Maldita y helada locura .Parte 3

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En sus ojos pude ver el miedo y la desesperación. Y también el reflejo de sombras y formas, para mí apenas imperceptibles, que nos rodeaban a ambos.

Quemada en el suelo, seguía toda la impureza que antes la oprimía. Cada vez aquella ceniza e icor alquitranado se arremolinaban más rápidamente a nuestro alrededor.

Ella se aferró a mi brazo, temerosa, y puso su cabeza sobre mi pecho. Lo que en aquel momento me excitó tremendamente. Pero no era tiempo para dejar que mis instintos más bajos me costasen la vida. Es decir, la inmortalidad de soñador.

En un acto desesperado, exploté mi mayor capacidad destructiva, enzarcé todo el suelo a 2 metros a nuestro alrededor, liberando todas las zarzas de mis negras venas.

Pero aquel icor negro y vivo, mezclado con sus propias cenizas penetró por mis zarzas, apenas dándome tiempo a ordenarles volver a mí. Y con ellas, aquellos venenos, aquellas miasmas, se introdujeron en mi interior.

De un salto, la olvidada se apartó de mi lado. Y gritando y llorando desesperada dijo:

-¡Perdóname!. Yo no quería esto. No sabía que te cogería a tí....Perdóname-

Por un momento la maldije para mis adentros. Pero después pensé que realmente no era culpa suya. Ella sólo deseaba escapar de aquel horror desconocido que ahora me invadía a mí...Y en un acto de altruismo absolutamente extraño en mí le grité:

-¡Déjate de lamentos y corre!. Ya no está en tí. ¿¡No es lo que querías!?. Lárgate!-

Ella titubeó un momento, pero después entró en razón, dejando a un lado sus nervios. Me tiró un beso con la mano y me hizo una señal de agradecimiento. Después estiró los brazos hacia el vacío sobre el que flotaba el Alto Letargo, las tierras de los abshoêt. Y pude ver cómo en su pecho perfecto brillaba una estrella fría y azul, cuya energía fluía vistosamente por las venas de todo su cuerpo. Y como una centella ascendió hacia las tierras donde es placentera la estancia y los soñadores disfrutamos de la plenitud de nuestras fuerzas....Mientras yo luchaba contra esta maldición que aquella zorra me había cedido, como si de una enfermedad venérea se tratase....

Esperaba que si aquello era realmente un ser vivo, se desharía en mi ácida y amarga sangre, como le ocurría a casi cualquier patógeno que tuviese la mala suerte de intentar infectar a uno de los nuestros. 

Pero aquello iba ganando la batalla. Notaba como inmobilizaba cada vez más partes de mi cuerpo.

Y una vez y otra me preguntaba:-¿cómo puede una enfermedad de ningún tipo vencer a alguien que ya ha vencido a la putredumbre y la muerte?-

Y unas palabras azotadas en mi carne y en mis venas respondieron a aquello con gritos en mi interior:

-Nosotros no surgimos para ser vencidos por nadie-

Y como si me hubiesen alcanzado un centenar de rayos, el dolor estalló en mí, haciéndome caer al suelo inconsciente en aquel desolado lugar en la pesadilla inferior, odioso lugar de condena para los míos. Lugar sin esperanza y asesino de los sueños que nos alimentaban....

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2012 ⏰

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