La lluvia seguía en aquella área aunque ya no era una tormenta sino que una llovizna ligera. El cielo estaba despejado y las estrellas se empezaban a dejar ver, dando un espectáculo. La noche caía, fría.
Alan estaba cansado y decidió tomar una siesta; parecía ser que Ana y Abraham tenían muchas cosas que contarse entre ellos, se instalaron en la cola del avión con cobijas y un colchón que Alan y Karen encontraron tiempo atrás. Y en la cocina improvisada se llevaba acabo una charla...
- No esperaba su reacción de enojo. Cuando dijo que necesitaba pruebas...
- No, yo tampoco. Ella es así, impredecible.
- Al final pareció encantarle, mírala. Como si hubiese encontrado su tesoro.
- Lo encontró, bueno, lo encontramos. No sabes cuánto tiempo lo estuve buscando, Karen.
- ¿Cómo? ¿Lo buscaste después del estallido?
- Después del estallido y unos seis años más. Para eso viajaba, únicamente quería encontrarlo, sin embargo al mismo tiempo perdía a mi hermana pues la dejaba sola en el refugio. Luego me di cuenta de que no podía yo solo y perdí la esperanza cuando encontré El Muro. Por eso cambié mi perspectiva: ya no salía todos los días a buscarlo a él, salía todos los días buscando una forma de escapar -. Termino la frase con un suspiro, no estaba seguro de que fuese buena idea haberle contado aquello tan íntimo a la chica que apenas conocía.
- Y ella no tiene idea, Isaac. Necesitas decírselo.
- Abraham ya lo habrá hecho...- se quejó encogiéndose de hombros, indiferente.
- ¡NO! no lo ha hecho porque te corresponde a ti. Si tú no se lo dices terminaré haciéndolo yo.
- Conmigo no juegues Karen, terminarás perdiendo.
- ¿Quieres apostar?- le sostuvo la mirada desafiante. Isaac era listo, valiente, fuerte, hábil y podía ser muchas otras cosas pero también era obstinado demasiado obstinado.
- No, no apostaría contigo -. Se rindió dirigiendo su mirada a su derecha, donde se encontraba el pasillo que dirigía a la puerta.
- Me lo imaginaba - dijo un tanto decepcionada quitándole la mirada de encima.
- Te confesaré algo - murmuró Isaac mirándola y llamando su atención, justo lo que quería- pero no aquí- y mencionado eso se dirigió a la puerta- ¿me haces el honor? - hizo un ademán señalando el dispositivo de seguridad a Karen.
- Lo dices porque no tienes idea de cómo abrir- manifestó burlona mientras separaba el dispositivo de la entrada- ya está.
Ambos salieron del avión sin ser vistos, Karen subió por el costado de éste y se sentó dejando caer sus piernas, Isaac se dio cuenta que dónde se hallaba sentada era anteriormente el ala izquierda.
- ¿Vas a venir o que? - cuestionó ella, el chico no tardó en llegar a su lado aunque con mucho esfuerzo por su pie. Comenzó a relatar su historia, la historia que nadie conocía.
- Promete que escucharás cada detalle que mencione y no me interrumpirás. Porque sé que esto te causará muchísimas dudas, y quizás sean las mismas que yo tengo así que no tiene caso formularlas ¿si?
- Claro, lo prometo.
- Bien, sé que dije que hace unos cuatro meses fue mi última visita hacia el Este. Pues mentí. La verdad es que mi última visita al Este fue hace apenas dos semanas pero no llegué hasta El Muro es más, ni a la mitad del camino. La razón la sabrás aunque no ahora.
ESTÁS LEYENDO
Si tú vas, yo también
AdventureLa Zona. Más de 90 kilómetros a la redonda de lo que fue el estallido del rector. Isaac, un SOBREVIVIENTE, creía que estaban solos, él y su pequeña hermana, pero se equivocó. Su objetivo estaba claro al inicio: buscaba algo, algo que le había si...