- Mi madre no esta.

- Te vengo a ver a vos - me mira sin entender mucho.

Pensé que iba hablar con ella de lo sucedido, me alivie por eso pero seguía nerviosa. Lo deje pasar, se sentó en el sofá.

- ¿ Cómo te llamas ? - le pregunte.

- Es verdad - se ríe - hasta ahora nunca nos habíamos presentado, mi nombre es Tadeo Sanz.

- El mio es Hada Murillo - me extendió la mano y la estrechamos burlonamente.

El miedo y los nervios desaparecieron cuando me comenzó a contar sobre él, vivía con sus abuelos, se mudo hace dos meses por eso no lo tenia en cuenta, esta estudiando diseño gráfico mientras paga la universidad con el dinero que gana en el supermercado.

Se me quedo viendo detenidamente.

- ¿ Que pasa ? - le pregunte nerviosa.

- Me encanta como tu pelo castaño combina con tus ojos color miel.

Nadie nunca me había dicho que algo de mi le gustara, me puse roja de la vergüenza pero estaba feliz, sonreí.

- Al fin me dejas ver tu sonrisa.

Me puse mas roja de lo que estaba, mi cara quemaba peor que el de una llama. En mi mente no podía caber la idea de que un chico buenísimo me estaba hablando y es mas estaba con él en mi casa a solas, pero luego caí a la realidad, no era posible que alguien como Tadeo Sanz se fijara en mi.

Ama Cada Extremo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora